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Metadatos ocultos: guía para leer la ‘historia invisible’ de imágenes, audios y documentos

Acceder a esta información de un archivo permite determinar su autoría, rastrear modificaciones y aportar evidencia en investigaciones

La ministra de Sanidad, Mónica García, entregó el 10 de septiembre de 2025 a los líderes del PP y Vox, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal, un informe sobre la situación sanitaria en Gaza. El documento, elaborado por el médico de urgencias y anestesista Raúl Incertis, incluye decenas de fotografías tomadas durante su labor en la Franja. Incertis explicó a García que conservaba las imágenes originales con sus metadatos, un detalle clave para verificar su autenticidad. Un argumento que también ha utilizado frente al que llama de “negacionistas de lo que ocurre en Gaza”.

Los metadatos no sólo informan de dónde, cuándo y con qué cámara se tomó una fotografía. También pueden ser determinantes en otros casos. En las últimas oposiciones de RTVE, un examen fue cancelado por una filtración: el nombre de un miembro del tribunal designado por UGT aparecía en los metadatos del archivo difundido. Asimismo, la Guardia Civil realizó un análisis de metadatos de los audios de Koldo García que incriminan a los exdirigentes del PSOE José Luis Ábalos y Santos Cerdán para determinar si habían sido manipulados.

EL PAÍS ha contactado con cuatro expertos para explicar para qué sirven los metadatos y cómo leerlos.

¿Qué son los metadatos?

“Los metadatos son, en esencia, ‘datos sobre los datos’. Es decir, información que describe un archivo, pero que no forma parte de su contenido visible”, explica Fernando Suárez, presidente del Consejo General de Ingeniería Informática. Desde el gabinete judicial Berman, especializado en análisis de metadatos, los describen como “el ADN técnico de cualquier documento digital”.

En ellos, queda registrada la historia invisible del archivo: “Cuándo se creó, con qué se generó, quién lo editó, qué dispositivo se utilizó e incluso, a veces, dónde se encontraba el autor en ese momento”. Los metadatos pueden encontrarse embebidos en el propio archivo o almacenados externamente. Por ejemplo, en un sistema operativo o en ficheros de acompañamiento. “La diferencia es importante: los embebidos viajan con el archivo, los externos no”, explican desde el gabinete judicial.

¿Qué tipos de metadatos existen?

Desde Berman diferencian tres tipos de metadatos. Los técnicos se generan automáticamente y muestran información sobre el archivo: tipo, tamaño, formato de compresión, resolución y las fechas en las que fue creado, modificado o abierto. En el caso de fotografías, puede aparecer el modelo de cámara, el objetivo, la distancia focal, el tiempo de exposición, el modo de disparo e incluso la posición GPS del fotógrafo.

Por otro lado, están los metadatos descriptivos o editoriales. Son los añadidos por el autor o el software y sirven para describir el contenido. “Suelen contener título, descripción, autor, copyright, palabras clave, créditos, condiciones de uso y campo de ‘fuente digital’ (Digital Source Type), que se usa para indicar si el contenido fue generado por una cámara, escáner o por un algoritmo de inteligencia artificial”, explican.

El tercer tipo de metadatos al que se refieren desde Berman son los de gestión y procedencia. Incluyen identificadores únicos, información sobre software de edición, versiones, tiempos de trabajo y credenciales firmadas que permiten seguir la trazabilidad del archivo. “Algunos contenidos digitales incorporan un nuevo tipo de metadatos llamados manifiestos de procedencia, desarrollados bajo el estándar C2PA (Coalición para la Procedencia y Autenticidad del Contenido), que permiten registrar de forma segura el origen y las modificaciones de una imagen o vídeo mediante firmas digitales”, explica Suárez.

¿Para qué sirven los metadatos?

Leer los metadatos puede ser útil para muchos propósitos, como señala Miriam Puente, técnico de conocimiento y concienciación para la ciudadanía del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE): “Desde la organización cotidiana hasta investigaciones legales o análisis de datos avanzados”. Por ejemplo, una investigación reveló que los pliegos de tres concursos públicos incluían al ganador en los metadatos antes de adjudicarse: se detectaron anomalías en al menos una convocatoria de RTVE, otra del Ministerio para la Transición Ecológica y una tercera de un consorcio catalán de hospitales, cuyas concesiones fueron hechas entre 2018 y 2020.

Los metadatos permiten organizar y localizar documentos, controlar versiones y autoría, rastrear revisiones o identificar quién creó o editó un archivo. En el ámbito legal y de la ciberseguridad, son una herramienta clave para el análisis forense digital, ya que pueden revelar el origen, las modificaciones o la ubicación de un archivo, además de contener información de geolocalización.

Como destaca Puente, revisar los metadatos también es útil para identificar información sensible que podría revelarse accidentalmente al compartir un archivo, sobre todo en los entornos corporativos. “Eliminando estos metadatos antes de compartir, se puede proteger la privacidad y evitar fugas de información confidencial”, explica.

¿Cómo se leen los metadatos de un archivo?

Josep Albors, director de investigación y concienciación en España de la empresa de ciberseguridad ESET, explica que el proceso para leer metadatos puede ser “más o menos sencillo”. Es algo que depende del “tipo de metadato al que queramos acceder y el fichero del cual queramos extraerlo”. Suárez considera que cualquier usuario puede consultar los metadatos básicos de un archivo sin herramientas espaciales.

En Windows, se puede acceder a los metadatos de imágenes y otros archivos haciendo clic derecho sobre el archivo y seleccionando “Propiedades” y después “Detalles”. Allí aparece información básica como el modelo de cámara, las fechas de creación o modificación, las dimensiones y el autor. En la aplicación Fotos de Microsoft, es posible pulsar el icono “i” para ver detalles técnicos adicionales.

En ordenadores con el sistema operativo macOS, basta con seleccionar el archivo en el “Finder” y presionar “⌘I” (obtener información). Para fotografías, hay que pulsar en “Vista Previa”, ir al menú “Herramientas” y seleccionar “Mostrar Inspector” (⌘I) para revisar las pestañas “EXIF” e “IPTC”, donde se muestran los datos técnicos y de autoría. En la aplicación Fotos, al pulsar “i” se visualizan detalles como la hora, la ubicación y la cámara utilizada.

En móviles, el proceso también es sencillo. En terminales con el sistema operativo iOS, dentro de la app Fotos, basta con deslizar hacia arriba o pulsar “i” para ver la ubicación, el modelo de cámara y la hora exacta. En Android, desde Google Fotos, al pulsar en los tres puntos de opciones o en “i” se muestran datos como la resolución, el tamaño del archivo, el modelo del dispositivo y, en algunos casos, la información GPS.

En documentos de texto o PDF, depende del programa. En Microsoft Office, se accede a la sección de información del “archivo”, luego a “propiedades” y a la opción de “comprobar si hay problemas” para inspeccionar el documento y gestionar sus metadatos. En el caso de un PDF, se puede usar “Vista previa” en macOS. En Adobe Acrobat, hay que entrar en “propiedades” y revisar las pestañas de “descripción” o “metadatos avanzados” para consultar la información técnica y de autoría.

¿Qué herramientas existen para leer metadatos?

“Para un usuario medio generalmente es bastante sencillo acceder a los metadatos básicos. Sin embargo, para ver los más detallados, a menudo se necesita software especializado o pasos adicionales”, explica Puente. Hay varias herramientas para ver y gestionar metadatos de fotos, vídeos y otros archivos, como señalan desde el gabinete judicial Berman. ExifTool es una herramienta “extremadamente completa” y utilizada principalmente para imágenes. Mientras que herramientas como MediaInfo muestran detalles técnicos de vídeos y audios, pdfinfo sirve para obtener información técnica y metadatos de archivos PDF. Otras como ExifCleaner pueden borrar metadatos sensibles.

Además, algunos sistemas permiten comprobar si un archivo ha sido alterado, usando verificadores públicos de Adobe o la Coalición para la Procedencia y Autenticidad del Contenido. “Existen visores específicos como Verify, desarrollados por la Iniciativa de Autenticidad del Contenido, que permiten comprobar si el contenido ha sido firmado digitalmente y si esa firma sigue siendo válida”, afirma Suárez.

Albors advierte que hay que tener cuidado con algunas herramientas de terceros y webs online que permiten extraer los metadatos porque algunas podrían estar recopilando información confidencial. Si se tiene cualquier duda sobre ciberseguridad relacionada con los metadatos de un archivo, es posible contactar a la Línea de Ayuda 017. Se trata de un servicio gratuito y confidencial en el que especialistas en la materia atienden consultas de ciberseguridad los 365 días del año.

¿Qué no pueden mostrar los metadatos?

“Los metadatos ofrecen una radiografía técnica y administrativa del archivo, pero no una visión completa del contexto humano, subjetivo o histórico que rodea su creación y uso”, explica Puente. Entre la información que los metadatos no pueden revelar, menciona el significado o la intención del contenido: “Pueden decirte quién escribió un documento o cuándo se tomó una foto, pero no te cuentan qué quiso decir realmente el autor con una frase concreta o qué emociones pretendía transmitir con esa fotografía”.

Como señala Albors, los metadatos por ahora no pueden confirmar si un archivo fue creado por inteligencia artificial, a menos que esa información esté claramente indicada en el propio metadato. “Los generadores como Midjourney o Stable Diffusion dejan rastros en los campos ‘Software’, ‘CreatorTool’ o ‘DigitalSourceType’”, explica Berman. Sin embargo, esos rastros pueden borrarse. El experto asegura que el futuro apunta hacia la estandarización mediante C2PA: un sistema de firma y registro de procedencia apoyado por empresas como Adobe o Microsoft que permitirá comprobar si una imagen, vídeo o documento fue capturado, editado o generado artificialmente.

¿Pueden borrarse los metadatos?

Hay que tener en cuenta que los metadatos pueden borrarse o modificarse mediante herramientas específicas o programas de edición. Como explica Albors, “no siempre se puede eliminar toda la información debido a que algunos archivos tienen metadatos distribuidos en diferentes capas”. Puente aclara que “si los metadatos simplemente se borraron, lo único que notarás es que la información ya no está ahí cuando intentes consultarla”. Si falta información básica que debería estar —por ejemplo, una foto sin datos de cámara—, “esto podría generar sospechas de manipulación”.

Suárez aconseja sospechar de fechas incoherentes —una foto “tomada” después de ser editada—, zonas horarias imposibles, modelos de cámara inexistentes o coordenadas GPS que no se corresponden con las condiciones de luz o clima del lugar. En el caso de los vídeos, el experto explica que los campos “Writing library” o “Encoded by” pueden revelar si el archivo fue renderizado con un programa de edición profesional, lo que sugiere que ha sido modificado. En algunos casos, detectar una modificación o alteración de los metadatos puede requerir el uso de software forense y conocimientos tecnológicos avanzados.

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