Los ecologistas denuncian el “gran impacto medioambiental” de los centros de datos de Amazon en Aragón
Varias organizaciones presentan alegaciones al proyecto de ampliación de las infraestructuras de la tecnológica al considerar que el consumo eléctrico y de agua superará las previsiones en la primera acción coordinada de este tipo
La ampliación de los tres centros de datos de Amazon en Aragón tendrá un “fuerte impacto en el medio ambiente” que puede causar estragos en la región y que no queda debidamente reflejado en la documentación tramitada por la tecnológica al Gobierno de Aragón. Así lo aseguran un grupo de organizaciones ecologistas en las alegaciones presentadas ante el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) acerca del proyecto, que tiene el estatus de Proyecto de Interés General de Aragón (PIGA), lo que ha agilizado los trámites y permitiría acometer expropiaciones de terreno si fuera necesario. El escrito, al que ha tenido acceso EL PAÍS, argumenta, entre otras cosas, que las promesas de empleo no son creíbles, que el consumo eléctrico de estos centros de datos superará la capacidad energética actual de Aragón y que su alto consumo de agua (usada en la refrigeración de equipos) es “inaceptable” en un contexto de creciente estrés hídrico.
La empresa está ahora emplazada a responder al escrito presentado por SEO/Bird Life, la Plataforma en Defensa de los Paisajes de Teruel, Ecologistas en Acción, WWF, Tu Nube Seca Mi Río, Red Aragonesa por el Agua Pública e Ingenierías Sin Fronteras, entre otras. Es la primera vez que se presentan tantas alegaciones y tan variadas ante un proyecto de centros de datos en España. Tampoco había sucedido antes que varias organizaciones se coordinen para ofrecer una respuesta conjunta sobre este asunto, lo cual indica que los centros de datos se están erigiendo como un tema relevante en la agenda del activismo.
Ecologistas en Acción, de hecho, acaba de crear un grupo de trabajo específico sobre centros de datos, desde el que pretenden asistir a las filiales locales de la organización en la tramitación de alegaciones contra este tipo de proyectos. “Estamos empezando, pero ya se han unido al grupo compañeros de Aragón y de otros territorios. Creo que pronto presentaremos alegaciones ante proyectos de otros puntos del país”, dice Luis García Valverde, impulsor de esta nueva división de la ONG.
AWS, la filial de servicios de computación en la nube de Amazon, anunció en mayo del año pasado una inversión de 15.700 millones de euros hasta 2033 en la Comunidad de Aragón para ampliar los tres centros de datos que la tecnológica ya opera allí (en El Burgo de Ebro, Villanueva de Gállego y Huesca), así como un edificio operativo en Zaragoza. Aragón se ha convertido en uno de los grandes polos de atracción del sector: Microsoft también ha anunciado la construcción de tres centros de datos allí. La comunidad ha cerrado 2024 con una cifra de inversión anunciada de 33.500 millones de euros solo en este tipo de infraestructuras.
Del ruido a la energía o al agua
El documento de alegaciones denuncia, en primer lugar, que el proyecto “carece de las medidas correctoras adecuadas” para hacer frente al impacto ambiental derivado de ampliar los centros de datos, instalaciones que implican un alto consumo eléctrico y que necesitan también agua para refrigerar los sistemas. Se debería contemplar “la suspensión de la actividad para escenarios de alto consumo hídrico o sequía” y establecer medidas en caso de superar los umbrales permitidos de emisión de CO₂ y discrepan con que el impacto sonoro de estas instalaciones se considere “compatible”.
En segundo lugar, las alegaciones especifican que falta un estudio del impacto conjunto de los centros de datos en la región. “Debería hacerse un estudio integrado de los consumos hídricos, afección a los paisajes y ocupación de terrenos para toda la región”. El documento incide también que el consumo energético previsto es tan alto que el nuevo plan energético de Aragón (2024-2030) estima que la mitad de la demanda será en 2030 solo para esta industria, lo que “puede suponer un peligro al desarrollo económico de otros sectores o poblaciones dado el riesgo de que consuma más energía de la prevista dando lugar a apagones” y es incompatible con el plan de descarbonización de la región.
Respecto al consumo de agua previsto, los ecologistas creen que “es demasiado, dado el contexto de estrés hídrico en la región” en un territorio donde “está siendo necesario dar ayudas ordinarias y extraordinarias a los agricultores por la sequía”. Asimismo, dado que el consumo de agua de los centros de datos incluye aguas brutas, pero también potable, los firmantes de las alegaciones temen que “dicho uso excesivo pueda afectar a la población en contextos de sequía”. También denuncian que el Gobierno de Aragón autoriza a Amazon a extraer agua de los acuíferos del Gállego y del Ebro en nueve pozos “en los que no va a haber control público alguno”.
En cuanto al empleo que generará el proyecto, “la promesa de puestos de trabajo es infundada”, sostienen. Esa conclusión la extraen de la observación de lo que ha pasado en países como Francia. “Fuentes externas cuantifican este volumen de mano de obra directa entre 50 y 75 empleados por centro, es decir, de 150 a 225 en total”, lo que está lejos de los 1.300 puestos de trabajo anunciados cuando se presentó el proyecto.
Los ecologistas creen también que no se ha justificado bien que el proyecto tenga interés para la región, ya que “los impactos ambientales y sociales superan los posibles beneficios”, que “solo corresponden a empresas privadas”. Pese a ser declarado como PIGA, el proyecto “no corrige desigualdades territoriales” e implica inversiones “de escasa utilidad para la población aragonesa”, además de acarrear “exenciones de impuestos”.
Recorrido de las alegaciones
“Rechazamos el relato de que estas megainfraestructuras son benignas para los territorios. Más bien todo lo contrario: los perjuicios ecológicos y sociales de la implantación masiva de los centros de datos ya se pueden observar en otros territorios como Virginia (Estados Unidos), México, Irlanda o Países Bajos”, dicen los firmantes de las alegaciones.
¿Qué recorrido pueden tener ahora las alegaciones? Las organizaciones ecologistas que las han presentado son conscientes de que es difícil cambiar un proyecto de estas dimensiones. Pero, a pesar de ello, creen que tienen mucho ganado. “Aunque nos lo echen para atrás, ahora nos tienen que dar la información que solicitamos, y eso es importante porque la tramitación de este proyecto ha sido muy opaca”, explica Aurora Gómez, una de las impulsoras de la asociación Tu Nube Seca Mi Río y coordinadora de las alegaciones. “Esto nos ha obligado a unir fuerzas con otras organizaciones, y esa semilla ya queda ahí para futuras ocasiones”.