Massimo Banzi, cofundador de Arduino: “No se necesita el permiso de nadie para fabricar algo grandioso”

El creador italiano defiende el “efecto Ikea” de sus desarrollos, la relación distinta que se genera con los dispositivos que fabrica uno mismo

Massimo Banzi, cofundador de Arduino, en la Maker Faire de Roma.Augusto Casasoli /A3/Contrasto

Casi todas las compañías tecnológicas guardan celosamente sus desarrollos en los cajones más secretos para hacer caja tanto con la programación como con los componentes. El ingeniero italiano Massimo Banzi, que cumplirá 55 años el próximo febrero, quiso darle la vuelta a esta situación y crear un “Ikea” de la tecnología, una plataforma que pudiera convertir en creador a cualquiera porque, según defiende, “no se necesita el permiso de nadie para fabricar algo grandioso”. A principios de siglo, pasaba algún tiempo en el bar...

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Casi todas las compañías tecnológicas guardan celosamente sus desarrollos en los cajones más secretos para hacer caja tanto con la programación como con los componentes. El ingeniero italiano Massimo Banzi, que cumplirá 55 años el próximo febrero, quiso darle la vuelta a esta situación y crear un “Ikea” de la tecnología, una plataforma que pudiera convertir en creador a cualquiera porque, según defiende, “no se necesita el permiso de nadie para fabricar algo grandioso”. A principios de siglo, pasaba algún tiempo en el bar Rey Arduino de Ivrea, entre Milán y Turín, donde enseñaba en un centro de diseño que ocupaba las antiguas instalaciones de investigación de Olivetti. De su rebelión contra el mercado tecnológico y de ese entorno al norte de Italia surgió en 2005 Arduino, una de las mayores empresas europeas de desarrollo de programas electrónicos de libre acceso y de componentes accesibles y reproducibles para la fabricación de todo tipo de dispositivos. La mayoría de los centros de enseñanza los usan en sus clases y sirven a una enorme comunidad de seguidores para crear cada día nuevos aparatos.

Banzi, cofundador de la empresa, es también conferenciante, asesor y profesor en Suiza y Dinamarca. Pero el espíritu fundacional sigue intacto: permitir a cualquier persona el acceso fácil a tecnologías avanzadas con productos sencillos, simples y potentes. Durante la primera semana de octubre, Banzi ha estado presente en la Maker Faire de Roma, la mayor feria tecnológica europea y donde se citan medio millar de innovadores y más de 40.000 visitantes. Su presencia ha sido jaleada y aplaudida por un ejército de tifosi (hinchas), con el mismo entusiasmo que los estudiantes de La Sapienza recibieron a Giorgio Parisi tras ganar el Nobel de Física en 2021. Italia es un país también apasionado con la ciencia y la tecnología.

“Me he encontrado a gente que vino a aquí [a la feria romana] y se volvió loca con la tecnología. Es fantástico darles la oportunidad de prototipar, de experimentar. Es mi misión y me gusta. Hemos hecho un gran esfuerzo en estos años para producir productos que cuestan poco”, explica Banzi tras el sonoro recibimiento de sus seguidores.

Cree que la clave del éxito, además de la accesibilidad de sus productos y la facilidad para copiarlos y recrearlos, con instrucciones publicadas, es lo que denomina el “efecto Ikea”: “Si construyes un objeto con tus manos, tienes una relación diferente con él. No es algo que se compra, es un objeto que hiciste y tienes una relación completamente diferente”.

Giuseppe Pinto ha desarrollado un sintetizador de sonido a partir de un equipo básico de Arduino, el Uno Kit, cuyos componentes se ensamblan sin soldaduras sobre un soporte de cartón para minimizar el coste ambiental. “Es como un juego”, explica. “Además de aprender a construir desde cero, permite producir música. Muchos dejan la electrónica por el miedo a empezar. Estos productos aportan confianza”, añade.

Massimo Banzi y Giuseppe Pinto muestran el kit para construir un sintetizador de música en la Makers Faire de Roma.Augusto Casasoli /A3/Contrasto (Augusto Casasoli /A3/Contrasto)

Banzi destaca que la música es uno de los campos que más ha impulsado la historia de Arduino: “Mucha gente que empezó a trabajar en esta tecnología eran músicos que buscaban diferentes formas de expresarse”. Y como toda la programación de la compañía es de acceso libre. Su comunidad puede copiarlo, mejorarlo, adaptarlo y compartirlo. “Esperamos que mucha gente haga cosas divertidas, que publiquen en internet sus desarrollos y nos aporten lo que han hecho”, reclama. La compañía ha abierto una lista de espera para acceder al juego de construcción del sintetizador.

“Cuando usas la tecnología para crear cosas, todo es mucho más hermoso, más comprensible. Este proyecto, además, es el camino que para empezar desde cero y, lentamente, desarrollar circuitos más complejos. Es nuestra forma de trabajar”, concluye Banzi. Arduino ha anunciado una nueva asociación con K-Way para desarrollar una generación de ropa inteligente, utilizando el Nicla Sense, que comienza con un dispositivo para la cremallera que aporta información del entorno.

La tecnología de Arduino no es para juguetes, aunque puede ser utilizada para desarrollarlos. Sus equipos y su programación están presentes en dispositivos móviles y hasta en satélites. Y muchos de esos proyectos han crecido con la comunidad de desarrolladores.

Un ejemplo es el Arducopter, un dron de creación libre que comenzó siendo un objeto de entretenimiento y fue usado por la compañía Matternet para el transporte de material básico entre comunidades aisladas de África.

También, a partir de esta tecnología libre, un desarrollador creó con una caja de cartón y un reproductor de discos sin uso un comedero capaz de identificar a diferentes mascotas para aportarles la comida específica que precisan. Otro inventó un dispositivo que silencia la televisión cuando hablan los personajes que estaba harto de escuchar.

Guantes para hablar el lenguaje de signos o dispositivos para facilitar a discapacitados la interacción con otras máquinas y consolas de videojuego o una máquina para escribir grafitis en la pared o sensores para conocer las necesidades de una planta o un detector de patadas de un bebé en gestación son algunos ejemplos de creadores de la comunidad de Arduino, que cuenta con muchos niños entre sus seguidores. “Es realmente increíble ver las capacidades de los niños cuando les das las herramientas”, afirma Banzi en sus conferencias.

Y no solo los más jóvenes. Con esta tecnología se han creado desde impresoras 3D hasta medidores de radiactividad y analizadores de ADN o de la calidad del agua y el medio ambiente. “Si tienes una idea, simplemente, vas y la haces. Es el equivalente a dibujar en papel, pero con electrónica”, explica el ingeniero italiano. De la filosofía de Arduino han surgido nuevas empresas con el mismo objetivo. Es el caso de Elio, especializada en procesadores y programación para la enseñanza de tecnología y también presente en la Maker Faire de Roma.

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