Twitter suspende bots a favor de los tres candidatos a las elecciones en pleno ‘Barçagate’
La red social suprime una treintena de cuentas que tuiteaban en beneficio de Laporta, Font o Freixa tras una investigación de EL PAÍS. Sus campañas niegan cualquier relación
La polémica sobre los bots sigue sobrevolando el Fútbol Club Barcelona un año después del inicio del Barçagate. Twitter ha suspendido esta semana decenas de cuentas que tuiteaban sobre las elecciones que el club celebra el próximo domingo. La mayoría de perfiles suspendidos tuiteaban a menudo a favor de Joan Laporta, de Víctor Font o de Toni Freixa, los tres candidatos a la presidencia. Las tres campañas han negado toda relación con los usuarios suprimidos y Twitter no ha encontrado pruebas de qu...
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La polémica sobre los bots sigue sobrevolando el Fútbol Club Barcelona un año después del inicio del Barçagate. Twitter ha suspendido esta semana decenas de cuentas que tuiteaban sobre las elecciones que el club celebra el próximo domingo. La mayoría de perfiles suspendidos tuiteaban a menudo a favor de Joan Laporta, de Víctor Font o de Toni Freixa, los tres candidatos a la presidencia. Las tres campañas han negado toda relación con los usuarios suprimidos y Twitter no ha encontrado pruebas de que detrás de las cuentas haya algún tipo de acción coordinada. La decisión coincide con la detención esta semana del expresidente Josep Maria Bartomeu en el marco del caso Barçagate, una campaña en redes en la que se criticaba a personajes del entorno azulgrana y que fue revelada por la cadena SER hace un año.
EL PAÍS ha analizado la conversación en redes sobre las elecciones del Barça desde el pasado diciembre. Esta semana comunicó a Twitter 22 cuentas sospechosas de falsear la conversación a favor de los tres candidatos. En pocas horas, 12 de esos usuarios más otros 15 eran suspendidos por la red social. La mayoría de cuentas tienen nombres relacionados con el Barça como @artolaFCB, @FuriaCule20, @alphahristo9, @proyectosextete, @Totcruijff o @Filtracionesb, entre muchas otras, y acumulaban miles de seguidores y tuits. El 60% se crearon hace menos de un año y una de cada cinco nació después del arranque de la campaña electoral del club, tras la dimisión de Bartomeu.
Para encontrar comportamientos sospechosos, EL PAÍS recogió a través de una herramienta para programadores de Twitter millones de tuits publicados en Cataluña desde finales de diciembre. Para acotarlos a la conversación sobre el Barça, se han considerado aquellos tuits con referencias explícitas a los tres candidatos: alrededor de 100.000 mensajes de más de 30.000 usuarios. En el listado de usuarios enviados a Twitter se incluían perfiles con una interacción alta con alguno de los candidatos o comportamientos repetitivos, especialmente si las cuentas se habían creado desde el éxito de la moción de censura. Desde fuera es casi imposible distinguir usuarios reales, aunque anónimos, de bots (automatismos informáticos que imitan el comportamiento humano).
En su respuesta a este periódico, la red social dice que no encontró una campaña coordinada ni un intento específico por manipular la conversación, pero suspendió las cuentas por violar distintos apartados de sus políticas de manipulación y spam (envío masivo de mensajes). Esta declaración de Twitter es prácticamente igual a la que mandaron hace un año cuando EL PAÍS informó de las cuentas falsas de I3 Ventures, empresa dedicada a mejorar la imagen pública de Bartomeu y asociada a perfiles difamatorios contra jugadores, opositores y el entorno del Barça. La red social no ha dado más detalles.
Estos 27 usuarios no son los únicos que han desaparecido. En la base de datos de EL PAÍS sobre las elecciones del club, con más de 100.000 tuits de 30.000 cuentas, hay otros 40 que la red social ha suprimido recientemente. En total, al menos 67 cuentas que hablaban sobre las elecciones del Barça eran falsas o cometían irregularidades.
“Hemos planteado una campaña limpia que huya de la toxicidad de Twitter, y que nos cuelguen ese papel no responde a la realidad”, dice Joan Solé, responsable de redes de la campaña de Font. “Víctor Font y miembros de su campaña han sido acosados por el Bartogate. Es incluso ofensivo que se nos acuse de usar estas trampas”, añade.
“La candidatura Fidels al Barça [de Freixa] controla solo los tuits de la cuenta oficial de campaña. Si queréis un comentario del comportamiento en redes, el candidato ha denunciado en rueda de prensa los ataques que recibe en su cuenta de Twitter personal”, dicen fuentes de la candidatura. La campaña de Laporta señala por su parte: “No sabemos nada”.
Cuando el martes por la tarde, empezaron a ser suspendidas las cuentas, algunos tuiteros se dieron cuenta de que algo ocurría, aunque no tenían claro por qué. El mensaje que se reproduce a continuación ya es un indicio de que hay grupos que se vigilan en las redes, con sus propias listas de sospechosos:
Alguna de las cuentas, como @Furiacule20, con 18.000 seguidores conseguidos aparentemente en poco más de un año con prácticas propias del marketing digital. (La captura que se ofrece a continuación aparece en rumano porque está sacada del caché de Google, donde se archivan las imágenes en lenguas distintas).
Las acusaciones de ser en realidad un bot eran habituales entre estas cuentas.
Esta cuenta, creada en julio de 2020 y también suspendida, tenía como nombre de pantalla Amics del President Núñez (en referencia a quien fuera presidente del Barça entre 1978 y 2000). “Si @tonifreixa se compromete a dejar la política fuera del Barça, lo voto. Mirad que fácil. Eso sí, mi firma al menos la tiene segura ya (y la de mis padres y sus votos según me han dicho)” o “Respecto Font y Laporta: Uno buena persona, pero tonto. Otro listo, pero mala persona. El FCBARCELONA merece más”, fueron dos de sus mensajes. Otras cuentas tenían nombres de pantalla muy dirigidos como El Soci encabronat (el socio encabronado).
En ocasiones, el debate entre estas cuentas o usuarios reales acababa en insultos. “Cállate payaso” le decía @Marcos971676282 a @ArtolaFcb en un tuit en el que también aparecía mencionada @eleccionsfcb2. Las tres han sido suspendidas por Twitter.
Algunas de las cuentas que tuiteaban sobre las elecciones lo hacían de forma compulsiva y es probable que hayan sido suspendidas por spam. @Totcruijff, @BarcelonistaCu3, @proyectosextete, @FatiKing, @Mohamma64468991 o @alphaHristo9 han colgado al menos 50 veces tuits que mencionaban a alguno de los candidatos. @Totcruijff, que en el pasado era una cuenta llamada @francoisjor, llegaba a más de 200 tuits en los que demostraba su apoyo a Víctor Font. A veces lo hacía criticando a los otros candidatos, algo habitual entre estos usuarios. “Donde estaba Laporta cuando FONT solicito a los socios el apoyo para el voto electrónico, Donde estaba Laporta cuando FONT peleó para que salga la moción de censura, Donde estaba Laporta cuando FONT solicito formalmente que las elecciones se hagan a más tardar en diciembre??”, preguntaba el usuario en uno de sus mensajes con más interacciones.
La operación de los Mossos d’Esquadra y la detención y posterior liberación esta semana del expresidente Josep Maria Bartomeu ha devuelto a la actualidad el Barçagate. Entonces, una investigación de este periódico también provocó suspensiones de cuentas culés, reveló que muchas de ellas habían sido usadas anteriormente para atacar el procés y contó cómo I3 Ventures había ofrecido sus servicios al PP.
Los usuarios de Twitter usan las palabra bot para referirse a realidades distintas. Tradicionalmente han sido cuentas automatizadas que retuiteban mensajes o aumentaban la cuenta de seguidores de otros usuarios. Pero cada vez más, un bot es una cuenta falsa con intención de manipular la conversación natural en Twitter, sea con envío masivo de mensajes, coordinado con otras cuentas o creando identidades engañosas que fomentan debates inexistentes. Ahora los mejores bots son cuentas llevadas por humanos, con actividad real, indistinguible de otros usuarios. Su comportamiento se ha sofisticado de manera extraordinaria para evitar la detección tanto de Twittter como desde fuera. Para la red social, la detección puede ser más sencilla, tiene acceso a correos, conexiones, además de más datos y mayores recursos que le permitan detectar patrones raros de actividad que indiquen falsedad.
Las cuentas suprimidas comentaban partidos del Barça, criticaban al Real Madrid y tuiteaban a menudo de otros asuntos, como cualquier cuenta normal de un aficionado culé en Twitter. Y muchos quizá lo fueran, solo que con una compulsividad extraordinaria. Otros podían no serlo: estaban ahí para promocionar a un candidato. Y los había a favor de todos. La existencia de estos bots no es una prueba contra las campañas de los tres candidatos: podrían ser operaciones consentidas, conocidas, paralelas, ajenas o incluso fomentadas por rivales (la llamada falsa bandera).
Esta supresión de cuentas sí muestra lo fácil que es montar operaciones de influencia sin que haya consecuencias. El Barçagate es lo inusual: cuando documentos reales e investigaciones judiciales confirman el vínculo entre cuentas falsas y dinero real. Lo normal en este lodazal de gritos que puede ser una red social es que los usuarios se confundan. Cada vez es más difícil distinguir si la opinión de un usuario anónimo es en realidad la de alguien que solo quiere hablar con libertad sobre un tema o sale de unas personas que maneja a la vez 16 cuentas, opinando y generando debates.
Elecciones como las del Barça son un campo de batalla ideal para desarrollar operaciones de influencia en Twitter: mueven dinero y bastan 20.000 votos para ganarlas. Al contrario que Facebook o YouTube, redes con muchos más usuarios, la repercusión real de Twitter en unas elecciones generales es más de influencia en líderes de opinión o en los temas del día. En cambio, en estas elecciones, muchos votantes directos pasan por Twitter o viven cerca de alguien influido por esas opiniones, que además son tan banales que a menudo dependen del resultado de un partido. Y los votos que necesitará el nuevo presidente son menos que los necesarios para ganar un escaño electoral.
En este escenario es sencillo que entre las cuentas sospechosas se cuelen algunas perfectamente inocentes. En la lista de cuentas que EL PAÍS mandó a Twitter estaba @blaugranentorn. Tiene más de 2.000 seguidores abiertamente a favor de Font. La sospecha principal era que hace unos meses ese perfil operaba bajo otro nombre. En la biografía de la cuenta original hacía referencia a sus dos creadores. Uno de ellos tenía en su avatar una foto con Joan Laporta. ¿Cómo podía ser que una cuenta hecha por un fan de Laporta tuiteara ahora a favor de Font con otro nombre?
Un par de búsquedas sencillas ha permitido a este periódico localizar en su trabajo, en un pueblo en el norte de Cataluña, a uno de los autores del perfil original. Ha confirmado que cambió el nombre a su vieja cuenta inactiva y que ahora creía que Font era la mejor opción, por eso tuiteaba a su favor. Pero ni tenía relación con la campaña, ni había cedido su gestión, ni cobraba de nadie. Después de mostrar una sorpresa extraordinaria por la llamada, ha pedido mantener el anonimato para no perjudicar a su empleador, una empresa de turismo. Twitter, efectivamente, ha acertado al no eliminar su cuenta. Esto también indica que la actuación de la red social no ha sido una mera reacción a la consulta de este periódico. Algunas de las cuentas adjuntadas para su revisión mantienen su actividad, mientras que se han suspendido otras no incluidas en la comunicación.
Si tiene más información sobre este tema, puede escribir a: jordipc@elpais.es
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