Cómo prevenir catástrofes y alargar la vida de tu ordenador portátil en tiempos del teletrabajo
Las jornadas laborales en remoto someten a equipos portátiles a intensidades de trabajo para las que pueden no estar preparados, pero podemos tomar medidas para mitigar los riesgos
“Cuando los ordenadores salen del perímetro de la empresa, todo son problemas”, sentencia Juan José Nombela, director del área de Ciencias de la Computación y Tecnología en UNIR. El experto se refiere al apartado de ciberseguridad, pero sus palabras también retratan la situación que se vive en el apartado de mantenimiento. “Cada día hay más gente que demanda nuestro servicio de reparación a domicilio”, añade Richard Romero, gerente de Incopyme, especializada en servicios de mantenimiento y reparación de equipos informáticos. ...
“Cuando los ordenadores salen del perímetro de la empresa, todo son problemas”, sentencia Juan José Nombela, director del área de Ciencias de la Computación y Tecnología en UNIR. El experto se refiere al apartado de ciberseguridad, pero sus palabras también retratan la situación que se vive en el apartado de mantenimiento. “Cada día hay más gente que demanda nuestro servicio de reparación a domicilio”, añade Richard Romero, gerente de Incopyme, especializada en servicios de mantenimiento y reparación de equipos informáticos. Las rutinas del teletrabajo pueden no ser las más compatibles con la supervivencia de ordenadores portátiles que además pueden ser personales (no de empresa) e incluso compartidos entre varios miembros de la familia. Pero hay algunas medidas que podemos tomar para evitar catástrofes.
En lo que a hardware se refiere, la primera fuente de problemas es la temperatura. Portátiles que se compraron para soportar una actividad ligera y ocasional están ahora sometidos a largas jornadas de uso intenso. “Los equipos de casa al final están pensados para encenderlos tres o cuatro horas, consultar correos, navegar un poco por internet...”, precisa Romero. En este contexto, el calor y las horas extra traen consigo potenciales problemas de sobrecalentamiento que pueden agravarse si el portátil no se está ubicando sobre superficies planas que faciliten el trabajo a los sistemas de ventilación.
“Si el portátil se calienta mucho, normalmente se apaga por sí mismo porque incorpora un mecanismo de apagado para que no se estropee ninguno de sus componentes”, adelanta Romero, que recomienda activar las alertas si se detecta que los ventiladores del ordenador están funcionando con más frecuencia de lo habitual. “Un funcionamiento continuo a altas temperaturas puede degradar y afectar a prácticamente la totalidad de los componentes internos, incluida la batería. Es muy importante mantener los orificios de ventilación del portátil siempre libres y no apoyar el equipo en ninguna superficie con telas, mantas o cualquier material que pueda retener el calor de forma excesiva”, aconseja Jonathan Cabanes, coordinador técnico de PcComponentes.
¿Eres de los que se llevan el ordenador de paseo por la casa? Cuidado. En función del disco duro que tengas, estas excursiones pueden darte un disgusto. “Los hay de dos tipos. Los HDD son el clásico con un cabezal y un disco que puede estropearse si recibe algún tipo de golpe. En los ordenadores con discos duros sólidos (SSD) no suelen pasar este tipo de cosas”, precisa Romero. Para los primeros, su consejo es apagarlo antes de la mudanza y volver a encenderlo al llegar al destino.
Enganchados al enchufe
En cuanto a la gestión de la autonomía, el gerente de Incopyme desaconseja mantener los equipos portátiles permanentemente enchufados al cargador. En los casos en los que sea posible, la mejor opción es extraer sus baterías y “trabajar con ellos directamente conectados a la corriente como si fueran uno de sobremesa”. Si el equipo lleva esta pieza integrada de tal manera que no es posible retirarla, la alternativa es dejar que el ordenador se cargue por completo, descargarlo y volver a enchufarlo cuando vuelva a rondar el 15% de batería. “Si no, al final se va desgastando y el día que le quitemos la alimentación en lugar de aguantar cinco o seis horas durará 15 minutos”. Cabanes matiza que estas medidas solo contribuyen a retrasar el inevitable desgaste de las baterías y recomienda, además, evitar exponerlas a temperaturas extremas o dejarlas descargadas durante demasiado tiempo.
La buena noticia eléctrica es que, según explica Romero, no hay que preocuparse (tanto) por la posibilidad de que un eventual pico de tensión nos fría el ordenador. “No es muy habitual. Hoy en día muchos aparatos están preparados para soportar eso”. En cualquier caso, no es descabellado contar con regletas con protección de sobretensión o sistemas de alimentación ininterrumpida, si se trabaja sin batería. “Su uso permite evitar cortes del suministro eléctrico y tener esos minutos que en muchas ocasiones son vitales para guardar el trabajo pendiente”, explica Cabanes.
El problema de desembarcar en el teletrabajo con un equipo que no nació para ello es que las mejores soluciones son también las más caras. Según los cálculos de Romero, adquirir un equipo de gama profesional y adaptado para el rendimiento necesario tiene un coste superior a 1.500 euros. “Nosotros siempre recomendamos que sea un procesador Intel i3, i5 o i7, que tengan como mínimo 8 gigas de memoria RAM y disco duro SSD, ya que con estos se nota mucha mejoría en el rendimiento”, detalla. En aras de la comodidad, Cabanes recomienda optar por pantallas “suficientemente grandes” y un ratón USB.
“Es complicado determinar el propósito de cada compra que se realiza a través de PcComponentes, pero en términos generales, lo que hemos detectado son algunos crecimientos significativos en productos relacionados con el trabajo o el estudio en remoto desde casa”, comenta Francisco García, responsable de producto del área de portátiles de PcComponentes. En este sentido, la compañía ha experimentado un incremento de más del 80% en las ventas de estos dispositivos, al tiempo que se duplicaba la demanda de impresoras y la de cámaras web se multiplicaba por seis.
El camino intermedio es ampliar las capacidades del equipo que ya se tiene a través de un cambio de disco y una ampliación de memoria RAM. “Con eso, el equipo mejora mucho el rendimiento y la velocidad”. La inversión tampoco es desdeñable, pero cae hasta los 100 o 200 euros, en función de los componentes y el coste de la mano de obra.
Lo de dentro
Cuando hablamos de soportes de almacenamiento digital, es habitual que lo importante esté en el interior. En última instancia, el ordenador es reemplazable, pero una brecha o pérdida de información sensible puede ser permanente y consecuentemente más cara para empleado y empresa, si no se implementan medidas de prevención. “Aquí hay una diferencia fundamental. Si la empresa nos proporciona un equipo portátil ya securizado y configurado con todos los controles, los riesgos son significativamente más bajos”, comenta Nombela. Si el medio de trabajo lo constituye el ordenador personal del empleado, los riesgos acechan desde el momento del encendido. “Ya no controlas la contraseña de acceso al equipo”. Y, según estudios como el que condujo el centro nacional de ciberseguridad de Reino Unido, es tristemente factible que la frontera que separa a la empresa del incidente de seguridad sea un quebradizo 123456.
El experto recomienda además dotar a los empleados de una VPN que redoble la seguridad en los accesos a los recursos de la empresa cifrando esas comunicaciones. “Incluso aunque alguien pudiera interceptarlas, no podría descifrar los datos”, añade.
En cuanto a las medidas al alcance de cualquier usuario, Nombela comienza por una correcta gestión de las contraseñas que incluya crear una cuenta individual para cada miembro de la familia que acceda a ese equipo. “También es importante no dejar sesiones abiertas y poner un tiempo para que se bloqueen automáticamente cuando no hay actividad”, continúa. En cuanto a las conexiones a internet, es más seguro establecerlas a través de un cable de red en lugar de recurrir a redes wifi, que están más expuestas. Y, en caso de que se haga uso de estas últimas, es recomendable tomar cartas en la administración de esas conexiones y dar acceso únicamente a los dispositivos reconocidos.
La segunda residencia
Si el éxodo de la oficina a casa plantea nuevos riesgos, dejar el hogar para ir a una segunda residencia no se queda atrás. “Mucho cuidado con el ordenador. No debemos perderlo de vista ni dejarlo en el maletero cuando nos estén viendo”, advierte Nombela, que ya sabe de varios robos perpetrados en estas circunstancias. En caso de que nos ocurra esto, volvemos a las contraseñas: si habíamos establecido una suficientemente robusta, podremos respirar tranquilos por la parte que respecta a la seguridad de la información. “Es recomendable que el disco esté cifrado y, si tenemos algún documento con contraseñas para acceder a sistemas, que también estén cifrados”.
Sea como sea, Nombela subraya que ante cualquier sospecha de ciberataque o pérdida de información es imprescindible contactar con el equipo responsable de gestionar estos incidentes. ¿Aunque parezca una tontería que no va a pasar a mayores? “Siempre. Ya lo valorarán en el departamento de informática”, zanja. Lo normal es que ellos mismos tengan establecidos controles para detectar actividad inusual en las redes de la empresa, pero los empleados pueden contribuir si creen haber abierto un archivo sospechoso o notan que sus equipos se ralentizan más de lo habitual.
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