Más allá de la videollamada: ver, oír… y tocar
Aunque las pantallas ayuden a mitigar la soledad, solo podemos utilizar dos de nuestros sentidos. Emerge es un proyecto de realidad extendida que propone que podamos tocarnos en la distancia
Debido al confinamiento, durante las últimas semanas se ha disparado el número de videollamadas. Ahora son imprescindibles para mantener el contacto con los demás. Pero por mucho que nuestras pantallas nos ayuden a mitigar la soledad, solo tienen dos dimensiones y están limitadas a dos únicos sentidos, la vista y el oído. La necesidad de tocar o palpar es fundamental para la comunicación entre humanos: al principio de nuestro desarrollo, en nuestra relación con otros para empatizar y crear vínculos o en el tratamiento de algunas enfermedades como la demencia o el Alzheimer.
Isaac Castro...
Debido al confinamiento, durante las últimas semanas se ha disparado el número de videollamadas. Ahora son imprescindibles para mantener el contacto con los demás. Pero por mucho que nuestras pantallas nos ayuden a mitigar la soledad, solo tienen dos dimensiones y están limitadas a dos únicos sentidos, la vista y el oído. La necesidad de tocar o palpar es fundamental para la comunicación entre humanos: al principio de nuestro desarrollo, en nuestra relación con otros para empatizar y crear vínculos o en el tratamiento de algunas enfermedades como la demencia o el Alzheimer.
Isaac Castro, Mauricio Terán y Sly Lee conocen bien lo que significa encontrarse lejos de los suyos, y de esa idea de acortar kilómetros y acercar las manos nació una empresa en Silicon Valley: Emerge. “Somos inmigrantes y sabemos lo difícil y frustrante que es tener a nuestros seres queridos en la distancia. Tenemos familia y amigos a miles de kilómetros y estas pantallas de dos dimensiones son la única forma que tenemos para sentirnos cerca de ellos", explica Isaac Castro, ingeniero madrileño residente en Silicon Valley.
Tocar a través del espacio y el tiempo
Conscientes del papel que juega el tacto en nuestros vínculos emocionales, el equipo de Emerge pretende convertirlo en la siguiente revolución tecnológica dentro del campo de la comunicación. Para ello, trabajan en un primer producto que permitirá a los usuarios interactuar y sentir contenido inmersivo de realidad aumentada y realidad extendida sin necesidad de guantes, wearables o mandos, aunque sí de gafas. Castro ve en la realidad aumentada y la realidad extendida “piezas clave de cómo interactuaremos, aprenderemos y colaboraremos en la próxima década.”
El dispositivo, similar a un iPad, se coloca enfrente del usuario y genera un campo de fuerza que se alinea con precisión milimétrica con el contenido inmersivo. Esto hace posible que el usuario pueda distinguir contornos, texturas y otras sensaciones que habitan en el mundo virtual, sintiendo físicamente la misma experiencia que su interlocutor.
En las últimas décadas, varias iniciativas han tratado de sacar productos similares pero, generalmente, por medio de guantes con actuadores o electroestimuladores incorporados. La principal diferencia con el concepto que está desarrollando Emerge es que el usuario no necesita estos periféricos y puede llegar a sentir directamente con sus manos. Castro aclara, sin embargo, que su objetivo no es replicar cómo se siente en el mundo real, sino crear un nuevo lenguaje para el virtual.
Tampoco pretende reemplazar la presencia real o lo que significa sentirse físicamente junto a alguien, aunque sí imagina la posibilidad de interactuar con un ser querido que falleció, tomando forma de avatar a través de un holograma “con el que puedes recrear un momento feliz y volver a sentir su presencia, en una especie de cápsula del tiempo”.
La pelota que consiguió atravesar la pantalla
Uno de los avances en los test realizados fue la hazaña de la “pelota viajera", conseguido el año pasado: “Emulando el nacimiento de Internet con el primer paquete enviado a través de Arpanet desde Los Ángeles y Silicon Valley hace 50 años, conseguimos comunicarnos con un equipo de ejecutivos de LG y lanzar una pelota virtual entre sus oficinas en Silicon Valley y las nuestras en Los Ángeles.”
Y es que esta pericia, más parecida al teletransporte que a una videollamada sensorial, encaja con la idea que pretenden redefinir: “Creemos que el sueño del teletransporte que se ha venido persiguiendo es erróneo. Como humanos somos nuestra mente, por lo que estamos trabajando en cómo podemos transmitir lo que pensamos, lo que sentimos o nuestra presencia de un lado a otro”.
Imaginan también otras aplicaciones, como en el mundo educativo, y cuentan la experiencia inolvidable que sería, por ejemplo, poder sentir el tacto de un dinosaurio mientras se estudia sobre el triásico.
En principio, tienen previsto lanzar al mercado la versión para el consumidor a finales del próximo año. Su precio podría ser similar al de una consola de videojuegos o un smartphone. Y sus contenidos estarían disponibles para descargarse desde una tienda de aplicaciones. Será compatible con diferentes plataformas visuales, lo que incluye a algunos fabricantes de gafas de realidad extendida. Sin embargo, la idea es que más adelante no sea necesario el uso de gafas y los usuarios puedan ver a través de hologramas proyectados.
El equipo actual, integrado por 17 personas, está formado por profesionales que han trabajado en la próxima generación del telescopio espacial que reemplazará al Hubble o que colaboraron con Steve Jobs en la cámara del primer iPhone. Entre los apoyos económicos con los que cuenta la empresa se encuentran grupos de capital riesgo como M13 o Vulcan Capital, el fondo de Paul Allen, cofundador de Microsoft; y asesores de talla mundial como Anousheh Ansari, primera astronauta de la historia y CEO de XPRIZE; James Costos, anterior embajador de los Estados Unidos para España bajo la administración de Obama; y Brenda Freeman, anterior CMO de Magic Leap y National Geographic.
El proyecto de Emerge empieza a labrarse en 2015, cuando Isaac Castro, uno de los fundadores de la empresa, se instala en Silicon Valley. Para ello, primero tuvo la oportunidad de ingresar en la Singularity University, una institución inicialmente financiada por Google y NASA donde los estudiantes seleccionados participan en un programa exclusivo con la misión de crear compañías que impacten en la sociedad en la próxima década. “Durante las primeras semanas de programa llegaron a darnos clase más de 150 ponentes, gurús y mayores expertos de cada campo, como los inventores de la impresión 3D, el primer vehículo autónomo o las gafas de Google. Así como Premios Nobel, reconocidos profesores de Stanford y el MIT. Nuestra clase estaba formada mayoritariamente por emprendedores, pero también había científicos, doctores, directores de cine, fundadores de ONGs y directivos de grandes corporaciones, y en ese crisol de perfiles y ambiente extremadamente estimulante, conocí a Mauricio Terán y Sly Lee. Nos dimos cuenta de que compartíamos la misma visión y la misma pasión por la comunicación humana, y decidimos crear Emerge”.
Una comunidad de desarrolladores para lanzar el dispositivo
Durante este mes de abril Emerge abrirá un proceso de selección, un programa exclusivo para que una comunidad de desarrolladores de realidad aumentada tenga acceso a sus dispositivos y puedan comenzar a crear experiencias y contenido.
Los desarrolladores seleccionados, (localizados en Estados Unidos durante una primera fase), recibirán un dispositivo físico y podrán descargar el SDK (Software Development Kit) que incluirá múltiples ejemplos y tutoriales a través de su portal de desarrolladores. El programa incluirá además apoyo de ingeniería por parte del equipo de Emerge, con los que trabajarán de forma muy cercana. Tal como explica Isaac Castro, cofundador de Emerge, su contribución será clave: “Esta comunidad de brillantes desarrolladores permitirá que en el momento en el que Emerge lance el dispositivo al consumidor, el usuario final tenga disponible una gran cantidad de aplicaciones y contenido que pueda descargar de nuestra plataforma.”