El Tribunal Superior de Tokio avala el bloqueo del matrimonio homosexual en Japón
Aunque el país asiático carece de legislación LGTBIQ+, ha habido cinco fallos de otros altos tribunales que declaraban inconstitucional la falta de reconocimiento de las uniones entre parejas del mismo sexo
El Tribunal Superior de Tokio ha avalado que no aprobar normas en favor del reconocimiento del matrimonio igualitario es constitucional. El fallo, conocido este viernes y divulgado por medios japoneses, es el primero en ese sentido de un alto tribunal nipón. En Japón hay ocho tribunales superiores y anteriormente cinco sentencias habían considerado inconstitucional el bloqueo legislativo para reconocer las bodas homosexuales.
El fallo de este viernes ha sido un golpe para los derechos LGTBIQ+ en Japón. Además de considerar constitucional el limbo legal en el que se encuentran las parejas homosexuales, la sentencia ha anulado otra anterior, de 2024 y de una instancia inferior, que justamente afirmaba que el no reconocimiento de las bodas igualitarias situaba a las parejas afectadas en “estado de inconstitucionalidad”. Un estadio anterior a la declaración plena de inconstitucionalidad.
El caso juzgado en el Tribunal Superior tokiota se originó en una campaña de la organización Marriage for all Japan (Bodas para todo Japón) iniciada en 2019. Así, ocho demandantes presentaron el caso en Tokio con el argumento de que el Código Civil y el registro los excluía ilegalmente del derecho a casarse, privándoles, además, de la protección legal de la que disfrutan las parejas heterosexuales. Solicitaban un millón de yenes (unos 5.500 euros) por persona por los daños causados, según detalla The Japan Times.
“Todo lo que queremos es lo mismo que todos los demás: casarnos con la persona que amamos y ser felices”, ha declarado una de las demandantes, Rie Fukuda, de 51 años, al medio mencionado. “¿No merecemos reconocimiento legal y felicidad?”, se preguntaba a las puertas del alto tribunal, donde los defensores del reconocimiento del matrimonio igualitario se concentraron tras conocer la sentencia bajo una pancarta: “Igualdad matrimonial denegada. Fallo injusto”, se podía leer.
Es la primera vez que un alto tribunal japonés se posiciona en contra del matrimonio igualitario. Anteriormente, cinco de los ocho tribunales superiores (el año pasado, en Sapporo, en otra demanda en Tokio y en Fukuoka; este año en Nagoya y Osaka) habían dictaminado en sentido contrario: que la falta de reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo rozaba la inconstitucionalidad. El Tribunal Supremo nipón, de instancia superior a estos, por su parte, no se ha pronunciado al respecto.
Japón es el único país del G7 que carece de algún tipo de reconocimiento para las parejas homosexuales. Sin embargo, en 2015 se produjo un gran avance gracias a la iniciativa de dos oficinas municipales. Una de ellas en Tokio, en Shibuya. Ambas permitieron a las parejas homosexuales registrarse como pareja. Desde entonces, más de medio millar de gobiernos locales japoneses han dado ese paso, dando cobertura a más del 90% del territorio. A pesar de que este registro es oficial, y que se han inscrito en él más de 5.000 parejas, no aporta, por ejemplo, derechos de herencia o de acompañamiento, en caso de ingreso hospitalario.
“La sociedad japonesa está más preparada que la clase política”, afirmaba Kei para un reportaje de EL PAÍS. Este hombre bisexual de Tokio vivía en España cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario, en 2005, y pensaba que en su país iba a seguir esa senda: “La presencia de gais y lesbianas está más aceptada socialmente, incluso por la gente mayor. También es cierto que la política japonesa es, y siempre ha sido, conservadora”.
En Japón ha gobernado de manera casi ininterrumpida el Partido Liberal Democrático (PLD) desde los años cincuenta del siglo pasado, justo después de la II Guerra Mundial y la ocupación estadounidense del país debido a su apoyo a los nazis. Solo cuatro años (de 1993 a 1994 y entre 2009 y 2012) ha estado dirigido por fuerzas progresistas. La actual primera ministra, Sanae Takaichi ―la primera mujer en ocupar el cargo― es de la rama más conservadora del PLD.
Amalgama de sensibilidades de derechas
Esta formación política acoge una amalgama de sensibilidades de derechas (del liberalismo a lo ultra) y hasta hace muy poco ha tenido una gran influencia en el partido una secta cristiana minoritaria llamada la Iglesia de la Unificación, que se fundó en Corea del Sur en 1954 con la vocación de ganar influencia política. Para ello, consolidó su expansión, por Japón, Taiwán, Singapur o Estados Unidos, amparándose en una retórica anticomunista que la llevó a ser respaldada por políticos de la esfera conservadora.
Con el paso del tiempo, “el anticomunismo perdió fuerza, por lo que se centraron en la defensa de la familia tradicional, el ataque al feminismo o al colectivo LGTBI, con una dura oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo”, explicaba a EL PAÍS el experto en política y religión Susumu Shimazono. La Iglesia de la Unificación apelaban a las emociones, con mensajes que hablaban de un mundo en colapso que debe ser salvado, vindicando ciertos valores tradicionales supuestamente mejores y que se han perdido, o negando el cambio climático. “En la Iglesia de la Unificación fueron pioneros en la guerra cultural”, destacaba el profesor emérito de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Tsukuba.
A pesar de ello, en junio de 2023, la Dieta Nacional de Japón, que aúna la Cámara Baja y Alta del país, aprobó una ley pionera para el colectivo LGTBI+. La norma obligaba a “promover la comprensión” y evitar “la discriminación” basada en la identidad de género y la orientación sexual. Así, establece que “todos los ciudadanos, independientemente de su orientación sexual y/o identidad de género, deben ser respetados”.
Los derechos LGTBIQ+ avanzan a trompicones en Asia. Taiwán aprobó el matrimonio igualitario en 2019, convirtiéndose en pionero en Asia en este tipo de normativa. Después lo hicieron Nepal (en 2024) y Tailandia (desde enero de este año). Sin embargo, Corea del Sur, como Japón, renquea en la aprobación de leyes. Mientras, en China, donde la homosexualidad no está prohibida, las organizaciones denuncian que las personas del colectivo sufren hostigamiento. Este mes, dos de las apps de citas gais más populares de China (Blued y Finka) han desaparecido del catálogo de la Apple Store y de su homóloga de Android.