Venganza o perdón: los dilemas morales que plantea ‘Innato’
Netflix estrena un inquietante thriller psicológico que explora la transmisión del mal, los vínculos familiares marcados por la violencia y los espacios que conservan la memoria de lo ocurrido
Hay historias que no se limitan a contar un crimen, sino que se preguntan por su origen. Netflix estrena Innato, una serie que se adentra en un terreno incómodo: el del mal que no siempre irrumpe de forma súbita, sino que se filtra, se hereda y se transforma con el paso del tiempo.
La pregunta que atraviesa toda la narración es tan antigua como perturbadora: ¿la violencia nace con nosotros o se aprende? Innato construye su relato desde esa grieta, explorando la psicopatía no como un rasgo aislado, sino como una sombra que se proyecta sobre las relaciones familiares. En especial, sobre el vínculo entre padres e hijos cuando uno de ellos ha cruzado una línea imposible de borrar: la del crimen confesado.
La serie evita los atajos del thriller convencional y apuesta por una mirada más introspectiva. No busca respuestas cerradas, sino que incomoda al espectador obligándolo a convivir con la duda. La herencia psicológica, la culpa transmitida y el peso de un apellido marcado por la violencia se convierten en elementos centrales de una historia que habla tanto del pasado como de sus consecuencias.
Uno de los grandes aciertos de Innato es su manera de utilizar el espacio como parte activa del relato. La casa de Félix (Imanol Arias) no es solo un decorado: es un organismo vivo. A través de sus estancias, sus paredes y su progresivo deterioro, el espectador asiste al paso del tiempo y a la acumulación de silencios. La vivienda guarda lo que los personajes no saben —o no quieren— verbalizar. Cada objeto parece cargado de memoria, cada rincón funciona como un recordatorio de lo ocurrido.
En este escenario, la venganza y el perdón se presentan como dos fuerzas opuestas que nunca llegan a resolverse del todo. Innato no glorifica el castigo ni idealiza la redención. Al contrario, cuestiona la necesidad de convertir a los criminales en figuras casi míticas y se pregunta por el papel que juega la ficción en la construcción de esos ídolos rotos. ¿Qué ocurre cuando el mal deja de ser abstracto y tiene rostro familiar?
La relación entre padres e hijos es, en este sentido, el verdadero núcleo emocional de la serie. No hay enfrentamientos grandilocuentes ni discursos explicativos. Hay miradas esquivas, conversaciones incompletas y una tensión constante que nace de lo no dicho. Retrata con precisión cómo el afecto puede convivir con el rechazo, y cómo amar a alguien no implica aceptar lo que ha hecho.
Uno de los grandes aciertos de ‘Innato’ es su manera de utilizar el espacio como parte activa del relato
Innato propone así un viaje incómodo pero necesario. Uno que no se limita a explorar la mente criminal, sino que observa con atención a quienes quedan atrapados en su órbita. Una historia que habla de herencias invisibles, de casas que recuerdan y de vínculos que sobreviven incluso cuando parecen condenados a desaparecer.
Porque, al final, el verdadero terror no siempre está en el acto violento, sino en la posibilidad de que algo de él permanezca, latente, esperando ser nombrado.
Sobre 'Innato'
Innato está protagonizado por Elena Anaya (La piel que habito) e Imanol Arias (Cuéntame cómo pasó). Completan el reparto Emma Suárez (Intimidad), Roberto Álamo (Asalto al Banco Central), Aura Garrido (El inocente), Ane Gabarain (Patria), Fernando Guallar (Pared con Pared), Clara Sans (Celeste), Juan Blanco, Natalia Huarte, Joana Vilapuig, Ignacio Mateos, Tito Asorey y Teo Soler, entre otros.
Se trata de una ficción de Plano a Plano Bilbao producida por Innato La Serie AIE, en asociación con Dynamic Television. César Benítez, Emilio Amaré, Álvaro Benítez, Fran Carballal, Dan March and Carrie Stein son los productores ejecutivos de la serie, cuya dirección corre a cargo de Lino Escalera (Hamburgo, No sé decir adiós, Élite) e Inma Torrente (Ladrones: la tiara de santa Águeda y Valeria).
El equipo de guion, coordinado por Fran Carballal, lo forman Enrique Lojo, Pablo Roa, Verónica Marza, Fernando Sancristóbal y Pablo Manchado.