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Las ONG de acción social aumentan su impacto: emplean a casi 610.000 personas y su actividad representa el 1,2% del PIB

Un estudio de la Fundación Botín traza una radiografía del sector, con cerca de 28.000 entidades, la mayoría pequeñas y con bajos ingresos, y analiza cómo ha sorteado las crisis

El ecosistema de entidades sin fines de lucro de acción social en España lo componen cerca de 28.000 organizaciones, en su mayoría muy pequeñas y locales, que emplean a casi 610.000 personas. Así lo recoge el informe El tercer sector de acción social en España (2008-2024): desarrollo, impacto y retos a futuro, encargado por la Fundación Botín a investigadores del CSIC y la Universidad de Alcalá y publicado este miércoles. El estudio analiza 16 años de evolución de estas instituciones, que han incrementado sus ingresos en un 13% y han reducido 12 puntos porcentuales su dependencia del sector público. La información parte del análisis de los barómetros anuales de ONG de Acción Social y la desaparecida Fundación Luis Vives, junto con estudios cualitativos.

Íñigo Sáenz de Miera, director general de la Fundación Botín, ha destacado este miércoles, durante la presentación del informe en su sede madrileña, que el sector es “contra-cíclico”: “Cuando la economía va a peor, tenemos que sacar músculo porque acompañamos a quienes se quedan fuera cuando hay crisis. Generamos economía y empleo cuando no hay crecimiento”. El tercer sector pasó de generar 16.800 millones de euros en 2008, a 19.000 millones en 2023. Representa un 1,2% del PIB nacional. El informe recoge que su desarrollo lo ha condicionado la Gran Recesión de 2008, seguida de la crisis de la COVID-19 y la crisis geopolítica actual. “Una tormenta perfecta, menos recursos y muchísimas más necesidades que atender”, ha comentado Sáenz de Miera.

El tejido social se ha movilizado para responder a los cambios sociales profundos de este siglo, según el estudio: “el envejecimiento de la población, la discapacidad y la dependencia, las nuevas formas de exclusión social, la integración de la población inmigrante, la dinámica de la igualdad de género, la garantía de los derechos del menor y la reorganización del sistema de cuidados”. Luciano Poyato, presidente plataforma del tercer sector, ha matizado: “Todavía hay 12 millones de personas en riesgo de exclusión, aunque ha bajado la cifra, debe seguir preocupándonos, porque hay un aumento de la desigualdad”.

El rasgo característico del sector es que casi la mitad de las entidades sociales (49%) son organizaciones con ingresos de menos de 30.000 euros que actúan en el ámbito local y provincial. Se debe a que “dan respuesta a problemas de proximidad, lo que convierte a este sector en minifundista”, según el estudio. Un 29% son pequeñas (entre 30.000 y 300.000 euros), un 11% medianas (300.000 y 1 millón) y casi un 11% grandes (más de 1 millón de euros). Existe un contraste entre un núcleo reducido de grandes organizaciones y una “inmensa mayoría de pequeñas”. Son mayormente asociaciones, pero también fundaciones y cooperativas.

La cantidad de organizaciones no ha variado en el plazo que contempla el análisis, pero han aumentado su actividad un 11%. El número de atenciones directas que brindan ha pasado de 42 millones en 2008 a 47 millones en 2023, con 28 millones de beneficiarios. El documento destaca que “la actividad de vivienda se ha reducido de manera drástica entre 2015 (8,7%) y 2024 (0,7%) a pesar de que en la actualidad es el problema de mayor preocupación social”.

La sostenibilidad financiera es uno de los mayores desafíos. Aunque el sector tiene “creciente relativa autonomía”, el informe sugiere que “los problemas de liquidez son un problema crónico”. La dependencia de los recursos públicos se redujo del 61,3% en 2008 al 48,9% en 2023, pero muchas entidades todavía lo tienen como única fuente. La financiación privada llegó al 21,8% y la propia ya es un tercio del total de los ingresos (30,2%). Las ayudas de la UE quedan restringidas a las grandes entidades, “dadas las altas exigencias de gestión y rendición de cuentas que exige su concesión”.

El empleo generado por el tercer sector de acción social creció un 15%, de 529.000 personas en 2008 a casi 610.000 en 2023. Representan casi el 3% de la población ocupada española. Sin embargo, la mayoría de las entidades tiene menos de seis empleados contratados. Un 73,9% son mujeres. Además, el 16% de los trabajadores son personas con discapacidad. El informe destaca que en 2023 un 73,1% de los empleados tenían estudios con nivel de diplomatura o licenciatura, un porcentaje superior al empleo contratado a nivel nacional (46,5%).

Los voluntarios casi se han duplicado en los últimos 15 años, llegando a 1,5 millones de personas en 2023. El 43% participa de manera ocasional y un tercio de los que lo hacen de forma estable le dedica más de cinco horas a la semana.

Sáenz de Miera ha insistido en la importancia de comunicar el impacto social, porque se considera a las ONG “burocráticas o ineficientes”. Además, ha lanzado dos interrogantes a futuro: “Hasta que punto los modelos de acción híbridos están erosionando las fronteras entre lo público, lo privado y el tercer sector; y qué rol pueden tener las entidades sociales, que por definición buscan el interés general, para crear espacios de encuentro en una España y un mundo en los que cada vez cuesta más trabajar por el bien común”.

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