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Yael Cobano, primera rabina de Madrid: “Queremos que la guerra acabe ya”

Su ceremonia de ordenación, celebrada este verano, ha sido la primera en España en los últimos 500 años. “En el inconsciente colectivo de muchos judíos, el rabino sigue siendo un hombre vestido de negro”, dice

La calma que reina en el jardín del Centro Sefarad-Israel de Madrid contrasta con la agitación que hay en el exterior. El día de la entrevista con la rabina Yael Cobano (Ceuta, 43 años), el Gobierno de España ha anunciado nueve medidas para intentar detener el genocidio en Gaza. Cobano podría haber cancelado la cita, pero no lo ha hecho. Es m...

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La calma que reina en el jardín del Centro Sefarad-Israel de Madrid contrasta con la agitación que hay en el exterior. El día de la entrevista con la rabina Yael Cobano (Ceuta, 43 años), el Gobierno de España ha anunciado nueve medidas para intentar detener el genocidio en Gaza. Cobano podría haber cancelado la cita, pero no lo ha hecho. Es menuda y habla bajito, pero quiere hacer cosas grandes. Es la primera mujer rabina de Madrid y la segunda del país. Su ceremonia de ordenación, celebrada este verano, es considerada la primera en España en 500 años. Lidera la comunidad judía reformista de la capital, a la que bautizó Or Hadash. Significa “luz nueva” en hebreo. El nombre no podría ser más apropiado para una jefa espiritual tan poco convencional: funcionaria de carrera, licenciada en Derecho, máster en Análisis de Inteligencia, experta en resolución de crisis y conflictos, y Observadora de Paz del Ministerio de Defensa.

Pregunta. ¿Usted es una excepción en el judaísmo o cada vez hay más rabinas?

Respuesta. En Europa todavía es casi una rareza, aunque hay mujeres rabinas en Francia y Reino Unido. En Estados Unidos es donde hay más. Aquí la gente se sigue preguntando: “Ah, ¿eres rabina?” De hecho, me suelen llamar en hebreo con la palabra rabanit, que es la que se usa para denominar a la esposa del rabino.

Pregunta. ¿Desde cuándo las mujeres pueden ser rabinas?

Respuesta. Se dice que la primera fue una erudita del siglo XVII en lo que hoy es Kurdistán. Llevaba una escuela de estudios, pero nadie la ordenó. La primera rabina ordenada fue Regina Jonas, en Alemania, en el siglo XX. Fue deportada a un campo de concentración y murió en Auschwitz. Luego está Jacqueline Tabick, nacida en Irlanda y ordenada en 1975.

Pregunta. ¿Hay una escuela para rabinos?

Respuesta. En España no hay, pero sí hay escuelas rabínicas en Francia, Reino Unido y Alemania. En un primer momento mi sueño era formarme en Estados Unidos. Pero llegó un momento en que decidí que quería estudiar en mi lengua materna. No quería perder eso. Así que hice mi formación online en un seminario de Argentina. Durante cinco años y medio me conectaba de madrugada para estudiar el Talmud, filosofía judía, y mística después de todo un día de trabajo. Me explotaba la cabeza.

Pregunta. En su discurso de ordenación dijo: “Me dijeron que no me lo iban a poner fácil”. ¿Quién no se lo puso fácil?

Respuesta. En el inconsciente colectivo de muchos judíos, el rabino sigue siendo un hombre vestido de negro.

Pregunta. ¿Se fían más de un hombre?

Respuesta. No sé si la palabra es fiarse. Pero en el inconsciente está la imagen de un hombre barbudo, estudioso, vestido de negro, como el único con autoridad rabínica. Tiene sentido porque durante mucho tiempo las mujeres estuvimos alejadas del acceso a los textos y a la interpretación de los mismos.

Pregunta. En la Iglesia Católica, las mujeres no pueden ser sacerdotisas. ¿El judaísmo es más igualitario?

Respuesta. Mira, pues sí. Respecto a la Iglesia, no está permitido que las mujeres accedan al sacerdocio, pero ya hay un grupo de mujeres con sus estudios y con roles muy parecidos al de un sacerdote. El tiempo y los contextos son los que habilitan determinadas prácticas. Todo es cuestión de tiempo.

Pregunta. Usted es fundadora de la comunidad judía progresista de Madrid. ¿En qué se diferencia la corriente reformista de la ortodoxa?

Respuesta. Con la modernidad los judíos empezamos a preguntarnos cómo encajar la religión con los nuevos tiempos. Hubo distintas respuestas, distintas interpretaciones de lo que nos une, que es la Torá, el texto. Mi comunidad forma parte de un movimiento internacional que tiene una línea de interpretación múltiple, que no se atiene a la palabra ortodoxa. En la corriente ortodoxa solo hay una línea de interpretación. En nuestro caso, hay una autonomía del individuo que llamamos “elección informada”. Eso conlleva responsabilidad, que no todo el mundo está dispuesto a tomarla, para cuestionarte tus prácticas, cuestionar el texto y definir en qué te quieres comprometer y cómo lo vas a hacer de manera responsable.

Pregunta. ¿Cómo fue su infancia en Ceuta?

Respuesta. Me crie en un espacio de solo 19 kilómetros cuadrados donde convivimos cuatro culturas: judíos, cristianos, musulmanes e hindúes. Crecí escuchando árabe, puedo leer y escribir en fusha y hablar el dariya, el árabe coloquial de Marruecos. La convivencia no siempre fue fácil, no hay que idealizarla. Pero la clave siempre estuvo en el cuidado constante de las relaciones vecinales y de convivencia. Eso a veces se pierde porque nos vemos imbuidos en la polarización y los extremos. La convivencia exige esfuerzo y sacrificio, pero es maravillosa.

Pregunta. Ahora hay un repunte del racismo, de los discursos de odio dirigidos a la inmigración. ¿Cómo lo vive?

Respuesta. Yo me crie entre personas diferentes, nunca tuve miedo del otro. La inmigración ilegal es un problema complejo que muchos usan para polarizar. Los extremistas identifican bien ciertos problemas sociales que crean tensión y los aprovechan para dividirnos.

Pregunta. ¿Qué posición tiene su comunidad sobre el colectivo LGTBIQ+?

Respuesta. En mi comunidad hay gente con parejas del mismo sexo, no binarios… Para mí es natural, no hay distinción. Formamos una familia. Mi obligación es escuchar sus necesidades y sus identidades.

Pregunta. Usted no es israelí, pero en el conflicto de Gaza se mezcla judaísmo y sionismo. ¿Cómo está viviendo usted esta guerra?

Respuesta. No lo estoy viviendo bien, al igual que muchas personas dentro de la comunidad judía. Hay un debate dentro de las comunidades. El judaísmo y las comunidades no son homogéneas, son muy diversas. Pero hay algo claro y simple: queremos que la guerra acabe ya. Queremos que se trabaje de manera responsable para que haya paz. La paz no viene sola, hay que trabajarla. Hay mucha gente sufriendo, los rehenes y muchos palestinos muertos.

Pregunta. ¿No faltan más voces judías en contra de esta guerra?

Respuesta. Mira, yo creo que las hay. Yo tengo muchas voces a mi alrededor, y no solo dentro de mi comunidad. Puede haber un reducto que piense lo contrario, pero no creo que haya gente dentro del mundo judío en España que quiera sostener esta guerra. Tiene que acabar ya.

Pregunta. ¿Ha notado un repunte del antisemitismo desde que empezó el conflicto?

Respuesta. Sí, terriblemente. Primero fue un antisionismo. Pero eso ha mutado en un antisemitismo que ya parecía olvidado. Un antisemitismo medieval ha vuelto a despertar en España. En abril acudí a un bar mitzvá en un lugar que no era nuestra sinagoga, un lugar alquilado. Llegó una trabajadora del sitio, interrumpió la celebración y empezó a decirnos cosas antisionistas como: “Vosotros que matáis a niños”. Luego, sin darse cuenta, pasó a un discurso nazi: “Ojalá os quemen. Van a venir mis amigos a lincharos”. Una sola persona logró acorralar a un grupo de 18 personas con su violencia verbal. Me quedé sobrecogida. Ahora está en manos de la justicia.

Pregunta. El odio nunca está justificado, pero quizá hay gente que no ve que la comunidad judía está en contra de esta guerra. ¿Por qué cree que puede haber gente que no perciba ese rechazo?

Respuesta. Creo que hay muchas voces que salen para decir que quieren que acabe este conflicto donde sufren muchas personas. Muchas veces parece que nos estamos defendiendo. Pareciera que para creernos y para validarnos como judíos se nos exige sí o sí posicionarnos y afirmar que estamos en contra de esta guerra. No queremos la guerra. Me pregunto si también se busca hacernos sentir culpables por el propio hecho de ser judíos. No sé si decir que estamos en contra de esta guerra va a apaciguar el antisemitismo. No sé si solamente diciendo que estamos en contra de esta guerra se va a calmar o aplacar el odio.

Pregunta. ¿Netanyahu se ha convertido en el peor enemigo de los judíos?

Respuesta. Creo que como todo líder político, seguramente muchos estarán a favor de su liderazgo. Yo no soy israelí, pero desde luego que como líder político no es un referente para mí.

Pregunta. ¿Y en su comunidad lo es?

Respuesta. Tampoco, pero yo no puedo hacerme responsable de lo que piensen otros. En mi comunidad intentamos no hablar de Netanyahu, pero su liderazgo es cuestionado y nos pesa.

Pregunta. ¿La guerra no está instaurada en la conversación? ¿No es un tema recurrente para vosotros?

Respuesta. El otro día hablaba con una amiga y decíamos: “Qué dura se está haciendo esta situación”. Siempre que alguien sabe que eres judío, se acerca y pareciera que eres el primer portavoz de la guerra y de lo que está pasando en Israel. Para mí cada día es un cuestionamiento de cómo vivo esto a nivel personal, cómo lo vive mi comunidad y cómo lo vive la comunidad judía en general en España y en el mundo. Después de esto nos va a costar mucho cambiar la mirada que hay sobre la comunidad judía y sobre Israel. Pero todos tenemos una responsabilidad. Responsabilidad es la habilidad de responder. Hay que seguir tejiendo diálogos.

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