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El juicio por maltrato de menores a la expareja de Juana Rivas en Italia se aplaza un mes nada más empezar

Francesco Arcuri afronta un proceso penal que ha tardado seis años en iniciarse. En breve llegará también una sentencia sobre si puede seguir o no con la custodia del hijo menor

La atención del complejo caso de Juana Rivas se ha trasladado a Italia, país donde apenas existe mediáticamente, casi dos meses después del último episodio en Granada. El 25 de julio, la justicia española ...

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La atención del complejo caso de Juana Rivas se ha trasladado a Italia, país donde apenas existe mediáticamente, casi dos meses después del último episodio en Granada. El 25 de julio, la justicia española entregó la custodia de Daniel, su hijo menor de 11 años, a su expareja, el italiano Francesco Arcuri, que se lo llevó a vivir con él a su casa en Cerdeña. Pero este jueves se ha abierto en el tribunal de Cagliari, en la isla italiana, una nueva etapa del litigio: un proceso penal contra Arcuri, acusado de maltrato físico y psicológico de sus dos hijos, Daniel y Gabriel, que ya es mayor de edad y ha querido vivir con su madre en Granada. Este juicio inminente era precisamente uno de los motivos por los que la defensa de Rivas argumentaba que Daniel no podía ser entregado a su padre, pero en Italia los procesos civiles y penales son independientes. Sin embargo, el juicio no ha llegado ni a comenzar. Ha sido aplazado al próximo 23 de octubre nada más empezar por una primera discusión técnica. Estaba presente Arcuri, como acusado, pero no Rivas ni los hijos de ambos, que declararán más adelante.

Tanto la Fiscalía como la defensa de Arcuri han pedido al tribunal, aunque por razones diversas, que nombre un curatore speciale de Daniel, un abogado tutor legal que defienda sus intereses en el juicio, y el juez se ha dado un mes para decidirlo. El fiscal argumenta que el actual tutor, personado en el litigio judicial civil por la custodia, no se ha interesado por este otro proceso, de hecho no ha asistido a la vista de este jueves, pese a ser citado. Fuentes jurídicas explican que la Fiscalía, con esta petición, está tratando de evitar futuros recursos por este motivo más adelante.

En cambio, la defensa de Arcuri opina que hay “un conflicto de intereses”: sostiene que Juana Rivas no puede encargarse de defender los intereses del menor a través de un abogado presente en el proceso porque está involucrada en un juicio penal en España (declarará el 30 de octubre por el último conflicto, presunta sustracción de menor por no haber enviado de vuelta a Italia a Daniel en Navidad). Por eso piden que le defienda alguien “neutral”. “El abogado de Daniel lo ha elegido la señora Rivas, pero como ahora empezará un proceso en España contra ella por sustracción de menores, no consideramos oportuno que sea ella quien lo elija. No lo hace el señor Arcuri, pero no lo debe hacer tampoco la señora Rivas”, ha argumentado tras la vista Enrico Marcello, abogado del acusado, que ahora debe presentar las motivaciones de su solicitud.

Por su parte, el abogado de Rivas y su hijo, Fabio Cannas, ha explicado tras la vista que se atendrá a lo que decida el juez, pero cree que en todo caso seguirá representando a la madre, pues sigue teniendo la patria potestad del menor y puede nombrar un abogado.

Se trata de un retraso más en un proceso que, en realidad, acumula ya una demora de seis años (y durará al menos dos o tres años más hasta una sentencia firme). La primera denuncia de Rivas contra su expareja por maltrato de los menores es de febrero de 2019. Fue a los dos años de que estallara el conflicto, cuando en 2017 ella se llevó a los hijos a España durante un mes, algo por lo que fue condenada en 2018. Tras esa primera denuncia, luego presentó varias más, pero la Fiscalía sarda siempre las fue desestimando y archivó el caso. Sin embargo, la defensa de Rivas en Italia solicitó el año pasado a la Fiscalía General del tribunal de Cagliari, un organismo superior, que asumiera el caso y lo reabriera. Y la Fiscalía lo hizo, revisó las actuaciones y decidió llevar adelante la acusación, que finalmente ha acabado en el juicio iniciado este jueves.

Este desarrollo de los acontecimientos es explicado por cada parte con una visión distinta. Según a quién se oiga, es sorprendente que ahora se reabra el caso cuando durante años se archivaron las denuncias ―es la impresión de la defensa de Arcuri―, o por el contrario, lo llamativo es que se desestimaran y es por fin ahora cuando la Fiscalía se ocupa seriamente del caso, como señala la acusación.

Arcuri dice que todo parte de “denuncias infundadas”

Arcuri ha expresado tras la vista su perplejidad porque el caso se haya reabierto “después de que el primer fiscal archivara todas las denuncias”. Según ha afirmado, “eran denuncias que la madre hacía regularmente cada vez que venía aquí, completamente infundadas y el fiscal precedente las ha analizado durante años y las archivaba todas”. “Eran denuncias que ya se habían presentado, todas se archivaban según una lógica investigativa, no una lógica imaginaria. Ahora es una oportunidad para aclararlo todo”, ha explicado. Sobre su hijo Daniel, que ahora vive con él, ha dicho que está bien y ha comenzado el colegio. “Ha recuperado su vida y sus amistades”, ha asegurado otro de los abogados del padre, Serlapo Bardi, que ha añadido que el menor será seguido por los servicios sociales italianos, como han dispuesto los tribunales.

En cambio, la Fiscalía ha aportado en su escrito de acusación informes médicos, fotografías y testimonios con las siguientes acusaciones contra Arcuri: someter a los dos hijos “habitualmente a violencias físicas, verbales, vejaciones, injurias y amenazas”, en concreto “golpes en la cabeza, bofetadas y golpes en otras partes del cuerpo, empujándoles contra la pared, o arrojándoles con fuerza en el suelo, posicionando las manos en torno al cuello hasta obstaculizar la respiración”. Sostiene que les llamaba “gusanos asquerosos como la madre, que no valían nada, llamándoles hijos de puta” y otros insultos, a veces “escupiéndoles en la cara”. Asegura también que “les amenazaba frecuentemente con matarlos” si lo contaban a alguien.

Pero no es el único proceso abierto en Italia en esta batalla judicial. Hay otro, civil, por la custodia del hijo menor, pues Juana Rivas recurrió que se concediera a Arcuri y aún debe resolverse en el Tribunal de Casación, equivalente al Supremo español. La sentencia se espera en breve, probablemente antes de fin de año, y su resultado incidirá en el caso. Sobre todo si da la razón a la madre y anula la custodia concedida al padre. En ese caso, debería repetirse de nuevo el proceso.

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