La Justicia condena a la mujer que denunció una agresión durante una convención de Tecnocasa por un delito de amenazas contra su jefe

La mujer, que denunció a su superior por despido improcedente, fue a su vez denunciada por él. Para este proceso ella interpuso una apelación que ha sido desestimada, por lo que el fallo es firme

Una de las oficinas de Kìron, franquicia de Tecnocasa, en Zaragoza.Elena Escriche

La Justicia ha condenado por “un delito leve de amenazas” contra el que entonces era su jefe a la mujer que denunció una agresión sexual con sumisión química durante una convención de Tecnocasa. En la sentencia —que ella recurrió pero fue desestimada la apelación, por lo que la condena ya es firme—, se establece una multa de ocho euros al día durante tres meses y la prohibición de comunicación y aproximación a menos de 20...

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La Justicia ha condenado por “un delito leve de amenazas” contra el que entonces era su jefe a la mujer que denunció una agresión sexual con sumisión química durante una convención de Tecnocasa. En la sentencia —que ella recurrió pero fue desestimada la apelación, por lo que la condena ya es firme—, se establece una multa de ocho euros al día durante tres meses y la prohibición de comunicación y aproximación a menos de 200 metros del denunciante durante seis meses. A la vez, la absuelve del delito leve de coacciones por el que también la denunció, y queda también absuelto el amigo de esa mujer, quien la ha estado acompañando durante todo el proceso, y que también fue a juicio por amenazas y coacciones.

El inicio de todo está marcado en el lunes 17 de junio. Acababan de volver de la convención anual de Tecnocasa en Santander, que había sido ese fin de semana, y el lunes, la mujer fue junto a su compañero de trabajo a contarle a su jefe que se había despertado a las 8.00 del sábado “desnuda en la cama, con dolor vaginal, marcas en las muñecas como de haber sido sujetada con fuerza y una moradura en el muslo derecho”, y que había “dado positivo en benzodiacepinas y cocaína que ella no consumió ni consciente ni voluntariamente”, según consta en la denuncia ante la policía. Esos hechos, por la vía penal, ya fueron instruidos por una jueza en Santander que archivó la causa hace un mes y trasladó al juzgado la posible existencia de denuncia falsa. En el auto, concluyó que “no existe indicio alguno de que haya existido una sumisión química” y que “los hechos denunciados no han resultado probados ni siquiera indiciariamente”. Esa sentencia está recurrida.

Por otro lado, se sucedieron varias denuncias más. Al día siguiente de acudir a su jefe, se produjo el despido. Y es en los días siguientes cuando se producen los hechos por los que ya el exjefe tanto de ella como de su amigo, los denunció. Consta en los hechos probados de la sentencia de ese proceso que, “sobre las 20.00 horas del día 18 de junio”, el jefe de esa mujer les comunicó el despido tanto a ella como a su amigo. Ella “se enojó y arrojó una taza contra el suelo fracturándola, a la vez que le dijo, entre otras cosas, que se iba a arrepentir, que se la iba a cargar y que todo el mundo se iba a enterar de lo que hacía”.

Se lee también en el fallo que unos 40 minutos después, ella llamó por teléfono a un jefe de otra de las oficinas de Tecnocasa “y le dijo reiteradamente que le iba a quemar la oficina a Jorge y que le iba a romper los ordenadores”; que esa misma noche, cuando el jefe de la mujer cerró la oficina y estaba con un cerrajero al que había pedido cambiar la cerradura, ella y su amigo “se le acercaron” y ella “le dijo que se pensara bien lo del despido porque esto iba a acabar mal”; y que al día siguiente, ambos fueron a otras dos oficinas de la marca, en una ella le contó “a un empleado que la habían drogado y violado y que lo iba a decir por ahí”, y en la otra “solicitó trabajo” al dueño de la franquicia “y le dijo que quería ser readmitida, que si no, le iba a arruinar la vida” a su jefe.

Y al día siguiente, ya 20 de junio, ella y su amigo volvieron a su oficina para “entregar documentos relacionados con la relación laboral”, su jefe “les dijo que no podían entrar” y ante la insistencia, les dijo que se “marcharan, que iba a llamar a la policía, lo que hizo de inmediato y los denunciados salieron de la oficina”. Al salir, recoge la sentencia, ella dijo: “Va a quedar bonita la marca de Tecnocasa, agresión sexual en la convención, por alguien de aquí de Zaragoza, una agresión sexual, acoso laboral, de todo… Que no me tenga que pagar una millonada”.

Ella no negó esos hechos, que también constaban en la segunda carta de despido que recibió —le llegaron dos con seis días de diferencia por distintos motivos—; dijo a este diario el pasado julio que sí, que rompió la taza y tiró las revistas, y también que “claro que estaba alterada, no tanto por el despido en sí, sino por las circunstancias y las formas en las que se estaba dando”. Ahora, insiste en que “lo único que hacen es proteger a esa marca y a todos los de esa marca [Tecnocasa]”.

Por los hechos que constan en el fallo como probados, el jefe denunció tanto a la mujer como a su amigo, que es el proceso por el que ahora ella ha sido condenada y su amigo, absuelto. A la vez, ambos denunciaron el despido improcedente —admitidas y con juicios que se producirán, en principio, en febrero del año que viene—, e Inspección de Trabajo inició una investigación de la que aún no han recibido el informe.

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