Cribados de cáncer o programas para dejar de fumar: el mapa de los servicios de las farmacias en España

En España hay más del doble de farmacias (unas 23.000) que de centros de salud (poco más de 10.000). Y los farmacéuticos sienten que están desaprovechados. Su preparación da para mucho más que expender medicinas y, cada vez más, prestan servicios de salud pública que sobrepasa esta atención: cribados de VIH, de cáncer, diabetes, programas para dejar de fumar, para mantenimiento de metadona, intercambio de jeringuillas... más de una docena que ya prestan, pero de forma muy desigual en función de la comunidad autónoma (ver mapa).

El Consejo General de Colegios Farmacéuticos (CGCF) ha presentado este miércoles un estudio con la implantación de todos estos servicios en España, a los que considera como un importante complemento a la saturada Atención Primaria. Una de las conclusiones más claras es la gran inequidad: frente a la decena de servicios que prestan Cataluña o País Vasco, autonomías como Madrid, Comunidad Valenciana, Cantabria, Asturias, Murcia y Extremadura ofrecen un máximo de tres.

Los servicios de salud pública más extendidos son la promoción de hábitos saludables (presentes en 16 comunidades), seguida de los de prevención de daños a través de programas de metadona, que ofertan 11 autonomías. Esto permite evitar que el servicio se concentre en centros especializados, lo que llega más cerca de los usuarios que están en tratamiento de desintoxicación, además de evitar la estigmatización que algunos pacientes pueden sentir por el mero hecho de acudir a estos servicios.

El CGCF ha identificado 23 iniciativas de cribados en 11 comunidades autónomas. Los más frecuentes son los de VIH (que hacen siete autonomías) y el cáncer colorrectal (cuatro). Este último, mediante pruebas de heces, evita a los pacientes burocracia y varias visitas a su centro de salud, defiende el Consejo, lo que puede servir para aumentar la cobertura de estas pruebas preventivas a la población. Además, ocho autonomías ofrecen alguno de los demás cribados que pueden hacer las farmacias, como los de pulso irregular, sarcopenia (pérdida de masa muscular), diabetes, enfermedad renal, deterioro cognitivo y cáncer de cérvix.

En siete comunidades existen programas de cesación tabáquica: los farmacéuticos formados en la materia pueden asesorar a los fumadores sobre las mejores alternativas farmacológicas y ponerse en contacto con los centros de salud para recomendar la prescripción de medicamentos. Esta es precisamente una de las estrategias que incluye el documento de consenso de expertos que se presentó la semana pasada en el congreso de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), que tiene por objeto que profesionales sanitarios de todas las ramas colaboren en la ayuda a dejar de fumar a los más de seis millones de españoles que lo hacen a diario. Eliminar este hábito (que se considera una enfermedad) evitaría al menos 50.000 muertes al año en España.

También en siete comunidades están presentes las Redes de Farmacias Centinela, que sirven para la detección, notificación y prevención de problemas de seguridad relacionados con el uso de medicamentos. Además de las mencionadas, el Consejo ha identificado iniciativas de programas de intercambio de jeringuillas, medición de parámetros clínicos, medidas de sanidad ambiental, participación en campañas de vacunación o asesoramiento nutricional.

Jesús Aguilar, presidente del CGCF, ha subrayado el creciente interés de las autoridades sanitarias en extender estos servicios. “Las Administraciones son conscientes de que cuando se implica a las farmacias en proyectos asistenciales, la garantía de éxito está asegurada. En estos años hemos ampliado la prestación y concertación de servicios con las farmacias a un ritmo y con una cartera desigual entre comunidades autónomas, que son las que tienen la capacidad de decidir qué servicios financiar”, señala.

Servicios relacionados con los medicamentos

El estudio del consejo también ha examinado los servicios relacionados con los medicamentos que las farmacias dan, más allá de la dispensación y el asesoramiento sobre fármacos. El más generalizado es el de reacondicionamiento de medicamentos a través de Sistemas Personalizados de Dosificación, para asegurar que el paciente tome su medicación correctamente, en la dosis y el momento adecuados, algo que ofrecen farmacias de 16 comunidades autónomas.

Estos sistemas consisten, tras obtener el consentimiento del paciente o cuidador, en realizar una entrevista para conocer los detalles del tratamiento, para organizar los fármacos en envases tipo blíster y así facilitar su uso. El farmacéutico revisa la medicación para prevenir errores y realiza un seguimiento del tratamiento. Este sistema es especialmente útil para pacientes polimedicados, personas mayores o con problemas cognitivos, y aquellos que viven solos.

La llamada dispensación colaborativa, un servicio que acerca determinada medicación hospitalaria a los pacientes a través de su farmacia comunitaria, está disponible en ocho autonomías. El CGCF calcula que si se implantase en todo el país podría beneficiar a 1,2, millones de personas y evitar 11 millones de desplazamientos y visitas al hospital cada año.

Otro de los servicios es el de adherencia terapéutica, disponible en siete comunidades. Supone una ayuda a los pacientes a cumplir su tratamiento, algo que cobra importancia en los crónicos, que tienen dificultad para cumplir sus prescripciones hasta en un 50% de ocasiones, según el Consejo. Tres autonomías han incorporado una versión de esta asistencia para pacientes trasplantados a través del proyecto de investigación JunTOS, que se inició el pasado verano.

Revisión de botiquines, programas de conciliación de la medicación (la revisión del tratamiento para evitar errores y duplicidades, garantizando que los medicamentos sean adecuados y seguros), o los de formulación magistral son otros servicios de las farmacias que van más allá de dispensar medicinas.

Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organización de Pacientes, ha asegurado que todos estos servicios son “fundamentales para mejorar la calidad de vida de los pacientes, especialmente de aquellos con enfermedades crónicas, ya que acercan la atención sanitaria a sus necesidades diarias y garantizan un seguimiento más cercano y personalizado”.