Siete horas “tirada” y vomitando tras una intoxicación con una galleta de derivados del cannabis: “Creía que me moría”
La mujer que puso la denuncia que ha llevado a una alerta europea para retirar productos con HHC no aptos para uso humano compró las ‘cookies’ con su hija en una tienda de Madrid
A sus 52 años, el único contacto con la droga de Andrea en su vida había sido darle una calada a un porro cuando era joven. Ahora no toma “ni Coca-Cola” y ve a los fumadores “como drogadictos”. Profesional de la nutrición y la salud, cuida que todo lo que entre en su nevera sea saludable y de calidad. Por eso, su hija (de 20) se asombró cuando le ofreció probar unas galletas fabricadas con derivados de la marihuana y ella aceptó: “¿De verdad vas a tomar tú eso, mamá?”. ...
A sus 52 años, el único contacto con la droga de Andrea en su vida había sido darle una calada a un porro cuando era joven. Ahora no toma “ni Coca-Cola” y ve a los fumadores “como drogadictos”. Profesional de la nutrición y la salud, cuida que todo lo que entre en su nevera sea saludable y de calidad. Por eso, su hija (de 20) se asombró cuando le ofreció probar unas galletas fabricadas con derivados de la marihuana y ella aceptó: “¿De verdad vas a tomar tú eso, mamá?”. El experimento acabó con sendas intoxicaciones y una denuncia ante las autoridades sanitarias.
Las cookies que compraron no estaban autorizadas para el consumo humano y, según los análisis de sangre que Andrea se hizo tras la ingesta, y a los que ha tenido acceso este periódico, contenían THC, el componente psicoactivo del cannabis, algo que ni siquiera estaba en la etiqueta. Tras la denuncia, el producto fue retirado del mercado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
“Cometí dos errores”, relata Andrea, nombre ficticio, ya que quiere que se conozcan los hechos preservando su intimidad. “El primero fue comerme la propia galleta, cuando yo suelo ser muy cuidadosa con lo que como. Pero ante la pregunta de mi hija, me dije: ‘¿Por qué no? Mucha gente toma estas cosas y no pasa nada’. El segundo fue no leer el empaquetado, donde advertían que no eran aptas para el consumo. Pero esto tampoco es justificación para la tienda ni para el fabricante, porque si no se pueden consumir unas galletas, ¿para qué las vendes?”, continúa.
Todo ocurrió el pasado 13 de febrero. Andrea y su hija iban paseando por el centro de Madrid y decidieron entrar en una tienda de derivados del cannabis de la Plaza de Cascorro. La hija cogió una caja con cinco galletas de la marca Weed Nation que, además de pepitas de chocolate, azúcar, y mantequilla, entre otros ingredientes, supuestamente contenían HHC, uno de los principios activos del cannabis.
Se trata de hexahidrocannabinol, que se encuentra en bajas concentraciones en partes de la planta, como el polen o las semillas. Sus efectos son similares a los del tetrahidrocannabinol (THC), el componente más importante de la marihuana, el que produce las principales sensaciones que suelen buscar los consumidores de esta droga: relajación, desinhibición, alegría...
Aunque la venta de productos con HHC para el consumo no está permitida, no es difícil encontrarlos en tiendas similares a la que Andrea y su hija entraron en Madrid. “No es que lo comprásemos en el mercado negro ni en internet. Tenía su paquete y la dependienta nos dijo que ella también lo tomaba con su madre, todo fue muy natural y no me planteé que aquello fuera un producto ilegal”, explica la afectada.
Esa noche, madre e hija se pusieron a ver una película y probaron las galletas. Cada una comió una. Al terminar el filme, se levantaron del sofá y ambas sintieron un enorme vértigo y malestar. Lo que siguió fueron siete horas (cinco y media en el caso de la hija) “tiradas” junto al váter, vomitando y casi sin poder moverse.
“Cada una estábamos en un baño. No podíamos ni mover la cabeza porque inmediatamente vomitábamos. Tampoco era capaz de ir a por el móvil. Mi empeño era llamar al 112, porque estábamos solas en casa y yo creía que me iba a morir; que nos íbamos a morir y no se iba a enterar nadie. Al principio articulábamos alguna palabra de un baño a otro, pero poco después no podíamos ni hablar. Yo sabía que mi hija estaba viva porque la oía vomitar”, relata Andrea.
Su obsesión era no dejarse ir porque sentía que se le “paraba” el corazón. “Veía alucinaciones con ojos cerrados, pero es que no podía abrirlos. Todo el tiempo notaba que me iba, que me iba, y en ese momento abría y cerraba las manos, porque se me dormían. Las piernas y manos, intentaba moverlas”, prosigue.
Su hija pudo levantarse sobre las 4.30. En ese momento Andrea pensó que ya no era necesario llamar a emergencias, que más tarde o más temprano, a ella también se le tendría que pasar. Pero eso no sucedió hasta las 6.00. Al día siguiente fue a urgencias, pero ya no sufría los efectos: ni los mareos, ni la aparente bajada de tensión. Pero pidió una analítica para saber a qué sustancia se había expuesto.
Positivo en THC
Ese análisis es el que arrojó el positivo en THC. Todos los síntomas que describe son típicos de intoxicaciones ingiriendo esta sustancia, una intoxicación que no suele ir a mayores, pero produce en quienes la padecen esa sensación de que se va la vida.
Antes de recibir los resultados de las pruebas, Andrea acudió a una oficina del consumidor a denunciar el caso. La remitieron a Madrid Salud, la oficina municipal de Salud Pública, y ahí puso la queja. “Yo no voy a denunciar ni a la tienda ni a la marca, lo único que quiero es que se vigile esto para que no le pase a nadie más”, asegura.
La AESAN emitió una alerta el pasado 22 de marzo, que fue recogida por el Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos (RASFF, en sus siglas en inglés) de la Unión Europea. Recoge que dos personas resultaron intoxicadas tras consumir galletas y gominolas procedentes de la República Checa y que requirieron asistencia médica al sufrir “síntomas neurológicos (vértigos y mareos) y vómitos”. Las gominolas que menciona la alerta, que no probaron madre e hija, también estaban marcadas como un producto con HHC, y tenían idéntica inscripción en su envase: “Producto de uso técnico o investigación. No consumir”.