Grecia se convierte en el primer país cristiano ortodoxo en aprobar el matrimonio igualitario
El Parlamento aprueba por 176 votos a favor, 76 en contra y dos abstenciones la reforma, que ha provocado una crisis interna en el partido del Gobierno
Grecia ha aprobado el matrimonio igualitario y se convierte así en el primer país cristiano ortodoxo en legalizar las uniones entre personas del mismo sexo. El Parlamento ha modificado el Código Civil para que las parejas de gais y lesbianas se puedan casar. Grecia se convierte así en el 37º país que reconoce oficialmente a las familias formadas por personas del mismo sexo. La ley, que ha salido adelante con 176 votos a favo...
Grecia ha aprobado el matrimonio igualitario y se convierte así en el primer país cristiano ortodoxo en legalizar las uniones entre personas del mismo sexo. El Parlamento ha modificado el Código Civil para que las parejas de gais y lesbianas se puedan casar. Grecia se convierte así en el 37º país que reconoce oficialmente a las familias formadas por personas del mismo sexo. La ley, que ha salido adelante con 176 votos a favor, 76 en contra y dos abstenciones, les otorga los mismos derechos que a los matrimonios heterosexuales. En las parejas con hijos, los progenitores no biológicos podrán adoptar a los menores que hasta ahora, oficialmente, solo tenían un padre o una madre. También podrán adoptar a un menor juntos. La ley excluye la posibilidad de que las parejas del mismo sexo recurran a los vientres de alquiler, a pesar de que en Grecia son legales las clínicas que ofrecen este servicio a parejas heterosexuales.
Centenares de personas convocadas por colectivos LGTBI+ se han concentrado en la plaza Syntagma de Atenas, situada frente al Parlamento, para celebrar lo que consideran una victoria de su movimiento. La concentración se ha alargado hasta casi la medianoche, hora local (una hora menos en la España peninsular), momento en el que ha concluido la votación. A primera hora de la tarde, varias decenas de fundamentalistas cristianos se reunieron, también en la plaza Syntagma, para oponerse a una ley que consideran “satánica” y contraria a su concepto de familia. No se han producido incidentes entre las dos concentraciones.
Nueva Democracia, Syriza, Pasok, Rumbo a la libertad y Nueva Izquierda han votado a favor, frente al No de los tres partidos de extrema derecha y del Partido Comunista (esta última formación, con la excepción de algunos artículos menores que sí ha apoyado, porque la ley se ha votado dividida en tres secciones). Aunque los activistas reunidos en Syntagma daban por hecho que el resultado de la votación sería favorable, hasta el último momento no se ha confirmado el número de apoyos, porque tanto Nueva Democracia como Syriza y Pasok tenían varios diputados que no habían aclarado el sentido de su voto. Además de los 176 parlamentarios que han votado a favor, los 76 que lo han hecho en contra y las dos abstenciones, ha habido 46 diputados que se han ausentado de la votación. La sesión parlamentaria ha sido agotadora; se ha alargado durante el miércoles y el jueves y 130 diputados —de un total de 300— han pedido tomar la palabra durante la misma. El Parlamento de Grecia se acostumbró a votar leyes importantes a medianoche, o incluso de madrugada, durante las reformas de la crisis financiera de la década pasada.
El impulsor de la ley ha sido el primer ministro Kyriakos Mitsotakis, lo que ha provocado la primera crisis interna en su partido, Nueva Democracia, desde que fuera elegido en 2019. “Es algo que nuestra Constitución prevé, y que nuestra sociedad exige, para que las personas que nos rodean y que hasta ahora eran invisibles puedan volverse visibles”, ha dicho este jueves el primer ministro, que ha defendido que esta ley es una manera de proteger a la infancia, una afirmación que resulta controvertida para la parte más conservadora de su partido.
El voto en contra más significativo ha sido el del ex primer ministro Antonis Samarás, líder de la corriente interna de Nueva Democracia conocida como familia Karamanlis. Los ministros Thanos Plevris y Makis Voridis, que pertenecen al ala más conservadora del partido, se han ausentado para no votar en contra. Otra veintena de diputados de Nueva Democracia ha votado en contra.
El partido comunista (KKE) ha votado en contra con el argumento de la defensa del interés de la infancia. El mismo argumento ha sido esgrimido por la extrema derecha. Para Dimitris Kutsubas, secretario general de los comunistas, tanto ser homosexual como “la convivencia de dos personas adultas” son cuestiones “individuales”; por el contrario, lo relativo a los niños “concierne a la sociedad y va más allá del deseo individual de los adultos”.
Vasilios Estigas, portavoz de la formación Espartanos —heredera de los neonazis de Amanecer Dorado—, ha declarado: “Si se aprueba este enfermizo proyecto de ley, las puertas del infierno y de la perversión se abrirán también para Grecia”. A los verdaderos espartanos, los de la Grecia Antigua, les parecería ridículo que alguien que toma su nombre haga proclamas homófobas. Los de Leónidas consideraban que la homosexualidad ayudaba a fortalecer el vínculo entre ciudadanos-soldado y, por ello, beneficiaba al Estado. Tasos Ikonomópulos, diputado de Niki, otra formación de extrema derecha, se ha opuesto porque, según él, la ley “viola el derecho sagrado de todo niño a crecer con un padre y una madre, como el Dios creador lo quiso por naturaleza”.
Mitsotakis, reelegido en julio del año pasado con mayoría absoluta, tiene como objetivo ocupar el máximo espacio posible del tablero político, desde la derecha hasta el centro. Por un lado, les disputa el terreno a los tres partidos de extrema derecha mediante una de las políticas migratorias más duras de Europa. Y, por otro, aprueba medidas como la presente, que le alejan de una derecha conservadora y le perfilan como una fuerza liberal. Es una ambiciosa estrategia que no está exenta de riesgo. Grecia no es un país laico, la Constitución permite la libertad de culto, pero consagra el cristianismo ortodoxo como religión oficial del Estado. La Iglesia sigue teniendo un gran poder y para Nueva Democracia no es fácil avalar preceptos a los que se opone el clero. Aunque con diferente intensidad, todos los arzobispos de Grecia se oponen al matrimonio igualitario.
El arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Jerónimo, había pedido que la votación en el Parlamento fuera nominal. Es decir, que cada diputado pronunciara en voz alta si estaba a favor o en contra, con el argumento de que de ello depende “la democracia y los intereses del pueblo griego”. Era la primera vez que un arzobispo pedía una medida tan concreta. Sin embargo, no es lo que ha decidido la mesa del Parlamento.
A pesar de que Nueva Democracia se opone a la separación de la Iglesia y el Estado, y de hecho detuvo la reforma constitucional al respecto propuesta por Syriza en 2019 cuando ganó las elecciones, Mitsotakis ha defendido este jueves en el Parlamento que el Estado debe ser independiente y “debe avanzar en sus propias acciones con la brújula de la igualdad ante la ley”. Ante quienes le acusan de no defender los valores cristianos, ha proclamado que “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, para recordar que el Parlamento griego ya ratificó hace años el matrimonio civil o la posibilidad de incinerar un cuerpo, dos cuestiones que en su día fueron muy polémicas para la Iglesia ortodoxa.
Para Syriza tampoco ha sido un trámite fácil. Desde hace medio año, el principal partido de la oposición está liderado por Estéfanos Kaselakis, el primer político fuera del armario que dirige un partido en Grecia. Nadie entendería que hubiera votado en contra de los derechos de su propio colectivo. Por ello, Kaselakis no solo ha apoyado desde un inicio la reforma, sino que anunció que, a diferencia de Nueva Democracia, los diputados de Syriza no tendrían libertad de voto. Este detalle no sentó bien a figuras destacadas de su formación, que aducían que Syriza no debería servir de muleta de Mitsotakis en un tema que provoca división interna.
Las miradas han estado puestas en Pavlos Polakis, porque fue uno de los principales apoyos con los que Kaselakis ganó las primarias de Syriza. Polakis no ha comparecido en el Parlamento y ha puesto como excusa que estaba atendiendo pacientes en su consulta médica. Su ausencia ha sido aprovechada por Mistotakis, quien ha intentado minimizar la importancia de sus disidencias dando visibilidad a las discrepancias en Syriza y al “atronador silencio” del líder del Pasok, Nikos Androulakis.