Los médicos cada vez necesitan más ayuda para sus problemas de salud mental, que repercuten en los pacientes
Un programa de atención a doctores ha duplicado la demanda desde el comienzo de la pandemia. En los últimos dos años, las consultas han aumentado un 40%
Los médicos reportan cada vez más problemas de salud mental. No paran de crecer los que acuden al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), que los dos últimos años ha atendido a 1.711 nuevos profesionales. Es un 40% más que en los dos previos y el doble que hace cinco, antes de comenzar la pandemia, según datos publicados este jueves por la Organización Médica Colegial (OMC), que recalca que la falta de atención de estos problemas pueden dar lugar a errores. De todos los casos atendidos, han identificado que en más de la mitad...
Los médicos reportan cada vez más problemas de salud mental. No paran de crecer los que acuden al Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME), que los dos últimos años ha atendido a 1.711 nuevos profesionales. Es un 40% más que en los dos previos y el doble que hace cinco, antes de comenzar la pandemia, según datos publicados este jueves por la Organización Médica Colegial (OMC), que recalca que la falta de atención de estos problemas pueden dar lugar a errores. De todos los casos atendidos, han identificado que en más de la mitad (56%) había riesgo de mala praxis.
No se puede establecer una relación lineal entre las consultas al PAIME y la salud mental de los médicos: es posible que el programa sea cada vez más conocido o que la búsqueda de ayuda se vaya naturalizando con los años, a medida que este tipo de enfermedades pierden estigma. Pero hay más datos que denotan los problemas de salud mental en la sanidad: una encuesta de 2021 mostraba que la mitad de los médicos sufre el síndrome de burn out (estar quemado por el trabajo).
En opinión de Tomás Cobo, presidente de la OMC, esto es fruto de “un choque de trenes” entre las expectativas de atención médica de la población y “la sobrecarga” que los profesionales sufren. “En ese desencuentro entre la demanda y lo que somos capaces de ofertar se generan grandes tensiones y problemas de salud mental”, ha señalado durante la presentación del informe, que se publica cada dos años.
El perfil más usual de los que requieren esta atención es el de una mujer (dos tercios de los usuarios) menor de 30 años que ejerce la medicina familiar en la sanidad pública. Es, con mucho, la especialidad que más profesionales tiene. Sin embargo, si se pone en relación con el número de colegiados, son Psiquiatría y Pediatría las que tienen mayor incidencia.
Un congreso que se celebrará la semana que viene en Bilbao analizará causas y propondrá soluciones a estos problemas. Isabel Moya, vicepresidenta de la OMC, ha adelantado algunas conjeturas. Con respecto a los jóvenes, cree que se puede deber a que los menores de 30 tienen menos herramientas para adaptarse a situaciones de estrés que se viven “todos los días, a todas horas” en la profesión. “Están recién salidos del MIR, tienen incertidumbre, menor formación en competencias transversales de adaptación y les puede resultar más difícil soportar el estrés que conlleva ejercicio de la medicina”, ha hipotetizado.
La gran predominancia femenina entre las consultas, más allá de que hay más mujeres colegiadas, puede explicarse, según Moya, porque existe mayor vulnerabilidad: “Podría atribuirse a que les resulta más difícil y estresante compatibilizar el ejercicio de la medicina con el resto de labores, cuidado de hijos, conciliación, y temas de corresponsabilidad. No es seguramente la única explicación, pero podría ser alguna de ellas”.
La doctora también ha reflexionado en torno al estigma de la salud mental: “Tras la pandemia somos más abiertos para expresar problemas mentales y le estamos dando más foco. No sé si mucho o poco, pero el médico se siente estigmatizado, y por ello este programa que es confidencial y respeta esa intimidad, que es una herramienta fundamental a la protección del médico enfermo. Es por eso por lo que acuden, no quieren sentirse señalados en el trabajo o demostrar a sus propios pacientes que están enfermos”.
La mayoría de los médicos que acuden al PAIME (58,7%) lo hace por iniciativa propia; le sigue la indicación de un psiquiatra (16,6%), de un colega (12,1%), de un superior profesional (5%), de un familiar (3,7%) y de una unidad de riesgos laborales (3,2%). Ninguno reportó acudir por consejo de la gerencia de su centro.
El trastorno mental ha sido el principal motivo de ingreso en el programa, con un incremento de más de dos puntos (84,9%) en estos años, mientras que la patología adictiva representa un 8,3%, de los cuales el 5,6% es abuso de alcohol y un 3% otros tóxicos. De los 1.711 ingresos nuevos en el programa, el 27%, han requerido ingreso hospitalario.