El suicidio de una adolescente de 13 años en Francia alerta sobre las deficiencias en la lucha contra el acoso escolar
La madre de Lindsay, que se quitó la vida el 12 de mayo, llevaba meses pidiendo auxilio ante las autoridades por los continuos insultos que sufría su hija en la escuela y en redes sociales, y que continuaron incluso después de su muerte
Las camisetas blancas llevan una frase escrita con pluma: “Stop al acoso”. En algunas de ellas, colocadas en las rejas del colegio de Vendin-le-Vieil, aparece también el nombre de Lindsay, la joven de 13 años que se suicidó el pasado 12 de mayo en esta localidad del norte de Francia, de 8.400 habitantes. Su madre, Betty Gervois, llevaba meses denunciando los insultos y golpes que sufría su hija, primero en la escuela, después en redes sociales. Siguieron incluso después de su muerte. Sus llamadas de auxilio quedaron sin respuesta. El caso, que ha conmocionado al país, ha puesto en primer plano...
Las camisetas blancas llevan una frase escrita con pluma: “Stop al acoso”. En algunas de ellas, colocadas en las rejas del colegio de Vendin-le-Vieil, aparece también el nombre de Lindsay, la joven de 13 años que se suicidó el pasado 12 de mayo en esta localidad del norte de Francia, de 8.400 habitantes. Su madre, Betty Gervois, llevaba meses denunciando los insultos y golpes que sufría su hija, primero en la escuela, después en redes sociales. Siguieron incluso después de su muerte. Sus llamadas de auxilio quedaron sin respuesta. El caso, que ha conmocionado al país, ha puesto en primer plano las deficiencias de las autoridades para atajar un problema que afecta a cerca de uno de cada diez alumnos en el país.
El calvario de Lindsay, y de su amiga Mailys, empezó en septiembre en la escuela Bracke-Desrousseaux, un centro educativo de unos 600 alumnos. Las jóvenes fueron víctimas de insultos, burlas y palizas grabadas en vídeo y difundidas en las redes sociales. A pesar de los avisos de la madre, que alertó de la situación al equipo pedagógico del colegio, la situación se fue deteriorando con el tiempo.
La muerte de la joven es un “fracaso colectivo”, señaló el ministro francés de Educación, Pap Ndiaye, en una entrevista televisiva el pasado 1 de junio, tres semanas después de la tragedia. Unas horas antes, la familia de la adolescente había anunciado que presentaba cuatro denuncias, tres de ellas por la “no asistencia a una persona en peligro”.
La primera iba dirigida a la dirección del centro que, según la familia de la joven, ignoró las múltiples llamadas de alerta. Otras dos se presentaron contra la instancia regional del Ministerio de Educación y de los policías encargados de la investigación. Y la cuarta, en contra de Facebook, la red social donde, incluso después de la muerte de la joven, siguieron apareciendo mensajes de acoso y amenazas.
El acoso que sufrió la adolescente puso de relevancia las deficientes herramientas de las autoridades para atajar el problema, pese a la implementación en 2023 del programa pHARe, destinado a enfrentar los casos de bullying en la escuela. El esquema había empezado a ponerse en marcha en el centro al que iba Lindsay, pero aún faltaba concluir la formación de los equipos que iban a encargarse de la cuestión, según el diario Le Parisien.
Una carta “que todo el mundo ignoró”
La situación de Lindsay era ampliamente conocida, según ha denunciado el abogado de la familia, Pierre Debuisson, en una rueda de prensa. Ante los medios, leyó una carta escrita por la víctima meses antes de su muerte en la que ya mencionaba su deseo de poner fin a su vida. Su contenido, denunció, fue comunicado a la Academia de Lille —la instancia regional del Ministerio de Educación—, a los responsables del colegio y a la policía. Era un mensaje “que todo el mundo conocía y que todo el mundo ignoró”, lamentó. En la carta, Lindsay pedía perdón a sus padres por lo que iba a hacer y les explicaba que ya no podía con los insultos y las amenazas.
La Fiscalía de la región anunció el 25 de mayo que cuatro menores habían sido imputados por “acoso escolar que llevó al suicidio”, además de a una persona mayor de edad por “amenazas de muerte”. Los cinco se encuentran bajo control judicial, precisó. Los expertos explican siempre que el suicidio es multicausal, no obedece a un único motivo. En España, más de la mitad de los casos de suicidio en la adolescencia está relacionado con violencia, entre las múltiples formas en las que se da, está el maltrato escolar.
Por ese motivo, la madre de Lindsay, Gervois, había presentado también una denuncia ante la policía en febrero. “Intenté todo, hice todo, no nos ayudaron, nos abandonaron completamente, [no hubo] ningún apoyo, ni antes, ni mientras, ni después”, denunció tras la muerte de su hija. “Si nos hubieran apoyado, estoy segura de que mi hija seguiría entre nosotros”, dijo.
Según Ndiaye, el ministro de Educación, la alumna considerada como la principal hostigadora fue excluida del centro de manera temporal el 14 de noviembre, y de forma definitiva el 27 de mayo. Pero el acoso continuó, esta vez on line.
“Activamos el protocolo” después de recibir una notificación de acoso, aseguró a su vez Jean Roger Ribaud, el director académico de los servicios de Educación Nacional en la región del Pas-de-Calais. “Pero lamentablemente, no fue suficiente”, admitió. La institución abrirá una investigación administrativa para esclarecer los hechos.
La responsabilidad de las redes sociales
Las burlas hacia la joven en Instagram y en Facebook continuaron incluso después de su muerte. Su amiga también siguió recibiendo amenazas. Para Ndiaye, estas redes sociales tienen parte de responsabilidad. Es necesario ponerlas “bajo presión de manera más acentuada”, dijo en la entrevista televisiva.
Más de dos semanas después de la tragedia, el ministerio anunció nuevas medidas para luchar contra lo que considera “una lacra”. Entre las medidas están el aumento de las subvenciones a las dos asociaciones que gestionan la recogida de los testimonios, pero también tratar de obligar a las redes sociales a cumplir con su responsabilidad en cuanto a la moderación de contenidos.
El ministerio también mandó un correo electrónico a los directores escolares para recordarles el protocolo a seguir en caso de sospechas de acoso, según recogen los medios locales. El reglamento estipula que hay que recoger el testimonio de la víctima, hablar con testigos, con los supuestos autores del acoso y sus representantes legales. En caso de que se confirme la situación de bullying, es necesario comunicarlo a la fiscalía.
Para la madre de Lindsay, las declaraciones de Ndiaye llegaron tarde. “El ministro de la Educación se despierta, más vale tarde que nunca”, lamentó en FranceInfo el 2 de junio. Ndiaye recibirá este lunes a la familia de la adolescente y a su abogado en la sede de su ministerio, según ha informado el semanario Journal du Dimanche.