Sanidad y la OMS ponen en jaque un gran congreso favorable a los cigarrillos electrónicos previsto en Madrid
La Universidad Rey Juan Carlos se desmarca del evento a petición del Ministerio y el organismo internacional ordena retirar su logotipo y la imagen de una de sus directivas de la página web de uno de los organizadores
La celebración en la Universidad Rey Juan Carlos de un “congreso” que pretende posicionar a los cigarrillos electrónicos en el centro del debate académico y científico como herramienta para luchar contra el tabaquismo ha provocado en los últimos días una soterrada crisis en la que han intervenido la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad, y que ha puesto en riesgo el futuro del event...
La celebración en la Universidad Rey Juan Carlos de un “congreso” que pretende posicionar a los cigarrillos electrónicos en el centro del debate académico y científico como herramienta para luchar contra el tabaquismo ha provocado en los últimos días una soterrada crisis en la que han intervenido la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Ministerio de Sanidad, y que ha puesto en riesgo el futuro del evento, según han confirmado a EL PAÍS las partes implicadas.
El “Congreso THR Summit Spain 2023″, como figura en los documentos publicados, está previsto que se celebre el próximo 23 de febrero en Madrid con el título Oportunidades en la lucha contra el tabaquismo: una visión global desde la ciencia. La apertura, según el programa, la tenía que hacer el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Javier Ramos, que, tras tener conocimiento del rechazo de las administraciones a la jornada, ha decidido no hacerlo. Se trata del mayor evento de estas características celebrado en España en los últimos años.
Pese a su título, prácticamente todo el programa del evento se centra en defender la llamada “estrategia de reducción de daños del tabaco” —las iniciales del nombre del evento THR corresponden a las palabras en inglés Tobacco Harm Reduction—, en la que tiene un papel fundamental el uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores. Esta estrategia se basa en la hipótesis de que el consumo de nicotina con estos dispositivos reduce el impacto negativo que los productos del tabaco tienen sobre la salud de la población. La OMS, las autoridades sanitarias y la gran mayoría de la clase científica, sin embargo, rechazan esta posición y consideran que los perjuicios de los cigarrillos electrónicos superan con creces sus supuestos beneficios. Esta es la posición que ha quedado fijada en convenios internacionales promovidos por la OMS y suscritos por España.
El congreso, según la documentación publicada, está organizado por tres entidades principales. En primer lugar, figura la Fundación España Salud, que según su página web tiene como “objetivo mejorar la educación y la prevención sanitaria”. A continuación, consta la Universidad Rey Juan Carlos y, por último, la Plataforma para la reducción del daño del tabaquismo, formada por “expertos en salud pública y profesionales sociosanitarios comprometidos con la lucha contra el tabaquismo”, según sus documentos. Esta entidad minoritaria es conocida en el sector sanitario por agrupar a aquellos facultativos con una posición coincidente con la de la industria tabacalera en relación a los cigarrillos electrónicos.
La aparente solvencia del congreso, que en los últimos días ha sido promocionado con una importante campaña de comunicación en redes sociales como Twitter, se ha ido, sin embargo, desmoronando durante la última semana tras las quejas de algunos responsables sanitarios y las gestiones de las administraciones sanitarias.
La Universidad Rey Juan Carlos ha decidido desmarcarse del evento. El rector ya no acudirá a él, ha solicitado al resto de organizadores la retirada de su logotipo de toda la documentación y está estudiando si puede evitar que el congreso se celebre en sus dependencias. La razón de este cambio de posición ha sido una carta del Ministerio de Sanidad alertando sobre lo alejado que están los objetivos de la jornada de las convenciones científicas y políticas de salud pública.
“En realidad, nosotros no éramos organizadores. Hace unos meses se nos preguntó si podíamos acoger una jornada científica contra el tabaquismo en la que se iban a presentar los resultados de una investigación. La que era entonces decana de Salud pidió al rector que diera la bienvenida y no se vio ningún inconveniente. Pero esta semana hemos recibido una carta del Ministerio de Sanidad solicitando que no diéramos cobertura al evento y hemos actuado siguiendo su criterio”, explica un portavoz.
La Fundación España Salud también rechaza ahora ser organizadora del evento, aunque no deja de prestarle apoyo. “Nuestra participación es para presentar los resultados de una investigación”, afirma un portavoz, que defiende abiertamente el uso de los cigarrillos electrónicos. Este estudio, llamado La memoria del tabaco en ex fumadores, ha sido realizado por Miguel de la Guardia, catedrático de Química Analítica en la Universidad de Valencia. De la Guardia participa en otra parte de la jornada en una mesa redonda con asociaciones defensoras del vapeo crítica con las administraciones. Su nombre es Consecuencias de la negación científica de las autoridades sobre los productos THR en España. ¿Cómo maximizar la ciencia THR en España para conseguir una buena regulación?
La Fundación ha protagonizado en los últimos días un insólito encontronazo con la OMS relacionado con el evento. Todo empezó cuando algunos científicos se dieron cuenta de la aparente incongruencia que suponía que en la misma página web de la entidad que promocionaba el congreso hubiera, en un lugar destacado, el logotipo de la OMS y de uno de sus organismos dependientes, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, en sus siglas en inglés). Además, la Fundación aseguraba que uno de sus miembros fundadores es la directora de Salud Pública del organismo, María Neira.
“En ningún momento se les había dado permiso para utilizar el logo de la OMS ni de la IARC, que es algo que está sujeto a una reglamentación estricta. Se les pidió que lo retiraran de forma inmediata. Tampoco es cierto que yo sea miembro fundador de la Fundación y ya he pedido que esto también fuera eliminado”, afirma Neira a EL PAÍS.
Un portavoz de la Fundación explica que el uso del logotipo de la OMS se debe a que, en el pasado, esta “había compartido foros” con el organismo. En una carta enviada a varios médicos relacionados con la Fundación que habían preguntado sobre lo que estaba ocurriendo, el secretario general de la entidad, Juan Soriano, explica: “La inclusión de María Neira en el Consejo de Fundadores de nuestra entidad no fue acertada, pues los fundadores son lo que suscribieron el acta fundacional. María entró en el Consejo Científico en 2018 [...] Desde entonces, María es conocedora de toda la actividad de la Fundación de forma puntual. Hace unos días me pidió que se la retirara del Consejo de Fundadores para pasar al Comité Científico, lo que se llevó a término sin problema alguno”.
La directora de Salud Pública de la OMS, sin embargo, afirma que esto no es cierto. “Nunca acepté ni recibí ninguna invitación formal para formar parte de ningún comité. De todas maneras, no hubiera aceptado ya que, como miembro de la OMS, no puedo formar parte de ninguno. No he tenido ningún contacto con esta fundación y menos aún de forma puntual”, asegura. Neira se muestra “furiosa” por lo ocurrido y considera “irritante la frivolidad con la que se han usado nombre y logos”.
La Plataforma para la reducción del daño del tabaquismo, por su parte, no ha contestado a las preguntas planteadas por EL PAÍS sobre el evento.
Esteve Fernández, jefe de la Unidad de Control de Tabaco del Instituto Catalán de Oncología (ICO) y catedrático en Salud Pública de la Universidad de Barcelona, es una de las personas que en las últimas semanas se ha mostrado crítico con el congreso. “La paliación de daños no es una estrategia adecuada de salud pública y sí un buen argumento de la industria para promover un uso masivo de unos dispositivos perjudiciales para la salud. Primero, porque mantienen la adicción a la nicotina, que es un promotor cancerígeno y tiene un efecto inflamatorio. Segundo, porque pueden aumentar el consumo: muchas personas siguen fumando tabaco y, además, usan los cigarrillos electrónicos allí donde ya no se puede o está mal visto fumar. Y tercero, las estrategias comerciales han hecho de estos dispositivos una vía de entrada para nuevos fumadores”, alerta.
Para este experto, la estrategia de paliación de daños solo tiene sentido en un número muy reducido de casos. “Si tienes un paciente con un consumo de tres paquetes de tabaco al día y en el que fracasan todas las estrategias, podría plantearse de forma personalizada el uso de estos dispositivos. Pero en más del 99% de las personas lo adecuado es abandonar el consumo. En ocasiones, la voluntad del paciente es suficiente. En el resto, el apoyo psicológico y algunos fármacos han demostrado tener éxito. Extender el uso de cigarrillos de forma masiva entre la población no es parte de la solución, sino que contribuye a agravar el problema”, concluye.