Bruselas quiere proteger la pluralidad e independencia de los medios europeos para afianzar la democracia
La Comisión Europea presenta una regulación para garantizar que no hay injerencia estatal o de intereses privados en la prensa, además de establecer salvaguardias para los periodistas y sus fuentes
Que la democracia es frágil, incluso en los países con mayor tradición democrática, es algo que las constantes crisis de los últimos meses y años recuerdan cada día. Las tentaciones para seguir erosionándola son múltiples y muchos de esos esfuerzos se dirigen contra uno de sus pilares: la libertad de prensa. Para proteger uno de los principales garantes de la democracia, la ...
Que la democracia es frágil, incluso en los países con mayor tradición democrática, es algo que las constantes crisis de los últimos meses y años recuerdan cada día. Las tentaciones para seguir erosionándola son múltiples y muchos de esos esfuerzos se dirigen contra uno de sus pilares: la libertad de prensa. Para proteger uno de los principales garantes de la democracia, la Comisión Europea ha propuesto este viernes un reglamento (es decir, unas normas vinculantes para todos los Estados miembro) que busca blindar la pluralidad e independencia de los medios de comunicación —sobre todo los públicos, pero también privados—, vigilar una excesiva concentración del sector y establecer salvaguardas que protejan tanto a los periodistas como a sus fuentes.
Asimismo, propone la creación de un organismo europeo de vigilancia de libertad de prensa que vele sobre la situación en el continente y pueda emitir opiniones e incluso advertencias si sus miembros constatan irregularidades en algún país. Esta Junta Europea de Medios estará formada por representantes de las autoridades mediáticas nacionales y será, asegura Bruselas, totalmente independiente.
“La democracia solo funcionará si los periodistas tienen los medios y la protección necesaria para vigilar a los que están en el poder y a los que tienen poder, ya sean actores políticos o económicos”, justificó la vicepresidenta de la Comisión para Valores y Transparencia, Vera Jourová, la iniciativa, que todavía tiene que ser debatida y aprobada por el Parlamento Europeo y los Estados miembro. Es una propuesta que tiene, a la vez, un carácter resignado y combativo: “Es una legislación para los tiempos que vivimos, no los que nos gustaría vivir”, reconoció en rueda de prensa en Bruselas.
Y estos “tiempos que vivimos” son tiempos en los que países como Rusia están detrás de múltiples intentos de desinformación en países europeos y hasta en Estados Unidos desde bastante antes de que su ofensiva bélica en Ucrania exacerbara sus intentos de propaganda y manipulación informativa. Tiempos en que los que la desconfianza ante los medios tradicionales crece mientras periodistas son asesinados por hacer su trabajo, incluso en la misma Europa. Tiempos, en fin, en los que algunos gobiernos, también europeos, tratan de controlar (o controlan efectivamente) los principales medios de comunicación de sus países, a los que intentan, en palabras de Jourová, convertir en instrumentos de “propaganda” a su favor. Ha habido ya manifestaciones públicas de preocupación por la situación de la libertad de prensa en países como Hungría, Polonia o Eslovenia. Pero el problema está mucho más extendido: “Hemos detectado riesgos de influencia, algunos muy significativos, en más de 20 Estados miembro” de la UE, aseveró el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton.
Para “garantizar una pluralidad de voces y que los medios pueden trabajar sin interferencias, privadas o públicas” en todo el territorio del mercado único europeo, Bruselas ha presentado un paquete de medidas que deberán ser vinculantes para los Veintisiete. Estas buscan garantizar la independencia editorial de los medios, para lo cual estipulan que los Estados miembro “no podrán interferir o intentar influir, directa o indirectamente, en políticas y decisiones editoriales” de los medios. “Ningún medio debería convertirse en el órgano de propaganda de un partido”, subrayó Jurová.
Tampoco podrán “detener, sancionar, interceptar o someter a vigilancia, registro o incautación” a medios ni vigilar mediante programas de espionaje a periodistas o sus familiares. A cambio, los medios deberán ser más transparentes en sus tomas de decisiones, empezando por ofrecer claridad respecto a quiénes son sus principales accionistas o dueños y adoptando medidas que garanticen la independencia de sus decisiones editoriales.
Aunque las medidas van dirigidas a todo tipo de medios, hay especial cuidado en proteger a los públicos, para lo que se especifica, entre otras cuestiones, que debe de haber transparencia —palabra clave— a la hora tanto de designar a sus directivos como en su financiación. Ahí también se exigirá, tanto para los medios públicos como en los privados, una mayor transparencia en materia de la publicidad estatal y de la medición de audiencias. La Comisión Europea quiere también que los países hagan “test de pluralidad de medios” para “examinar el impacto de la concentración de medios en el pluralismo y la independencia editorial” y que cualquier acción legislativa o administrativa del Estado en este sector esté “justificada” y sea “proporcionada”.
En una era en que la mayor parte de la información se consume a través de internet, la regulación incluye salvaguardas contra la “retirada injustificada de contenido informativo” que requerirá de las grandes plataformas que informen a los medios sobre los motivos de su decisión antes de retirar su material. Además de estas regulaciones, que son vinculantes si llegan a ser aprobadas, la Comisión ha presentado este viernes una serie de recomendaciones (no obligatorias) alentando a los medios a mejorar sus salvaguardas editoriales mediante, por ejemplo, la inclusión de los periodistas en la toma de decisiones cruciales para la compañía o creando organismos internos como comités éticos o de redacción.
Aunque “todavía insuficiente”, la iniciativa ha sido saludada por la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF), que considera que recoge varias de sus recomendaciones. “Muestra la voluntad de la Comisión de preservar los valores de la UE ante los poderes privados, los Estados autoritarios y las manipulaciones exteriores”, declaró su secretario general, Christophe Deloire. Más cautelosa es la Asociación europea de Televisión Comercial y Video (ACT), entre cuyos medios se encuentran las cadenas Sky, Canal Plus o NBCUniversal. En un comunicado, advierte contra “otra capa de normas en un sector ya muy regulado” y pide pensar con cuidado posibles “restricciones que impidan un mercado funcional de radiodifusión, que más bien debería ser incentivado”. Para esta asociación, lo fundamental sería “un marco que impulse un sistema de controles y equilibrios en todos los Estados miembro, mientras promueve y refuerza el crecimiento de los medios europeos y su consolidación”.
Para la vicepresidenta de la Comisión Jurová, que asegura que tras esta regulación “no hay ninguna ideología”, sino una mera voluntad de “respaldar la diversidad de opiniones” en el bloque europeo, la iniciativa es una “solución pragmática e implementable” que busca “restaurar la confianza” en los medios. “Es una pieza de un puzle más amplio para proteger la democracia en general”, aseveró. “Lo que funda nuestras democracias”, acotó el comisario Breton, “es la pluralidad, y esta ley puede ser el instrumento que garantice esa pluralidad”.