Londres activa la vacunación urgente de un millón de niños contra la polio
Se trata de una dosis extra para los menores de uno a nueve años ante el inusual volumen del virus detectado en aguas residuales
Las autoridades sanitarias británicas han iniciado una campaña urgente de vacunación contra la polio dirigida a cerca de un millón de niños entre uno y nueve años del área metropolitana de Londres, tras haber detectado el virus en un número significativo de muestras procedentes de aguas residuales. Aunque no hay constancia de casos de la enfermedad, de la que no se conocen casos en el Reino Unido desde 1984, los as...
Las autoridades sanitarias británicas han iniciado una campaña urgente de vacunación contra la polio dirigida a cerca de un millón de niños entre uno y nueve años del área metropolitana de Londres, tras haber detectado el virus en un número significativo de muestras procedentes de aguas residuales. Aunque no hay constancia de casos de la enfermedad, de la que no se conocen casos en el Reino Unido desde 1984, los asesores del Gobierno en materia de inmunización han recomendado extremar la cautela, debido a los relativamente menores niveles de vacunación en las áreas de la capital donde se ha identificado esta prevalencia inusual del virus.
En teoría, la dosis debería ser de refuerzo para la mayoría, puesto que el calendario ordinario de vacunación en el Reino Unido contiene cinco rondas contra la polio, en inyecciones repartidas desde las ocho semanas hasta los 14 años. La fórmula se basa en una variante inactiva del virus, a diferencia de la que se emplea todavía en algunos países en los que se dispensa una variedad viva, administrada de manera oral, mediante gotas.
La ventaja de esta es que ofrece un elevado grado de inmunidad, pero, pese a ser segura, tiene el inconveniente de que puede transmitirse entre personas, en áreas donde el nivel de protección sea bajo: el hecho de que contenga una forma viva del virus significa que puede replicarse en la digestión, aunque sea inofensiva, y ser expulsada en los excrementos.
En casos extraordinarios, esta variedad debilitada del virus puede transmitirse a personas sin vacunar y, a largo plazo, este virus procedente de una vacuna puede desembocar en una enfermedad similar a la polio que, durante décadas, causó graves casos de parálisis y, en las coyunturas más dramáticas, incluso la muerte.
Los expertos consideran que es esto lo que ha desembocado en la detección del virus en las aguas residuales de zonas del centro, norte y este de Londres desde febrero, ya que se cree que las muestras están relacionadas con una vacuna administrada en el extranjero. Aunque es habitual que un reducido número sea localizado cada año, como parte de las revisiones periódicas de las aguas residuales, esta vez hay una diferencia, puesto que es la primera ocasión en la que un grupo de muestras genéticamente relacionadas han aparecido de manera reiterada.
La teoría más factible es que la muestra procediese, en primera instancia, de una persona que hubiese recibido una vacuna oral, poco antes de viajar al Reino Unido. Como consecuencia, restos de esta habrían llegado a las aguas fecales a través de las heces y, a partir de ahí, se considera probable que haya pasado a otros individuos, si bien no hay constancia de nadie que haya solicitado asistencia médica. De hecho, se han producido fenómenos similares en ciudades como Jerusalén, o en el estado de Nueva York, donde un joven ha sufrido parálisis.
El problema fundamental es que si la transmisión continúa, existe el potencial de que el virus empleado en la vacuna experimente una mutación y pueda causar de nuevo los perjuicios más severos de la polio. La Agencia de Seguridad de Salud del Reino Unido (UKHSA, en sus siglas en inglés) reconoce que, si bien muchas de las muestras detectadas corresponden a la variante segura de la vacuna, “algunas” han mutado lo suficiente como para constituir una amenaza.
El peligro principal radica en el bajo nivel de inmunización y el hecho de que el virus afecta, sobre todo, a los menores de cinco años. De ahí que el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización (JCVI, en sus siglas en inglés), el organismo de consulta del Ejecutivo, el mismo que había supervisado la inmunización frente al coronavirus, haya decidido que es preferible incluir a todos los menores hasta nueve años, incluso aquellos con las vacunaciones al día.
Su preocupación es el menor grado de inmunización en ciertos grupos demográficos de Londres, muy por debajo de la media nacional en cuanto a las tres dosis que un niño tiene que haber recibido en el primer año de vida (un 86%, frente al 92% en el conjunto del país), e incluso menor todavía en el caso de las inyecciones de refuerzo, fijadas para el inicio de la escolarización. De acuerdo con datos de 2021, unos 34.000 niños de cinco años no tenían el cuarto pinchazo, del total de cinco.
Reducidas tasas de inmunización
El trance se complica todavía más porque estas reducidas tasas de vacunación coinciden justamente con las áreas donde más muestras se han detectado, por lo que las autoridades confían en que, al vacunar a todos los niños, se logre el doble objetivo de reforzar su protección contra los efectos más perniciosos del virus y, crucialmente, de mitigar la transmisión, gracias a un mayor nivel de inmunidad. De esta forma, en las próximas semanas, las familias de cerca de un millón de niños del área de Greater London serán contactadas para garantizar que los pequeños reciben esta nueva dosis, que contendrá, como es habitual en el Reino Unido, una variedad inactiva del virus, con lo que no hay riesgo de expansión.
Adicionalmente, las autoridades han decidido ampliar el operativo de supervisión de las aguas residuales, concretamente en 15 puntos del área metropolitana de Londres y 10 fuera de la capital, con el propósito de determinar si el virus se ha expandido a otras regiones.