Sin acceso al ascenso por ser madre

La investigadora gallega María de la Fuente deberá ser evaluada de nuevo por el Instituto de Salud Carlos III, que le rechazó un ascenso después de estar 13 meses de permiso por maternidad, tras recibir el respaldo de la justicia

María de la Fuente, investigadora del Instituto de Investigaciones Sanitarias de Santiago en la capital gallegaÓscar Corral

María de la Fuente recibió el pasado mes de enero la noticia que había esperado al borde de la frustración durante más de tres años. La justicia le daba la razón: el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la había discriminado por su permiso de maternidad en una convocatoria científica. La experta en nanomedicina gallega, de 42 años, inició en 2017 un movimiento de protesta bajo el lema #ocientificasomadres para evidenciar cómo las investigadoras se ven forzadas a detener sus carreras al tener hijos. “El fallo ...

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María de la Fuente recibió el pasado mes de enero la noticia que había esperado al borde de la frustración durante más de tres años. La justicia le daba la razón: el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), la había discriminado por su permiso de maternidad en una convocatoria científica. La experta en nanomedicina gallega, de 42 años, inició en 2017 un movimiento de protesta bajo el lema #ocientificasomadres para evidenciar cómo las investigadoras se ven forzadas a detener sus carreras al tener hijos. “El fallo sienta un precedente. No deberíamos vernos en la tesitura de tener que elegir ni podemos permitirnos perder el talento de las mujeres que acaban expulsadas por estos obstáculos”, defiende. Desde abril, el centro de investigación ha iniciado su reevaluación y está trabajando en un sistema para corregir los sistemas de puntuación en casos similares.

A De la Fuente se le concedió en 2012 el contrato de investigación Miguel Servet, impulsada por el Instituto de Salud Carlos III, que se extendía hasta 2017 para realizar su trabajo en el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago. Una vez transcurrido ese periodo, debía ser evaluada para ampliarlo otros tres años. En 2017, decidió presentarse de nuevo a la convocatoria, diseñada para científicos con una trayectoria relevante y, que además, incluía promocionar una categoría de acuerdo con sus méritos y obtener un mayor salario. Ahí se encontró con el problema. El tribunal revisaría toda su producción científica desde 2012, pero ella contaba con desventaja respecto al resto de candidatos: durante esos últimos años se ausentó de su actividad laboral durante 13 meses como consecuencia de dos permisos de maternidad.

La científica, que ahora dirige el laboratorio de nano-oncología del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago, superó la evaluación y prorrogó su contrato otros 13 meses, pero no consiguió ser incluida en el grupo de colegas que ascendieron de categoría al no contar con el mismo número de producciones. De la Fuente reclamó al tribunal que se aplicasen medidas correctoras, como restar los días que estuvo de baja del total del contrato al calcular su puntuación. Una opción que fue rechazada bajo el argumento de que se quebrantaría la igualdad de condiciones entre los candidatos.

La experta en nanomedicina decidió entonces recurrir a un juzgado, que no solo le dio la razón, sino también le dio la vuelta al argumento del ISCIII: “No se trataba de alterar las bases de esta convocatoria, que eran las mismas para todos, sino de interpretarlas a fin de respetar el principio de igualdad y no discriminación”, dice la sentencia del 19 de enero del Juzgado Central de lo Contencioso-Administrativo. El fallo condena al instituto a reevaluar a De la fuente, “aplicar medidas correctoras objetivas” y “dictar una nueva resolución”.

“Muchas personas me decían que lo dejara así, que me quedara con lo que obtuve, pero yo hice muchos esfuerzos y tenía que luchar. Quiero ser competitiva, quiero ascender en mi carrera. Tengo un objetivo y que se presuponga que debo conformarme es molesto”, cuenta en conversación telefónica desde su casa en Santiago. Estos días sus hijos, de cinco y siete años, le pasan notas por debajo de la puerta cuando está trabajando, pero nada comparado con las horas extra que tuvo que dedicar cuando nacieron.

El ISCIII decidió no recurrir la sentencia y ha iniciado la reevaluación de la investigadora. “Estoy segura de que hay voluntad, aunque estamos pendientes de que definan cuáles serán los factores correctores que aplicarán”, explica De la Fuente. Desde el centro agregan que su directora, Raquel Yotti ―que inició su mandato en 2018—, se propuso iniciar una serie de reformas para garantizar que no exista una discriminación de género en sus convocatorias. En el caso concreto de los contratos Miguel Servet, en ese año se modificaron las bases para introducir supuestos de interrupción y garantizar la paridad en las comisiones de evaluación. La equidad de género, según explican desde la organización, está incluida en su plan estratégico para los próximos cinco años.

La sentencia del caso de De la Fuente contempla la obligación del centro de aplicar esas mismas medidas con efectos retroactivos. No puede ser compensada con el acceso a otra convocatoria, sino que se debe corregir el error en la primera. Esto sienta un precedente para futuros casos similares. “No sabía que existía ese vacío que nos perjudica y espero que esta sentencia contribuya a llenarlo”, dice De la Fuente cuando recuerda que posiblemente no sea la única.

Todo forma parte de un círculo: menor tiempo equivale a menos publicaciones y proyectos, esto también se traduce en una mayor dificultad para buscar financiación y, por lo tanto, para seguir con la producción científica. “Hay que contemplar que la carrera de investigación es de fondo, pero todos y todas tenemos derecho a parar en momentos por determinadas causas y esto no puede ir en detrimento de las posibilidades profesionales”, agrega De la Fuente.

Las desigualdades de género son particularmente acusadas en el sector de la investigación. Las mujeres van abandonando paulatinamente la carrera profesional y tienen un menor acceso a los peldaños más altos del escalafón académico. Esto es evidente en el caso de los científicos en universidades y organismo Públicos de investigación. El porcentaje de mujeres investigadoras en la categoría inicial es del 49%, pero en la más alta se reduce al 22%, según datos del Ministerio de Ciencia. La investigadora recalca que la conciliación es una de las razones: “Se nos pide que sigamos como si no pasara nada, por eso se hace imposible compatibilizar la maternidad con la investigación científica”, afirma De la Fuente.

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