Un brote en una residencia de Cádiz se salda con 46 ancianos fallecidos: “Llorábamos de impotencia”

“Nadie se puede imaginar lo que hemos pasado. Ha sido una guerra biológica. Llorábamos de impotencia día y noche”. Tras su baja por covid, Gema Fritschi acaba de reincorporarse a su puesto como gerente de la residencia de ancianos NSR Nuestra Señora del Rosario de Los Barrios (Cádiz). Deja atrás un mes de calvario por un brote de coronavirus en el que han muerto 46 residentes, una tercera parte de los alojados en el centro. Tras unos días muy complicados, los contagios en las instalaciones ya decrecen. “Empezamos a ver la luz. Estamos volviendo poco a poco a la normalidad”, tercia esperanzada ...

“Nadie se puede imaginar lo que hemos pasado. Ha sido una guerra biológica. Llorábamos de impotencia día y noche”. Tras su baja por covid, Gema Fritschi acaba de reincorporarse a su puesto como gerente de la residencia de ancianos NSR Nuestra Señora del Rosario de Los Barrios (Cádiz). Deja atrás un mes de calvario por un brote de coronavirus en el que han muerto 46 residentes, una tercera parte de los alojados en el centro. Tras unos días muy complicados, los contagios en las instalaciones ya decrecen. “Empezamos a ver la luz. Estamos volviendo poco a poco a la normalidad”, tercia esperanzada Fritschi. Los familiares consultados han declinado colaborar en este reportaje.

La situación en la Virgen del Rosario llegó a ser tan dramática que, a mediados de enero, la Junta de Andalucía tuvo que medicalizarla y a finales del mismo mes llegaron a intervenir de urgencia. Para ese momento, el espacio sumaba 115 contagiados por covid-19: 72 usuarios, entre los que se encuentran los 46 fallecidos, y 43 trabajadores, contando a la propia gerente. “Tuvimos que contratar y hemos tenido hasta sustituciones de las sustituciones. También hay trabajadores cuyos padres han fallecido. Ha sido muy duro”, relata Fritschi, en conversación telefónica con El PAÍS. Aunque el centro tiene capacidad para 180 residentes, actualmente estaba ocupado por 140 ancianos que eran atendidos por una plantilla de 107 empleados.

Fritschi desconoce el origen de un brote que se inició después de que los ancianos recibiesen la primera dosis de la vacuna el 5 de enero y, por tanto, no fuese posible que generasen la inmunidad necesaria para evitar enfermar. “Fue terminar la Navidad y cayeron todos malos”, explica la responsable de este centro privado, pero con plazas concertadas, tanto con la Junta de Andalucía como con el Ayuntamiento de Los Barrios. Ahora, un mes después, la gerente asegura que “solo quedan tres residentes contagiados en la zona covid” de un geriátrico que se libró de sufrir incidencias en las dos olas anteriores de la pandemia. Por ahora, los datos oficiales aún no reflejan esos datos y apuntan 43 positivos entre residentes y 26 entre trabajadores, según el último informe de la Consejería de Salud publicado este viernes en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, con cifras del 2 de febrero.

Incidencia similar a las otras olas

En Andalucía hay 242 centros sociosanitarios —la gran mayoría residencias de mayores― con brotes activos, según el último informe publicado este viernes en el boletín oficial, con datos del 2 de febrero, 166 más que los que tenían algún contagiado el 29 de diciembre, dos días después de que comenzara la vacunación. Las residencias de Sancti Petri y Los Barrios, en Cádiz, son las que se han saldado con un mayor número de víctimas mortales en esta tercera ola (22 y 46, respectivamente). Los expertos consultados explican que el comportamiento del virus es el mismo que en anteriores oleadas: si entra en un centro, se expande con facilidad, con graves consecuencias entre los mayores, muy vulnerables a la infección.

La diferencia es que ahora están en pleno proceso de inmunización. “Hay que recordar que la vacuna solo tiene efectos cuando han pasado 10 días desde la aplicación de la segunda dosis, por lo que en los brotes de los que estamos hablando es muy probable que el virus ya se estuviera incubando con antelación”, explica Matilde Cañelles, inmunóloga del CSIC. “No pueden malinterpretarse los contagios con los efectos de la primera dosis de la vacuna, porque no puede generar la enfermedad”, añade Begoña López, presidenta de la Sociedad Andaluza de Epidemiología.

La tasa de letalidad del coronavirus entre los ancianos que viven en residencias se ha mantenido en Andalucía en los últimos meses en torno al 18%, aunque el número de brotes se ha extendido coincidiendo con el fin de la Navidad, al igual que el repunte generalizado de contagios en toda la región. “El comportamiento del virus en las residencias es muy similar al del resto de las olas y los brotes están asociados a la tasa de incidencia de las zonas donde surgen, a mayor número de positivos fuera, más número dentro”, explica Martín Durán, presidente de la Federación de Organizaciones Andaluzas de Mayores.

La provincia de Cádiz y, en concreto, el Campo de Gibraltar, donde se encuentra el municipio de Los Barrios, es uno de los territorios donde la incidencia de casos se ha disparado en enero. Si el 28 de diciembre la tasa allí era de 159, este viernes es de 988,3. Antes de finalizar el año en la provincia solo había tres residentes y 16 trabajadores con positivo confirmado y 16 trabajadores y un solo centro medicalizado. El 2 de febrero los ancianos contagiados ascendían a 329, los empleados a 160 y hay 10 residencias intervenidas sanitariamente, la provincia que más tiene de toda Andalucía, con un total de 34. En la comunidad han fallecido 1.815 personas en residencias por covid-19, el 26,6% del total.

Polémica en una residencia de Sevilla

En la capital de Sevilla, otro brote originado el 9 de enero en la residencia Vitalia Parque Alcosa ha provocado la indignación de muchos de los familiares de los ancianos afectados, que han denunciado ya la situación en la que se encontraban sus mayores. Se quejan de “abandono” por falta de personal. La Junta, que medicalizó el centro de 160 plazas (solo 98 ocupadas, según la información facilitada por el geriátrico) el 20 de ese mes, ha confirmado a este diario que han fallecido 15 personas, pero las familias aseguran que al menos van por 22. En el centro llegó a haber más de 80 contagios, que han descendido a 62 —el que más tiene activos, después de otro de Málaga con 71, según el informe de la Consejería de Salud―. Un portavoz de la residencia ha asegurado a EL PAÍS que en la actualidad hay 35 positivos.

“Mi madre fue la primera infectada, junto con otro anciano”, cuanta José Martín Cataluña. A Leonor Cataluña, de 89 años, la subieron a la planta cuarta para aislarla. “Estaba lúcida, me llamaba y me decía que tenía frío. Tuve que amenazar con ir a los juzgados para que encendieran los radiadores”, explica su hijo. El 20 de enero, el mismo día en que intervino el Servicio Andaluz de Salud, la bajaron a otra planta medicalizada, asegura su hijo, y el 24 le dieron el alta. “El 27 la trasladaron al hospital Virgen Macarena con neumonía bilateral y el 31 falleció”, relata Martín. Critica que a su madre la trasladaran varias veces de habitación y, sobre todo, que le dieran el alta antes de tiempo. Asegura que va a llevar su caso ante los juzgados y se plantea denunciar tanto a la residencia como a la Junta, que medicalizó el centro.

Tanto él como otros familiares y exempleados cargan contra la “precaria situación en la que se encontraban sus mayores”. “Mala comida, misma ropa de calle para dormir… No tienen personal suficiente”, explica Martín. “Otros ya han denunciado y nos planteamos presentar una querella colectiva”, asegura. El portavoz del grupo Vitalia rechaza estas acusaciones. “El centro está medicalizado desde enero y el personal de la Junta está supervisándolo todo. No hay carencias de EPI, ni problemas con la comida. Se trata de personas mayores que requieren de una alimentación especial”, señala. El representante de la residencia asegura que tampoco hay escasez de plantilla. “Hay 80 personas contratadas”, afirma.

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