Gibraltar alcanza el 38% de su población vacunada en apenas tres semanas
El ‘milagro’ gibraltareño se explica por su limitada población y el rápido proceso de vacunación diario que ya suma más de 12.800 inmunizados
El mayor efecto secundario que Antonio Sánchez experimentó tras vacunarse contra la covid fue sobre su salud mental: “Ni lo noté, fue peor la de la gripe. Lo que más sentí fue la tranquilidad”. El algecireño y cuidador en un centro de menores de Gibraltar no se acostumbra a ver las calles del Peñón, antes rebosantes de bullicio consumista, como si fuesen “el escenario de una película apocalíptica”. ...
El mayor efecto secundario que Antonio Sánchez experimentó tras vacunarse contra la covid fue sobre su salud mental: “Ni lo noté, fue peor la de la gripe. Lo que más sentí fue la tranquilidad”. El algecireño y cuidador en un centro de menores de Gibraltar no se acostumbra a ver las calles del Peñón, antes rebosantes de bullicio consumista, como si fuesen “el escenario de una película apocalíptica”. Aunque por el confinamiento estricto al que está sometida la Roca no lo parezca, esa esperanza con la que Sánchez vive ahora su día a día está cada vez más cerca de ser mayoritaria. Tras superar la barrera del 38% de sus 33.718 habitantes vacunados, Gibraltar se coloca como uno de los territorios del mundo más avanzados en el proceso de inmunización.
El aparente milagro tiene poco de sobrenatural y mucho de gestión en un territorio en el que su reducida población hace asumible rápidos avances en la vacunación. Y eso que la inmunización comenzó con retraso con respecto a lo previsto. Pese a que el Reino Unido, encargado de suministrarle las dosis, arrancó con su operativo estatal el pasado 8 de diciembre, no fue hasta el 10 de enero cuando los viales de Pfizer BioNTech llegaron a la ciudad. Casi tres semanas después, ya hay 12.866 personas —a fecha de este pasado domingo — con la primera dosis, prácticamente todos los correspondientes al grupo poblacional prioritario “más vulnerable”, tal y como explica el profesor Ian Cumming, responsable de Salud para los Territorios de Ultramar del NHS, el Servicio Nacional de Salud británico.
Apenas un día después del arranque oficial de las inmunizaciones en el Peñón, Antonio Sánchez recibió su pinchazo. El algecireño, al igual que el resto de empleados de los Servicios de Residencia para la Tercera Edad (Elderly Residential Services, ERS), la Agencia de Servicios Sociales (Care Agency) y sus subcontratas, fue de los primeros junto a residentes de estos centros y mayores de 80 años. Tan impactado estaba por el momento, que a Sánchez apenas le dio tiempo a informarse sobre cómo notificar a la sanidad pública española que él ya está parcialmente protegido. “En mi turno vacunaron a más de diez personas. El brazo me dolió un par de días y nada más. Me entregaron un certificado de que he recibido la primera dosis y ahora me han dicho que, en breve, me pondrán la segunda. Ahí preguntaré cómo hacerlo”, detalla el trabajador.
Este mismo viernes Gibraltar ha concluido la administración de la primera dosis a su primer grupo poblacional de personas vulnerables. Eso incluía a ancianos residentes, empleados de estos recursos sociales como Sánchez, personas mayores de 60 años, personal sanitario de primera línea y personas “con problemas de salud subyacentes”, como indica el Gobierno del Peñón. En total, 12.800 personas que, a partir de la próxima semana comenzarán a recibir la segunda dosis. “Estas son nuestras personas de mayor riesgo, las más vulnerables”, justifica Cumming a preguntas por escrito formuladas por EL PAÍS. La estrategia difiere levemente a lo anunciado por la NHS inglesa que, el pasado 11 de enero, ya comunicó su decisión de retrasar en todos los casos la segunda dosis hasta las 12 semanas, según informa Rafa de Miguel.
Con las dosis que van llegando periódicamente en enlace aéreo desde el Reino Unido —todas ellas, por ahora, de la vacuna de Pfizer— Gibraltar se va a afanar en las próximas semanas en la tarea de dar el segundo pinchazo a su primer grupo, a los que volverá a llamar con cita previa en horarios continuos de vacunación de 8.00 a 17.00. Cuando acaben con esa tarea, la inmunización continuará con el siguiente grupo, entre los que se encuentran habitantes de 16 a 60 años y los trabajadores transfronterizos, pese a que vivan al otro lado de la frontera. Cumming es prudente y no quiere hablar de unas fechas de finalización que dependerán del suministro británico. Por ahora, solo se atreve a valorar que cuando llegue ese 70% de vacunados necesario para la llamada inmunidad de rebaño “será un tiempo de descanso”.
La apreciación no es menor si se tiene en cuenta que el Peñón ha vivido en estas semanas la peor cara de la covid desde el inicio de la pandemia. El Gobierno gibraltareño decretó un confinamiento total de la ciudad el pasado 2 de enero ante un inquietante aumento de contagios que alcanzó su cima el pasado 8 de enero con 1.317 casos activos en una población de apenas 33.718 habitantes. Para entonces, el Reino Unido ya había confirmado casos de la cepa británica en la Roca. A la alta incidencia en la ciudad británica se sumó días después la de las localidades vecinas del Campo de Gibraltar y, especialmente, La Línea de la Concepción, donde reside buena parte de los 15.000 empleados transfronterizos (10.000 de ellos, españoles) y donde la semana pasada se llegó a una tasa de 2.550 casos por cada 100.000 habitantes, antes de comenzar a descender.
Aunque el confinamiento total de Gibraltar continúa, apenas unos días después de arrancar la campaña de vacunación, la curva en la ciudad inició su desescalada. En el camino, 77 vecinos han perdido la vida (69 por coronavirus y el resto con la enfermedad, según distingue la estadística oficial). Hoy el Peñón, con 282 casos activos, registra descensos diarios de esta cifra. Con todo, para Cumming aún “es demasiado pronto para ver todavía” relación entre la caída y el porcentaje creciente de vacunados, ya que la inmunidad tarda semanas en crearse. A Antonio Sánchez le vale con la mera tranquilidad de saber que el final de la pandemia que ha trastocado su día a día está cada vez más cerca. “Desde primera hora aposté por la vacuna y los hechos en España me dan la razón. Si tanta gente se está saltando el proceso, será por algo”, zanja el trabajador con ironía.
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