Polémica en los Países Bajos por el rechazo de las escuelas calvinistas a la homosexualidad
Los centros pueden pedir a los padres que renieguen de las relaciones entre personas del mismo sexo para admitir a sus hijos. El Ministerio de Educación examinará si garantizan la igualdad y la seguridad
Las libertades de culto y de educación, y la igualdad de los ciudadanos ante la ley, todas protegidas por la Constitución en los Países Bajos, han chocado de forma estrepitosa a cuenta de la homosexualidad. Ha sucedido durante un debate parlamentario dedicado a la necesidad de implantar la asignatura de educación para la ciudadanía en las escuelas, que ha hecho que Arie Slob, ministro de Educación Primaria y Secundaria y Medios de Comunicación, haya pasado uno de los peores momentos de su carrera. El lunes, aseguró ante el Congreso que ...
Las libertades de culto y de educación, y la igualdad de los ciudadanos ante la ley, todas protegidas por la Constitución en los Países Bajos, han chocado de forma estrepitosa a cuenta de la homosexualidad. Ha sucedido durante un debate parlamentario dedicado a la necesidad de implantar la asignatura de educación para la ciudadanía en las escuelas, que ha hecho que Arie Slob, ministro de Educación Primaria y Secundaria y Medios de Comunicación, haya pasado uno de los peores momentos de su carrera. El lunes, aseguró ante el Congreso que las escuelas calvinistas ―cerca de 200― tenían derecho a pedir a los padres que firmen un documento donde se rechazan las relaciones de dos personas del mismo sexo, algo que ya hacen algunas de ellas. La mayoría de la Cámara consideró difícil reconciliar dicho enfoque vital con la creación de un entorno seguro y equitativo para todos los alumnos ―otro derecho reconocido en las leyes neerlandesas― y le pidió que retirara sus declaraciones. Lo hizo este martes, indicando que es preciso examinar el escrito en litigio “y adaptarlo si no garantiza la seguridad de los alumnos”.
Poco antes de que el ministro matizara sus palabras, la Fiscalía anunció que había recibido una queja por posible discriminación y que la policía se encargará de estudiar posibles quejas o denuncias contra el ministro. Slob habló durante un debate parlamentario, y goza de inmunidad en dicho marco político. Unión Cristiana, su partido, es de inspiración protestante y forma parte de la coalición en el poder junto con los liberales de derecha e izquierda y la democracia cristiana. Cuando explicó que la postura de las escuelas calvinistas emanaba de las libertades de educación y de religión protegidas por la Constitución, añadió que pueden exigir ese tipo de declaraciones a los padres “siempre que traten por igual a sus alumnos”. En todo caso, “habría que adaptar las leyes vigentes”, subrayó.
Según datos de la Asociación de Escuelas Calvinistas, hay 180 de Primaria y siete de Secundaria, que suman unos 70.000 alumnos. Es un 2,9% del total de alumnos de Primaria y Secundaria de los Países Bajos (2,4 millones). Si bien el documento contrario a la homosexualidad no es de firma obligada, los centros pueden declinar la inscripción del menor. Según la plataforma periodística Pointer, citada por la prensa neerlandesa, que ha investigado la visión moral de 170 escuelas calvinistas, “137 tienen en su página web documentos con su ideario y una cuarta parte de estas reniegan de la homosexualidad abiertamente”.
“Estas escuelas pertenecen a la rama ortodoxa del credo, con unos 100.000 feligreses, y se distribuyen por el país desde el oeste hasta la zona norte. Forman parte del denominado Cinturón de la Biblia, cuya interpretación de los textos sagrados es muy estricta; severa incluso. El ministro Slob es profesor de Historia y calvinista, y hay que recordar que el calvinismo no tiene obispos, como los católicos. Todo se resuelve en el seno de la propia comunidad, con un consejo elegido por los fieles, y luego los predicadores, escogidos a su vez por el consejo”, dice Jan Bank, historiador y experto en las iglesias europeas. El partido calvinista (SGP, en sus siglas neerlandesas) tiene tres escaños en un congreso de 150.
El malestar generado el lunes subsistía este martes entre la mayoría parlamentaria, y el asunto eclipsó casi el debate sobre la lucha contra la pandemia. La postura del ministro se convirtió en tema de conversación en Twitter, y se ganó la repulsa de la asociación que defiende los intereses de lesbianas, gais, bisexuales y transgénero (COC, en sus siglas neerlandesas). “Este tipo de firmas para los padres puede dañar a los jóvenes, y tampoco se puede hablar aquí de libertad de expresión”, han dicho sus portavoces.
La polémica ha coincidido con las amenazas recibidas por un profesor de Secundaria por tener en clase una caricatura que mostraba a un verdugo yihadista. El docente ha tenido que ocultarse después de que un grupo de alumnos calificara el dibujo de blasfemo, y el agitado debate parlamentario debía centrarse en la forma de implantar las clases de educación para la ciudadanía a escala nacional.