El Ártico está ya cambiando a un nuevo estado climático totalmente diferente
Un estudio del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EE UU incide en cómo los patrones del tiempo en esta región han dejado de ser los esperados
Todos los años hay oscilaciones en los patrones del tiempo en el Ártico: más o menos hielo marino, inviernos más fríos o más cálidos, una temporada de lluvias más o menos larga. Sin embargo, según un estudio de científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) de Estados Unidos, los registros actuales están fuera de los límites de las fluctuaciones conocidas en décadas pasadas, principalmente, desde que se empezaron a utilizar satélites para las mediciones en 1979. Tanto es así que el trabajo concluye que esta región del mundo está ya cambiando a un nuevo estado climático tot...
Todos los años hay oscilaciones en los patrones del tiempo en el Ártico: más o menos hielo marino, inviernos más fríos o más cálidos, una temporada de lluvias más o menos larga. Sin embargo, según un estudio de científicos del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR) de Estados Unidos, los registros actuales están fuera de los límites de las fluctuaciones conocidas en décadas pasadas, principalmente, desde que se empezaron a utilizar satélites para las mediciones en 1979. Tanto es así que el trabajo concluye que esta región del mundo está ya cambiando a un nuevo estado climático totalmente diferente.
“Hay una cita de Mark Twain que dice que el clima es lo que esperas y el tiempo lo que realmente tienes, pues bien, los patrones del tiempo que estamos viendo en el Ártico han dejado de ser los esperados, son completamente diferentes”, incide Laura Landrum, investigadora principal de este estudio publicado en Nature Climate Change. “Este es un periodo de cambios tan rápidos que las observaciones de patrones climáticos pasados ya no muestran lo que se puede esperar el próximo año”.
Si bien otros científicos llevan tiempo analizado la nueva dinámica de aguas abiertas en el Ártico, junto a los cambios en el permafrost (la capa de hielo permanentemente congelada), la tierra y el hielo marino de estas latitudes, según los investigadores del NCAR, no ha habido antes un trabajo que determine el momento y la naturaleza del surgimiento de un nuevo clima ártico en las áreas terrestres y oceánicas. Pues como detallan, resulta muy complejo caracterizar el clima en un momento de cambio climático rápido en regiones como el Ártico, donde los datos de observación son escasos y limitados, principalmente, a la era de los satélites modernos.
“La información de los satélites es relativamente reciente, pero utilizo modelos climáticos que han sido validados, uso simulaciones del clima desde 1950 a 2100, lo que me permite comparar”, destaca Landrum.
Para concluir que el Ártico está moviéndose ya a un nuevo estado climático, en el que los extremos son la nueva rutina, los científicos utilizan tres variables clave: la extensión mínima del hielo marino, la temperatura del aire en superficie y las fases de precipitación de lluvia (en lugar de nieve).
Es ahora en septiembre cuando el hielo marino llega a su extensión más reducida del año. Sin embargo, como subraya el estudio, la superficie mínima registrada en el Ártico en los últimos 13 años ha sido inferior que en todos los anteriores de la era de los satélites. De hecho, su extensión media en septiembre es ahora un 31% inferior en comparación con la década entre 1979 y 1988.
El clima de la región está cambiando a un ritmo mucho más deprisa que en latitudes más bajas debido a un proceso conocido como amplificación ártica. Esto ocurre porque el hielo marino, que refleja gran parte del calor que recibe, es reemplazado por las oscuras aguas del océano, que absorben ese calor.
De los cinco modelos utilizados por los investigadores, tres sugieren que para 2100 el Ártico estará completamente libre de hielo tres o cuatro meses al año. Del mismo modo, el trabajo advierte en sus conclusiones de que si no se reducen las emisiones que causan el calentamiento del planeta, las lluvias reemplazarán a las nevadas, con una extensión de la temporada lluviosa de dos a cuatro meses, y de que las temperaturas diarias de otoño-invierno aumentarán entre 16 y 28 °C en la mayor parte del océano Ártico. Unos cambios con “unas consecuencias extremas para las comunidades árticas y los ecosistemas locales”.
¿Se puede revertir esta situación? “No estoy segura de que se pueda en el plazo de una vida humana, en el plazo de mi vida”, señala Landrum. “Aún tenemos una oportunidad de reducir emisiones, pero si la pregunta es si podemos volver al clima previo del Ártico, aunque teóricamente sí, esto va a ser más complicado”.
Se desgaja un iceberg de 110 kilómetros cuadrados
Imágenes satelitales de Copernicus acaban de mostrar cómo un iceberg de 110 kilómetros cuadrados se desgaja del mayor remanente de hielo del Ártico, el área 79N, al noreste de Groenlandia. El área 79N, cuya denominación local es Nioghalvfjerdsfjorden, tiene aproximadamente 80 kilómetros de largo por 20 de ancho y es el extremo delantero flotante de la corriente de hielo del noreste de Groenlandia, donde fluye desde la tierra hacia el océano para volverse flotante.
En su borde de ataque, el glaciar 79N se divide en dos, con una rama menor girando directamente hacia el norte. Es esta rama, o afluente, llamada Glaciar Spalte, la que ahora se ha desintegrado.