¿Qué dicen los datos de agosto sobre la nueva expansión del coronavirus en España?

Durante el verano se ha producido una segunda oleada de contagios, ingresos y fallecidos

Varias personas esperan su turno para hacerse una PCR en un centro de salud en Villaverde, Madrid, este miércoles.Mariscal (EFE)

España sufre una segunda oleada de coronavirus. Ha habido cierto debate sobre cómo llamarlo, pero es una discusión semántica: desde mediados de julio el virus vuelve a expandirse. No lo hace con la agresividad de febrero y marzo, pero el repunte se deja ver en todos los datos. Hace varias semanas que se disparan los positivos, suben las hospitalizaciones y, por desgracia, también las muertes.

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España sufre una segunda oleada de coronavirus. Ha habido cierto debate sobre cómo llamarlo, pero es una discusión semántica: desde mediados de julio el virus vuelve a expandirse. No lo hace con la agresividad de febrero y marzo, pero el repunte se deja ver en todos los datos. Hace varias semanas que se disparan los positivos, suben las hospitalizaciones y, por desgracia, también las muertes.

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1. Los casos que se detectan diariamente se han multiplicado por 10. A principios de junio se diagnosticaban unos 400 cada día, en julio eran unos 2.000 y ahora son más de 6.000. Los peores repuntes se han visto en Aragón, Cataluña, Madrid, Baleares o Navarra, pero la incidencia también es alta en Almería, Salamanca, Soria o Valencia.

En realidad hay brotes por todas partes. En Madrid, por ejemplo, los positivos o los ingresos en hospitales han crecido casi exponencialmente desde mediados de julio, doblándose cada 10 días, aunque ahora lo hacen algo más lentamente, según los cálculos de Saúl Ares, investigador del CSIC.

2. Esta segunda ola de coronavirus se observa en otros países europeos, aunque en España es peor (o va por delante). En nuestro país se confirman más infecciones que en ningún otro de la Unión Europea, unos 100 casos diarios por millón de habitantes, según los datos del proyecto Our World in Data, de la Universidad de Oxford. Detrás de España aparecen Rumania (60 casos) y Francia (40), pero la incidencia de momento es mucho más baja en Bélgica (27), Suecia (27), Portugal (20), Reino Unido (15), Alemania (14), Noruega (10) o Italia (9). En todos esos países, no obstante, los casos también están creciendo.

3. El repunte de casos no es un espejismo. Al hablar de los rebrotes, algunos miembros del Gobierno han subrayado que España tiene ahora más capacidad de hacer pruebas PCR que en marzo o abril. Y la semana pasada Fernando Simón llegó a decir que “gran parte” del incremento de casos se debía al incremento de la capacidad de diagnóstico. Pero los datos no sostienen esa afirmación.

España, por supuesto, hace más test ahora que en marzo o abril. Pero en junio se hicieron menos que en mayo. ¿Había empeorado nuestra capacidad de testar? No, simplemente había menos enfermos. Lo que pasa desde julio es que más gente cae enferma y hay que hacer más tests.

Un dato clave al respecto es la positividad. En junio solo el 2% de los tests que se hacían en España daba positivo, pero ahora esa cifra ha crecido al 7%. Es una mala señal porque sugiere que se hacen menos pruebas para descartar contagios y más para confirmarlos. Según Our World in Data, España tiene la segunda positividad más alta de la UE, solo por detrás de Croacia.

Pero la prueba definitiva de que el repunte es real la tenemos, lamentablemente, en los hospitales y en las morgues.

4. Los hospitalizados suben semana a semana. Este viernes la cifra de ingresos en los “últimos siete días” era de 1.467 personas, mientras que la semana anterior fueron 953 y antes 673, 438, 296 y 196. El 9 de junio fueron 150 ingresos, apenas una décima parte. Estos datos del ministerio sabemos que son incompletos, pero la tendencia es preocupante. Además, la podemos confirmar con las cifras de las comunidades que recopila el proyecto Escovid19data: durante la primera quincena de agosto, el total de personas ingresadas pasó de 1.350 a casi 3.000.

Esta semana, el ministerio ofreció otra cifra relevante que no se había publicado en seis meses: la ocupación de los hospitales. El jueves había 4.703 personas ingresadas en España y 541 en la UCI. El porcentaje de camas ocupadas era del 4,4% a nivel nacional, del 14% en Aragón, el 10% en Madrid y el 9% en País Vasco. Entre el miércoles y el jueves hubo 1.523 ingresos y 1.126 altas, lo que significa que en dos días se ocuparon 400 camas de unas 108.000.

5. Mientras tanto, crece también el ritmo de fallecimientos. El ministerio ha pasado de informar hace un mes de 10 o 15 muertes semanales a contar 135 muertos la semana pasada. Y es probable que estos números sean una subestimación considerable, como veremos abajo.

Otra señal de que las muertes aumentan es que se observa un exceso de fallecimientos —por cualquier causa— en los registros civiles. El Sistema de Monitorización de la Mortalidad del Instituto de Salud Carlos III ha registrado un exceso de 2.650 muertes en España entre el 20 de julio y el 15 de agosto, alrededor de un 10% más de lo normal en estas fechas.

¿Ese exceso puede deberse al calor? Podría, pero hay dos motivos para pensar en el coronavirus. Primero, que las regiones con mayor exceso son Baleares (52%), Aragón (46%), Castilla-La Mancha (26%) y Madrid (21%), que han sufrido algunos de los peores repuntes. Y segundo, que los datos del MoMo europeo no encuentran el mismo exceso en países vecinos. En Bélgica llevan dos semanas con más muertes de lo normal, pero España es el único país con exceso durante cuatro semanas.

Es importante observar que el porcentaje de casos que acaban ingresando o falleciendo será ahora mucho menor que en la primera ola. Es así porque entonces hubo millones de casos leves que nunca fueron detectados. Pero también hay que recordar que las muertes llegan siempre con retraso. Los fallecimientos de estos días son un reflejo de las infecciones de hace tres o cuatro semanas, y eso son malas noticias, porque desde entonces se han triplicado. Es casi inevitable que las muertes sigan ese mismo camino en el próximo mes.

Además, a ese retraso natural se suma otro: el de los datos.

6. Siguen los problemas con los datos públicos. Desde mitad de julio sabemos que las cifras de hospitalizaciones del ministerio van con retraso y no cuadran con las autonomías. Sanidad explicó que las comunidades no estaban actualizando el sistema de “una manera constante”, pero los problemas siguen un mes después. En Cataluña, por ejemplo, la Generalitat reporta casi el triple de ingresos hospitalarios que el ministerio (en sus estadísticas hay 898 ingresos en dos semanas, hasta el 20 de agosto, mientras que el ministerio cuenta 319).

Esos desajustes se repiten con las cifras de muertes. Desde el 1 de junio las comunidades han notificado casi el doble de muertes que las 717 que constan en el sistema de sanidad, según un recuento de El Confidencial. Un sistema, cabe recordar, que se introdujo en junio para “realizar la detección precoz”.

Las dificultades con los datos han sido una constante. Hace 15 días, un grupo de expertos pidió un examen de los fallos de España y mencionó entre sus preocupaciones los “sistemas de información sanitaria”. En España hemos usado datos del siglo pasado para una pandemia del siglo XXI. Algunos sistemas han mejorado en estos meses y las Administraciones tienen mejores indicadores. Pero la información que publica el CCAES (Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, del Ministerio de Sanidad) sigue siendo lenta, escasa y nada accesible. Es imposible saber cuántas muertes hubo en la última quincena (por culpa del retardo), o cuántas personas fueron hospitalizadas en julio o agosto (porque no existen esas series). No ofrecen apenas estadísticas por provincias y ninguna para barrios y ciudades.

Es lógico que los esfuerzos se centren en conseguir los datos más útiles para controlar la epidemia, pero esa información debería ser en buena parte pública y transparente. Es un ejercicio natural de rendición de cuentas y un bien en sí mismo: muchos ciudadanos quieren conocer la realidad y no encomendarse ciegamente a nadie.



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