China empieza a soñar con la normalidad
Por tercer día consecutivo, este país no ha detectado nuevos contagios y solo ha registrado 41 casos importados
En el primer día de la primavera en el hemisferio norte, y por tercer día consecutivo, China no ha detectado nuevos contagios de coronavirus en su territorio, según los datos de la Comisión Nacional de Sanidad. Únicamente ha declarado 41 casos “importados” del extranjero –entre viajeros que llegan procedentes de otros focos–, un número récord que hace que estos casos se eleven ya a 250.
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En el primer día de la primavera en el hemisferio norte, y por tercer día consecutivo, China no ha detectado nuevos contagios de coronavirus en su territorio, según los datos de la Comisión Nacional de Sanidad. Únicamente ha declarado 41 casos “importados” del extranjero –entre viajeros que llegan procedentes de otros focos–, un número récord que hace que estos casos se eleven ya a 250.
En total, desde el comienzo de la epidemia hace tres meses, este país ha detectado más de 81.000 casos, de los que más de 3.200 han fallecido y más de 71.000 han recibido el alta, siempre según las cifras oficiales.
En Pekín, la vuelta a la normalidad es cada vez más palpable, aunque aún dista mucho de alcanzarla por completo. Autobuses y metros aún circulan semivacíos; los taxis, forrados por dentro de plástico protector y con sus conductores armados de desinfectante. Las barreras que impiden el acceso a barrios enteros para quienes no sean residentes continúan en pie. Los colegios siguen cerrados y aún no hay fecha para su reapertura, que será el gesto definitivo de que todo ha pasado. Pero los comercios ya han ido reabriendo, cada vez permanecen operativos durante más horas, y pasea mucha más gente por la calle. Los atascos, una de las grandes plagas de la capital, que habían desaparecido durante el parón de los dos últimos meses, han regresado de nuevo en las horas punta, aunque aún no en su densidad habitual.
Este sábado, de cielos azules y temperaturas templadas, los parques y zonas públicas, ya accesibles al público tras un cierre de más de cincuenta días, se veían mucho más frecuentados por unos ciudadanos deseosos de recuperar la vida y las actividades de siempre. Todavía con mascarilla, eso sí, obligatoria para salir a la calle en la mayor parte del país, bajo estrictas medidas de tomar la temperatura y de distancia social. Un marcador inequívoco señalaba que lo peor ha quedado definitivamente atrás: en lugares particularmente escénicos de los parques era posible ver parejas vestidas de gala que se tomaban las fotos para el álbum de bodas, una imagen clásica de los lugares de asueto en China.
Peatones como Zhao Weili, de 32 años, que camina por las cercanías del céntrico parque de Ritan, esperan que cuando llegue abril ya no sean necesarias. “Cuando se cumplan 14 días sin nuevos contagios, creo que empezarán a relajarse las cosas mucho más”, se ríe este representante comercial.
Zhao no parece andar muy descaminado en sus predicciones. En las provincias costeras chinas de Jiangsu, Zhejiang, Anhui, Hainan y la metrópolis de Shanghái, los funcionarios locales marcaron el fin de la pandemia en China quitándose las mascarillas mientras participaban en diversos actos públicos, según publica este sábado el periódico Global Times.
En estas provincias, se permitirá no llevar la cara protegida en espacios abiertos o lugares sin aglomeraciones. Pero en sitios con gran densidad de público, como un restaurante, un centro comercial o una oficina, será necesario llevar una de repuesto para ponerse si las distancias entre las personas se reducen a un metro o menos.
El anuncio ha recibido una reacción mixta en Internet. Muchos ciudadanos aún se muestran muy cautelosos, tras toda la precaución de las últimas ocho semanas, desde que se impuso la cuarentena a toda la provincia de Hubei. Preocupa que el número de casos importados continúe creciendo cada día. “Mientras siga habiendo cada vez más, es mejor ponerse las mascarillas”, apunta un usuario de Weibo, el Twitter chino, citado en el artículo del Global Times.
Esa preocupación se extiende a las autoridades. Aunque China no ha cerrado sus fronteras, en las últimas dos semanas las autoridades han endurecido gradualmente las condiciones de cuarentena para autorizar la entrada a los viajeros que llegan de otros países. Después de que la capital prohibiera el jueves pasar el confinamiento en casa y obligara a cumplirlo en hoteles designados por el gobierno municipal, con los costes por cuenta de la persona aislada, este sábado ha sido el Ayuntamiento de la ciudad de Cantón, en el sureste, el que ha anunciado las mismas medidas.
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