Bruselas pide el chequeo de todos los viajeros de fuera de la UE para detectar el coronavirus

La Comisión llama a los Veintisiete a no discriminar a ciudadanos comunitarios en los controles internos

Un policía alemán controla la entrada de vehículos en la frontera con Francia, este lunes.Jean-Francois BADIAS (AP)
Bruselas / París -

La Comisión Europea ha aprobado este lunes las directrices sobre la gestión de fronteras durante la pandemia del coronavirus, un documento que propicia el confinamiento nacional, mediante controles fronterizos dentro de la zona Schengen, y que aboga por establecer chequeos sistemáticos a los viajeros procedentes de fuera de la UE para evitar nuevos contagios.

Las directrices de la Comisión señalan la necesidad de realizar “c...

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La Comisión Europea ha aprobado este lunes las directrices sobre la gestión de fronteras durante la pandemia del coronavirus, un documento que propicia el confinamiento nacional, mediante controles fronterizos dentro de la zona Schengen, y que aboga por establecer chequeos sistemáticos a los viajeros procedentes de fuera de la UE para evitar nuevos contagios.

Las directrices de la Comisión señalan la necesidad de realizar “chequeos sistemáticos” en todos los cruces de la frontera exterior de la zona Schengen, lo que incluye puertos y aeropuertos. Este control podrá ser “primario”, es decir, una apreciación no especializada sobre síntomas visibles, o secundario, con participación de personal médico y con posibilidad de “entrevista en profundidad”, pruebas de laboratorio y repetición de la prueba de temperatura.

Los Estados miembros podrán rechazar la entrada de cualquier persona de un país tercero en el que se detecten síntomas o que haya estado especialmente expuesto al riesgo de infección. Como medida alternativa, se podrá dictaminar su aislamiento en cuarentena.

Las directrices son fruto de todo un fin de semana de trabajo a contra reloj para evitar que la estampida de pánico en cada país desemboque en el bloqueo del mercado interior europeo y en un aislamiento que podría resultar incluso contraproducente. La iniciativa partió del presidente francés, Emmanuel Macron, cuyo enfado por las medidas unilaterales adoptadas por varios países, entre ellos Alemania, ha llevado a convocar una cumbre europea extraordinaria para este martes (por videoconferencia) en un desesperado intento por acompasar las decisiones y dar respuesta a una crisis eminentemente transnacional.

Macron, según fuentes del Elíseo, ha telefoneado este lunes a la canciller alemana, Angela Merkel, así como al presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, para acordar medidas comunitarias que garanticen la seguridad de la zona Schengen y eviten el resquebrajamiento definitivo de la zona libre de fronteras. Durante la conversación, Macron ha “condenado” las medidas restrictivas adoptadas unilateralmente por varios socios europeos, que ya incluyen a Alemania, Austria, Dinamarca, Polonia, República Checa o Lituania, entre otros.

Las directrices aprobadas por la Comisión confirman la posibilidad de imponer controles fronterizos de manera temporal y excepcional, tal y como prevén las normas de la zona Schengen. Pero el Ejecutivo de Von der Leyen pide que se haga “de manera proporcional”, “sin discriminar entre nacionales y ciudadanos de otros países de la UE” y siempre en base a razones médicas relacionadas con la epidemia del Covid-19. La Comisión también recomienda que los posibles controles internos se organicen de manera que no provoquen aglomeraciones, “dado que aumentaría el riesgo de contagio”.

Bruselas pide que esos controles no obstaculicen la libre circulación de bienes, en particular, la cadena de suministro de productos esenciales como medicinas, equipamiento médico, alimentos o productos perecederos. La Comisión recuerda que no se pueden imponer controles adicionales sobre la exportación dentro del mercado interior ni exigir nuevas certificaciones para la entrada de productos ya autorizados.

Los Estados, según la Comisión, también deben “permitir y facilitar” la entrada de los llamados trabajadores transfronterizos (residentes en un país que realizan su actividad laboral en otro). No solo a los que estén empleados en el sector sanitario y alimentario, sino también a los de otros servicios esenciales como atención infantil, cuidados de la tercera edad, o personal de infraestructuras imprescindibles.

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