Los fármacos con receta, para los médicos; los otros, para la enfermería

Una enmienda del PSOE en el Congreso propone zanjar así las competencias de las profesiones

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El PSOE ha optado por una solución salomónica en el conflicto que enfrenta a médicos y enfermeras por quién puede aconsejar al paciente el uso de un fármaco. Para los facultativos, la respuesta es fácil: según la Ley General de Sanidad y la ley 29/2006 de garantías y uso racional de los medicamentos, ellos son los encargados de prescribir (o recetar). Pero los colegios de enfermería llevan tiempo intentando que se reconozca lo que, según ellos, es parte de su cometido diario: que ellas (hasta los enfermeros hablan muchas veces de sí mismos en femenino dada la proporción mayoritaria de mujeres ...

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El PSOE ha optado por una solución salomónica en el conflicto que enfrenta a médicos y enfermeras por quién puede aconsejar al paciente el uso de un fármaco. Para los facultativos, la respuesta es fácil: según la Ley General de Sanidad y la ley 29/2006 de garantías y uso racional de los medicamentos, ellos son los encargados de prescribir (o recetar). Pero los colegios de enfermería llevan tiempo intentando que se reconozca lo que, según ellos, es parte de su cometido diario: que ellas (hasta los enfermeros hablan muchas veces de sí mismos en femenino dada la proporción mayoritaria de mujeres en la profesión) también manejan fármacos y productos sanitarios, por lo que piden una cobertura legal para su práctica.

Más información

El debate ha llegado al Congreso, donde primero CiU (en febrero de este año), y luego el PSOE (en marzo) han presentado sendas enmiendas a la ley para aclarar este aspecto. La semana pasada, el PSOE presentó una enmienda a su propio texto en el que marca más claramente los límites.

Médicos, podólogos y odontólogos "son los únicos profesionales" con facultad para ordenar la prescripción de los medicamentos que necesitan receta (la mayoría). En cambio, los enfermeros podrán "usar, indicar y autorizar" el uso de los medicamentos que no necesitan receta.

El lenguaje empleado es, en este caso, clave. Al mantener para el primer grupo la prescripción se quiere decir que sólo ellos podrán extender recetas. Por eso los segundos podrán indicar [se entiende que al paciente] el uso de fármacos. Pero no harán un papel oficial.

Los médicos temen que esta "intrusión" suponga una mayor inseguridad para los pacientes. En cambio, los enfermeros aducen que se trata del uso de productos que muchas veces el paciente puede conseguir sin consultarle a ninguno de ellos en una farmacia -donde, en teoría, interviene otro profesional sanitario-, que así se agilizan los trámites y que ellos, después de su titulación (a la que se están incorporando equivalentes parecidas a las de los MIR), están preparados para dar ese servicio.

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