ESPACIO

Un asteroide pasa cerca de la Tierra sin ser advertido por los astrónomos

Los científicos fueron incapaces de advertir su llegada porque procedía de un "punto ciego"

Un asteroide capaz de borrar del mapa a una ciudad de grandes dimensiones ha pasado relativamente cerca de la Tierra, sin que los astrónomos hayan advertido su llegada. La roca espacial, que mide unos 70 metros, pasó el 8 de marzo a una distancia de 461.000 kilómetros de la Tierra, algo más del doble de la distancia de la Luna, según han confirmado astrónomos estadounidenses y europeos.

Pese a la relativa lejanía, los astrónomos consideran esta distancia como "próxima", dada la escala del sistema solar. Sin embargo, calculan que las posibilidades de que un gran asteroide colisione con l...

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Un asteroide capaz de borrar del mapa a una ciudad de grandes dimensiones ha pasado relativamente cerca de la Tierra, sin que los astrónomos hayan advertido su llegada. La roca espacial, que mide unos 70 metros, pasó el 8 de marzo a una distancia de 461.000 kilómetros de la Tierra, algo más del doble de la distancia de la Luna, según han confirmado astrónomos estadounidenses y europeos.

Pese a la relativa lejanía, los astrónomos consideran esta distancia como "próxima", dada la escala del sistema solar. Sin embargo, calculan que las posibilidades de que un gran asteroide colisione con la Tierra son de una entre un millón.

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Gareth Williams, director adjunto de la Sociedad Astronómica Internacional de Boston, en Massachusetts, ha explicado que los astrónomos fueron incapaces de advertir su llegada porque procedía de un "punto ciego".

Según Williams, la trayectoria del asteroide coincidía con la línea del Sol, que por su luminosidad crea una "zona ciega" en la que los telescopios no pueden detectar la llegada de objetos procedentes del espacio.

El asteroide regresará en 2093

El asteroide se ha denominado 2002 EM7 y su órbita elíptica podría volver a llevarlo en rumbo de colisión con la Tierra en el futuro. El Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena (California) calcula que para 2093 podría volver a acercarse a la Tierra, pero ha precisado que, en este caso, las posibilidades de un impacto son de una entre 10 millones.

Los 70 metros del asteroide 2002 EM7 lo convierten en una considerable roca espacial, pero lejos de los cometas y asteroides de un kilómetro, los llamados Del Día del Juicio Final, que podrían destruir totalmente el planeta.

Sin embargo, los cálculos efectuados por algunos astrónomos indican que la colisión de un asteroide de menos de 100 metros liberaría la misma energía que una pequeña bomba atómica, según informes que cita la cadena de televisión CNN.

Numerosos geólogos y astrónomos consideran que fue el impacto de un gran asteroide el que acabó con los dinosaurios y buena parte de la vida en el planeta hace 65 millones de años. De ser cierta esta hipótesis, un asteroide o un cometa de varios cientos de metros de diámetro podría haber impactado contra la Tierra, posiblemente en Yucatán, México, y haber provocado un cataclismo cuya nube de polvo alteró todos los ecosistemas del planeta.

En la actualidad, existen métodos fiables para seguir la trayectoria de miles de cometas y grandes rocas del espacio y los científicos aseguran que no se prevé ningún encuentro, al menos en varios miles de años.

Los impactos de Siberia y Arizona

Según Benny Peiser, uno de los astrónomos que estudian las trayectorias de estos objetos, 2002 EM7 posee unas dimensiones algo mayores a las del asteroide que golpeó Siberia a comienzos de siglo. Aquel impacto destruyó completamente un área de varios kilómetros a la redonda en una zona boscosa y deshabitada del norte de Rusia.

Otro cráter de varios kilómetros de diámetro en Arizona, producido probablemente por el impacto de un asteroide hace unos 25.000 años, recuerda también que la Tierra no está a salvo de la colisión con objetos procedentes del espacio.

Habitualmente, la capa exterior de la atmósfera se encarga de desintegrar los restos de pequeños meteoritos que llegan a nuestras inmediaciones, y lo mismo ocurre con los satélites o fragmentos de naves espaciales que, por alguna razón, vuelven a entrar en la atmósfera.

Algunos fragmentos de la estación rusa Mir y de un laboratorio estadounidense lograron franquear el escudo protector de la atmósfera en su entrada, pero los restos cayeron sobre el Océano Pacífico.

Un asteroide de 70 metros, pese a su pequeño tamaño, no se desintegraría por el rozamiento en su entrada, han señalado los astrónomos. "El asteroide 2002 EM7 nos ha cogido por sorpresa y es un nuevo recordatorio de los peligros a los que hacemos frente", ha declarado Benny Peiser.