Siete consejos para iniciar un plan de ahorro en tiempos difíciles

Hacerse con un colchón de dinero resulta complejo para una generación de trabajadores golpeada por la precariedad: uno de cada cuatro ‘millennials’ no podría vivir de sus ahorros más de tres meses. Aquí una lista de ideas sencillas para optimizar la economía.

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Las cuentas no salen y el agobio apremia cuando, rondando la treintena, los bancos empiezan a llamar insistentes para que abras un plan de pensiones. La idea puede resultar exasperante para muchos, que todavía no han logrado dar esos pasos que se les presuponía a esta edad. Conseguir un colchoncito de ahorros o pagar una hipoteca figuran en un horizonte lejano, la preocupación inmediata es pagar las facturas del mes y, con suerte, unas vacaciones. Según un informe reciente de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN-ES), las personas de entre 16 y 29 años son el grupo, junto a los parados, cuya economía y oportunidades laborales han salido más perjudicadas tras la crisis. El sueldo medio español es de 23.646,5 euros y el más frecuente de 17.482. Alquilar una vivienda llega a exigir una tasa de esfuerzo sobre estos de hasta un 40% en Madrid.

En este contexto, la idea de ahorrar viene grande en muchos casos: uno de cada cuatro millennials asegura que no podría vivir de sus ahorros más de tres meses, según un estudio de la plataforma financiera Fintonic. Y esto acaba incluso por generar ansiedad: la money anxiety (ansiedad por dinero) ha sido reconocida por la Asociación Americana de Psicólogos en Estados Unidos, que la cita como la principal causa de estrés en dos de cada tres encuestados. Para empezar sin agobios, recopilamos trucos e ideas sencillas que poner en práctica cuando se planea optimizar la situación económica.

1. Elaborar una tabla de gastos fijos. Recopilar y analizar toda la información disponible sobre los gastos fijos mensuales es un buen punto de partida para determinar qué es indispensable y en qué se puede ahorrar. Hacerlo de forma gráfica y compartimentada ayuda a entender la situación económica de un vistazo, facilitando identificar y ponderar cada gasto en vez de verlo como una masa abstracta de dinero que desaparecerá de la cuenta cada mes. Alquiler o hipoteca, telefonía, luz, agua, gas, préstamos o esas cuotas de servicios que se consuman cada mes (gimnasio, idiomas, clases de baile…). Recopilados en una tabla Excel, un esquema en una libreta o incluso una app que te permita no solo visualizarlo, sino actualizarlo e incluso controlarlo mediante avisos a medida que avanza el gasto (como en el caso de Fintonic) o fijar un objetivo de ahorro atendiendo a una cantidad de tiempo y dinero determinados (como 52 Weeks).

2. Gastos hormiga: identificar las debilidades. Pequeños gastos que socavan la economía. Los dos euros diarios del desayuno, los cincuenta céntimos de los frutos secos de la máquina expendedora del trabajo, un capricho o antojo con el que se pica porque ‘total, son solo cinco euros’ o esa mala costumbre de comprar por impulso un libro cuando aún acumulas una montaña sobre la mesilla sin leer. Todos esos gastos que no aparecen en la tabla de gastos fijos que se ha hecho previamente y son susceptibles de ser eliminados o reducidos. Algunos bancos incluso desde el perfil de usuario online identifican y agrupan en qué estás gastando el dinero: hostelería, comercios, supermercados… Con la información en mano, es cuestión de fuerza de voluntad. Proponerse tomar el desayuno en casa o llevarse un termo con el té para media mañana, por ejemplo. Para nota: adaptar el clásico truco de la moneda de dos euros -si topas con una, va directa a la hucha- pero guardando el dinero que destinabas a esos gastos hormiga.

3. ¿Qué gastos puedo compartir? Mientras se siguen desmenuzando los gastos hasta reducirlos, es posible identificar cuáles de ellos podrían disminuir más si se pagaran a medias con alguien. Sobre todo para aquellos que viven solos, hay gastos que de manera individual se vuelven significativamente costosos. Tener internet y telefonía en casa ronda los 53 euros al mes de media en España, según Ofcom -un 27,4% más que la media europea-. Sumado al resto de gastos, a los precios desorbitados de alquiler y teniendo en cuenta que los espacios para una sola persona son cada vez más pequeños, muchas personas se plantean ponerse de acuerdo con el vecino de la puerta de al lado -probablemente en una situación parecida-. Un único contrato que se paga a medias o en una parte proporcional al uso y que alivia el desembolso a ambos.

Compartir cuenta en las plataformas por suscripción también es tendencia al alza: Spotify, Netflix, Filmin, HBO… Algunas de estas plataformas dan directamente la opción de dividir el gasto entre varios usuarios con perfil independiente y una tarifa más barata -aunque también limitaciones de uso simultáneo-. En otros casos la iniciativa es de los propios consumidores, que en el grupo de WhatsApp de amigos intercambian y coordinan qué pagar para poder acceder al máximo de contenidos.

4. Cuentas de ahorro ‘matrioshka’. Conseguir que lo que se pasa a la cuenta de ahorro se quede en la cuenta de ahorro y, además, darle una finalidad clara que motive a conseguirlo. Destinar una o varias cantidades fijas al mes mediante transferencia simultánea y que respondan a diferentes conceptos: ahorro para las vacaciones, para posibles imprevistos, para una formación futura o de los hijos, para la entrada de un piso o para el plan de jubilación. Y que cada una tenga a su vez un orden de importancia establecido que indique prioridad, así en caso de que los ingresos varíen, se podrá ajustar el ahorro de manera proporcional.

5. Una buena asesoría. Hay herramientas digitales suficientes para aprender a gestionar las finanzas o hacer la declaración de la renta por medios propios, pero especialmente en el caso de los autónomos, contar con una persona de confianza que vele por la economía, evite futuros problemas y, sobre todo, aporte tranquilidad, es uno de esos gastos que pueden resultar tan dolorosos como necesarios y rentables a largo plazo. En el mejor de los casos, el asesor sabrá buscarte el camino para que te deduzcas gastos y estará al día de nuevos cambios legales que puedan beneficiarte.

6.Aprender a resistir la presión social sin vergüenza. Hablar de dinero con naturalidad es asignatura pendiente en España. Hacerlo puede ser liberador y, si se está intentando ahorrar dinero, es también necesario. Si ese plan con amigos para cenar o salir una noche a restaurantes o bares está fuera de presupuesto y descalabrará la economía del mes, es mejor establecer la confianza para contar que no se está dispuesto a gastarlo. Es una de las determinaciones que sirvió a Tori Dunlap, jefa de marketing digital en Seattle, que contó a The Cut su experiencia intentando ahorrar 100.000 dólares en tres años -lo consiguió antes de tiempo, con una salario de 77.000 dólares netos anuales y algunos ingresos extra impartiendo formaciones online-. En vez de salir a cenar, optaba por invitar a sus amigos a casa  cocinarles o por hacer planes que no supusieran un gran desembolso, como salir a dar un paseo y llevar alguna bebida o hacer picnic.

7. Buscadores de ahorro y ofertas. Aprovechar y buscar ofertas ha sido tradicionalmente denostado con tono clasista y sexista. Menospreciando a las personas, generalmente de ingresos más bajos o mujeres al cargo de la economía doméstica, que corren a la caza del producto rebajado. El ejemplo perfecto lo deja el relato que se hace en prensa y redes cada año durante el Black Friday. Pero, ¿quién en su sano juicio querría gastarse más dinero en un producto porque sí? Bajo esta premisa y también atendiendo a la necesidad, proliferan en internet desde las webs y plataformas que comparan precios de productos y servicios, como Mindeset o Idealo, a los perfiles de influencers del ahorro. Como Mapi Amelas, fundadora de Ahorradoras.com (con más de 49.000 mil seguidores en Instagram), que en su perfil sugiere, entre otras fórmulas, probar la suscripción a páginas de probadores de productos, que se envían gratuitamente a casa a cambio de reviews o publicidad en redes.

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