Modelos con apetito
Cocineras televisivas, aficionadas a la comida rápida o empresarias gastronómicas, las tops están empeñadas en demostrar que no pasan hambre.
Ni dietas meteóricas, ni zumos purificantes, ni batidos de proteínas. Las modelos de hoy comen galletas, hamburguesas y pollo frito. O por lo menos eso es lo que claman a los cuatro vientos.
En pleno 2013 no gana puntos decir con la boca pequeña que te atiborras mientras a escondidas mordisqueas brócoli hervido. Por mucho que sea algo que sólo pueden permitirse chicas extremadamente jóvenes de constitución sobrehumana, preferimos ver a una top hinchándose a patatas fritas que a una Miranda Kerr con dieta orgánica diseñada el milímetro. Y ellas parecen haberlo entendi...
Ni dietas meteóricas, ni zumos purificantes, ni batidos de proteínas. Las modelos de hoy comen galletas, hamburguesas y pollo frito. O por lo menos eso es lo que claman a los cuatro vientos.
En pleno 2013 no gana puntos decir con la boca pequeña que te atiborras mientras a escondidas mordisqueas brócoli hervido. Por mucho que sea algo que sólo pueden permitirse chicas extremadamente jóvenes de constitución sobrehumana, preferimos ver a una top hinchándose a patatas fritas que a una Miranda Kerr con dieta orgánica diseñada el milímetro. Y ellas parecen haberlo entendido. Cara Delevingne tuitea su afición por las hamburguesas y cuando se hablaba en los medios de la dieta de preparación para el desfile de Victoria’s Secret, la ubicua modelo británica confesó que ese mismo día había comido “McDonald’s de almuerzo y pizza de cena”. Dato injusto pero simpático.
Karlie Kloss y sus galletas
Getty Images
Otras modelos van más allá y no se contentan con compartir sus hábitos alimenticios. Es el caso de Karlie Kloss, que ha lanzado su propia línea de galletas. Las Karlie’s Kookies están edulcoradas con sirope de agave y no contienen gluten, ni productos lácteos. Eso sí el chocolate que incluye su lista de ingredientes las califica automáticamente de golosinas.
Lara Stone planea abrir una hamburguesería como plan B y Jourdan Dunn se ha agenciado su propio programa de cocina, cacofónicamente titulado Well Dunn with Jourdan Dunn. En el canal de Youtube Life + Times, dirigido por Jazy Z, la maniquí londinense enseña (más o menos) cómo preparar pollo frito, cerdo a la caribeña y pato cantonés. Dunn no es precisamente una virtuosa de las ollas y no se aclara sobre la temperatura máxina de un horno pero da muy bien en cámara y además se apunta a la saga de modelos cocinillas que incluye a Sophie Dahl y Lorraine Pascale, ambas con programa en la televisión británica.
Hay tantos profesionales de la pasarela deseosos de compartir detalles sobre su dieta que Cesar Casier ha publicado el libro Model kitchen recopilando recetas de sus compañeros de profesión. Lily Donaldson contribuye con una receta de ensalada de col rizada, Mila Jovovich explica cómo cocinar salmón al horno con espárragos y Lindsey Wixon se atreve a incluir carbohidratos y azúcar refinado en sus cookies.
Alessandra Ambrosio comiendo pizza
Cordon Press
¿Qué hay detrás de esta explosión de modelos tragaldabas? Por una parte la industria está más concienciada con la cuestión de los desórdenes alimenticios. Con iniciativas como la que ha puesto en marcha Vogue, con el apoyo del CFDA y el consejo de la moda británico, se pretende proyectar una imagen corporal sana. Tampoco se puede obviar el furor por las fotos de comida en las redes sociales que se une con la deformación profesional de las modelos de buscar el objetivo. Si lo que se lleva es fotografiar lo que te dispones a engullir, allá estarán las modelos para chupar cámara.
En muchos casos tiene que ver con una salida profesional alternativa. La gastronomía en todas sus formas se presenta como opción más longeva que la breve carrera de modelo. Y es que el diseño de ropa o joyería ya está bien trillado. Ahí está la línea de ropa de Jessica Simpson: la más clara advertencia de que es mejor usar su bonito perfil para dedicarse a otro tipo de menesteres.