Meryl Streep acude por sorpresa al desfile de Dolce & Gabbana como Miranda Priestly, de ‘El diablo viste de Prada’
El personaje de la película se ha sentado en la primera fila del espectáculo. Streep está rodando la segunda parte del filme, en el que da vida a una implacable editora de moda inspirada en Anna Wintour, que también estaba en el ‘front row’
Pasaban unos minutos de las tres de la tarde, media hora desde el supuesto inicio oficial del desfile de Dolce & Gabbana en Milán, cuando ha estallado un apabullante aplauso en el recinto. Estaban ya todos los asistentes acomodados en las dos gradas a ambos lados de la pasarela y las luces aún apagadas, pero quedaban dos asientos libres en primera fila hasta los que han llegado la mismísima Miranda Priestly, junto a su inseparable Nigel. Los personajes de El diablo viste de Prada, a los que dan vida Meryl Streep y Stanley Tucci, se han colado así, por sorpresa, en la realidad de la semana de la moda de Milán.
Los actores se encuentran inmersos en el rodaje de la segunda entrega de la emblemática película, en la que seguramente se incluirán escenas durante la temporada de desfiles, que el equipo aprovechó para grabar este sábado. Streep apareció con una gabardina de charol beis, bolso de leopardo de Dolce & Gabbana y grandes gafas de sol blancas; Tucci, con un traje gris. Con ellos llegó al recinto la actriz Simone Ashley, que interpretará a un nuevo personaje en la secuela. Probablemente, por cómo acompañaba a Miranda Priestly para sentarse en la fila de atrás, el de asistente de la implacable editora de moda. Un puesto que en la película original ocupaban Anne Hathaway y Emily Blunt.
La cinta de 2006 estaba inspirada en un libro homónimo escrito por Lauren Weisberger y contaba las agridulces aventuras de una asistente en una gran revista de moda en Nueva York. El argumento y el hecho de que la propia Weisberger hubiera trabajado para la directora de Vogue, Anna Wintour, hicieron que fuera fácil trazar paralelismos entre la despiadada Priestly y la propia Wintour. Por eso uno de los instantes más compartidos en el desfile de Dolce & Gabbana fue el enfrentamiento de ambas mujeres a un lado y otro de la pasarela, con media sonrisa y similar actitud hierática desde detrás de sus respectivas gafas de sol. Era parte del espectáculo: un vídeo compartido por la edición estadounidense de Vogue las retrataba a ambas sonriendo y divertidas. Hace solo unos días Wintour habló sobre la película, por primera vez en casi 20 años, y dijo, en el podcast The New Yorker Radio Hour, que le parecía “una representación justa”.
Hace tiempo que la moda pasó a competir con la categoría del entretenimiento, por eso el metadesfile de El diablo viste de Prada no es el primero que se cuela en un rodaje. Ya en 2015 Ben Stiller y Owen Wilson protagonizaron un momento similar durante un desfile de Valentino, mientras grababan la segunda entrega de Zoolander. Aunque pocas cintas han tenido tanto impacto en el imaginario popular sobre la industria de la moda como El diablo viste de Prada. Pese a las licencias propias de cualquier ficción, la cinta supuso un antes y un después en cómo el gran público entendía este sector (y cómo se construían las leyendas a su alrededor). El monólogo de Miranda Priestly sobre el ciclo de las tendencias con un ejemplo sobre el azul cerúleo vuelve a viralizarse cada cierto tiempo. Una escena tan compartida como la aparición de Miranda en el desfile milanés, desde ya un momento pop para el recuerdo. Aunque aquí el diablo ya no vista de Prada, sino de Dolce & Gabbana