Diamantes de laboratorio: cuando la ciencia diseña las nuevas joyas de lujo

Mismas propiedades, distinto origen. La joyería moderna explora las ventajas de los diamantes sintéticos

Piezas con diamantes de laboratorio creadas por Tous.Cortesía de Tous

Una semilla de carbono calentada a más de 1.500 grados con una presión de 60.000 atmósferas que después se enfría cuidadosamente. La única diferencia entre un diamante natural y uno de laboratorio es su origen y, por supuesto, el tiempo que tarda en crearse (miles de años el primero, cuatro semanas el segundo). Por lo demás, ambos presentan el mismo aspecto a simple vista y las mismas características bajo el microscopio.

Puede que en la pasada década ni siquiera se mencionara su existencia, pero lo cierto es que, según la consultora Morgan Stanley, en 2023 los diamantes de laboratorio representaron un 15% de las ventas de diamantes totales. Factores como el veto de la Unión Europea a Rusia, principal productor de los naturales, han contribuido a que ciertas enseñas hayan aumentado la oferta de los creados artificialmente. El hecho de que su proceso de producción sea transparente y apenas genera huella ecológica también ha contribuido a su popularización, aunque quizá la razón principal de su demanda sea el precio, entre un 30% y un 50% más barato que un diamante tradicional, pese a que son indistinguibles a simple vista y se pueden crear en tamaños y grados de transparencia a petición del consumidor.

Siguiendo con un legado basado en hacer dialogar artesanía e innovación (fueron, por ejemplo, de los primeros en hacer joyería de titanio), Tous es una de las firmas nacionales pioneras en introducir los diamantes de laboratorio en sus colecciones. De hecho, ha creado tres cápsulas (Shine, Sweet Diamonds y Essential), cada una con una identidad distinta: de la más tradicional, como los solitarios de compromiso, a la más moderna, con su icónico oso abrazando gemas de distintos tamaños y texturas.

Cada diamante sigue los mismos criterios de calidad que uno tradicional: se mide el color, la pureza, el peso en quilates, la talla y el color, y los diseños se siguen produciendo artesanalmente; en esta ocasión, los diamantes van engastados en estructuras de platino de 950 milésimas, uno de los materiales más nobles que existen en el mercado, conocido por su resistencia y durabilidad gracias a su alta dureza y densidad. Su precio, sin embargo, es la mitad de una pieza creada con un diamante tradicional. Y el hecho de que se pueda jugar en el laboratorio con el color y el peso permite explorar muchas más facetas en términos de diseño, incluso crear diamantes ‘a medida’. Todo son ventajas.

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