John Galliano abandona Margiela tras más de diez años

Aunque ya trascendió el pasado verano que John Galliano no había renovado el contrato con Maison Margiela, hoy tanto la marca, propiedad del grupo OTB, como el diseñador gibraltareño lo han anunciado públicamente.

A pesar de que nunca utiliza sus redes, Galliano lo hacía a través de Instagram, con una extensa carta en la que cuenta cómo Renzo Rosso dueño de la firma (y de Diesel, Marni, Jil Sander y Viktor & Rolf) le dio una segunda oportunidad tras los incidentes ocurridos en el parisino Cafe La Perle en 2011 y que implicaron su despido fulminante de Dior.

En la carta que acaba de publicar el diseñador cuenta que lleva catorce años sobrio y cómo la insistencia de Rosso, tras un encuentro en Japón, le hicieron darse cuenta de que estaba preparado para el regreso, y nada menos que en la casa que el esquivo Martín Margiela, uno de los creador más reverenciados del último medio siglo, abandonó en 2009 por desavenencias con Rosso. “Es un genio, nunca tuve ninguna duda de que quería trabajar con él”, comentaba el empresario en una entrevista reciente con S Moda.

Han pasado once años desde que Galliano debutara en Margiela, convirtiéndose además en el primer diseñador en la marca con nombre propio (el anonimato de su fundador hizo que los creativos que lo sucedieron hasta Galiano diseñaran también en la sombra, Matthieu Blazy entre ellos). Once años en los que Galliano ha mantenido un perfil relativamente bajo, sin conceder entrevistas y sin grandes demostraciones del despliegue creativo al que acostumbraba en Dior, pese mantener en sus desfiles el gusto por la narración de historias épicas, la mezcla de periodos o la actitud performativa de sus modelos.

Hasta que llegó la semana de la moda de la alta costura del pasado enero, y Galliano convirtió un túnel abandonado del puente Alejandro III en la pasarela más celebrada de los últimos años. Rosso le concedió libertad creativa absoluta (y tiempo, un año y medio) para realizar increíbles trajes de enfermeras siniestras, de muñecas rotas, de rateros del siglo XIX...volvía el Galliano de siempre y el público lo celebraba (el vídeo acumula dos millones de visitas en Youtube), tanto, que ya no se pudieron olvidar de él.

Aquel desfile se convirtió en exposición y, algunos meses más tarde, en mayo, Galliano no solo acudía a la gala del MET, también vestía con prendas de aquella colección de colecciones de Dior o Givenchy a Kim Kardashian o Zendaya, es decir, a las dos celebridades más esperadas de la gala. Poco después se supo que Anna Wintour, su gran valedora, y el comisario de indumentaria del museo, Andrew Bolton, se habían planteado dedicarle la exposición anual a él, pero su imagen no estaba lo suficientemente restaurada a su juicio para lanzarse a ello. El estreno del esperado documental ‘Ascenso y caída de John Galliano’, una historia de redención en el que por fin se detallaban los incidentes, terminó de convertirlo en el diseñador más influyente en términos mediáticos de 2024.

Aunque él mismo cuenta en su carta que su futuro “se sabrá a su debido tiempo”, desde hace meses se especula con su regreso a una gran marca, incluso a una gran marca de LVMH, el grupo que lo despidió (en el documental aparece Sidney Toledano, entonces CEO de Dior y, curiosamente no aparece Rosso). “Trabajar con John ha sido una de las experiencias más significativas e impactantes de mi vida. Martin hizo de esta casa un icono y una referencia, John la ha convertido en la casa de costura más innovadora del mundo”, ha declarado el dueño de la enseña en el comunicado oficial. desde que se conoce su salida, que se ha hecho oficial hoy, se ha especulado con que su sucesor en el puesto será Glenn Martens, el nuevo protegido de Rosso, director creativo de Diesel (marca a a que ha devuelto a la primera división de la moda) y ex director creativo de Y/project, firma que abandonó hace dos meses quizá para suceder a Galliano.