La dieta de la felicidad
O cómo la comida influye en nuestro ánimo. Empezando por el pan.
Los alimentos tienen una gran incidencia en el estado de ánimo. No es ninguna novedad, desde luego, pero conviene recordarlo ahora que muchos comienzan a diseñar estrategias para ponerse en forma de cara al verano. Quien planee emprender una dieta como la Dukan, puede encontrar aquí abajo más argumentos –por si no hubiera ya suficientes– para considerar alternativas bastante más saludables y menos, como se verá, tristes.
Más importante que la línea es el bienestar emocional. O, dicho de ot...
Los alimentos tienen una gran incidencia en el estado de ánimo. No es ninguna novedad, desde luego, pero conviene recordarlo ahora que muchos comienzan a diseñar estrategias para ponerse en forma de cara al verano. Quien planee emprender una dieta como la Dukan, puede encontrar aquí abajo más argumentos –por si no hubiera ya suficientes– para considerar alternativas bastante más saludables y menos, como se verá, tristes.
Más importante que la línea es el bienestar emocional. O, dicho de otro modo, uno y otro deberían ser la misma cosa: mens sana in corpore sano, y viceversa. Este es el eje principal del nuevo libro La dieta de la felicidad (sin traducción al español por el momento), que tiene la particularidad de estar coescrito por un psiquiatra, el profesor de la Universidad de Columbia Drew Ramsey.
Ramsey recuerda que, para un funcionamiento óptimo a escala cognitiva y emocional, el cerebro debe recibir los nutrientes que necesita. Y estos no los va a encontrar en la “dieta moderna americana”, la dieta “loca” o MAD, el acrónimo de “Modern American Diet”). Esta dieta, que hace tiempo que cruzó el Atlántico y amenaza con devorar a la mediterránea, se apoya en alimentos altamente procesados, con elevadas cantidades de azúcar y toxinas que no sólo provocan obesidad sino también depresión, señala Ramsey.
Aunque según alega también se pierde peso con sus recomendaciones, Ramsey se centra en la nutrición desde la perspectiva del cerebro. Tanto es así que habla de “elementos esenciales de felicidad”, como la vitamina B12 (presente en, por ejemplo, el huevo).
“No vas a alcanzar el éxtasis por comer col y salmón salvaje, pero la gente se sentirá mucho mejor con alimentos que promueven estados de ánimo positivos y estables y más concentración y energía”, señala el psiquiatra.
Frente a los alimentos procesados, la comida ecológica. Frente a los alimentos “light”, los enteros: en el proceso de extracción de las grasas, estas suelen sustituirse por azúcares refinados, que satisfacen menos y no tienen valor nutritivo. Lo mejor, señala Ramsey, es “no comer nada que proceda de un paquete”.
Ramsey ofrece listas de alimentos para incrementar la energía, mejorar el estado de ánimo y la concentración. Pero desde aquí podemos comenzar por un alimento básico en este país y que, sin embargo, suele ser crucificado por tantos regímenes: el pan.
Que el pan adelgaza es la provocadora sentencia de la médico experta en nutrición Marta Aranzadi, que señala que en pocas calorías, el pan aporta una gran densidad de nutrientes. “Los hidratos de carbono tienen la propiedad de aumentar los niveles de serotonina, que es lo mismo que hacen los antidepresivos. “De hecho, cuando la gente está depre se lanzan a comer galletas y chocolate porque tienen ese efecto. Pero como este tipo de carbohidratos tiene mucho azúcar, al final consiguen el efecto contrario”. Aranzadi recuerda que hay que optar por carbohidratos complejos de absorción lenta como el arroz o el pan integral (ausentes de la dieta Dukan, volviendo al principio).
La nutricionista Loriana Feijoo cree que mucha gente atribuye síntomas anímicos como falta de memoria o concentración más a los factores externos (estrés o falta de sueño, por ejemplo) que a los internos. “Quizás no sean conscientes de que una depresión puede tener su origen en un déficit vitamínico, aunque su detonante sea una situación familiar, por ejemplo”, señala Feijoo. “Seguramente una depresión, o estados bajos de energía o desánimo, puedan ser llevados un poco mejor (o incluso evitados) llevando una buena alimentación”.
¿Sale caro alimentarse bien? La comida ecológica no es precisamente barata, pero conviene pensar a largo plazo. Como dice Ramsey, “hay que tener en cuenta lo que te ahorrarás en salud a lo largo de tu vida. ¿Por qué no invertir en tu cerebro?”.
He aquí otros alimentos que casan bien con la energía y el buen humor, destacados por la revista Integral:
Cereales integrales: fuente muy recomendable de energía porque sus hidratos de carbono se transforman en glucosa de forma lenta. Contienen mucha fibra.
Pan de centeno: por su alto contenido en vitamina B, cuya ausencia se relaciona con el mal humor.
Avena: cereal muy energético con una elevada cantidad de vitaminas B6 y B5, cuya carencia se relaciona con los cambios de humor, dolor de cabeza y fatiga.
Lentejas: fuente de proteínas y hierro. La falta de este último, muy extendida, produce apatía, fatiga y dificultad para concentrarse.
Aguacate: con cinco nutrientes beneficiosos para el estado de ánimo.
Huevo: alimento ideal para el cerebro por su elevado contenido en vitaminas B12 y cinc.
Espinacas y otras hojas verde oscuro: alto contenido en magnesio. Su ausencia se relaciona con calambres, dificultad para relajar los músculos e insomnio.
Lechuga: contiene ácido fólico. Su ausencia se relaciona con la fatiga o la irritabilidad.
Pimientos rojos: contienen gran cantidad de vitaminas del complejo B, fundamentales para el sistema nervioso.
Seitán: la carne vegetal elaborada a partir del gluten de trigo no aporta grasas ni colesterol, a diferencia de la carne animal, pero sí muchas proteínas y vitaminas del grupo B.
*Natalia Martín Cantero es periodista. Si quieres ponerte en contacto con ella escribe a natalia@vidasencilla.es