Guía práctica para lucir la pañoleta, el accesorio definitivo de este verano
Este pañuelo triangular surgido como herramienta de trabajo para cubrir el cabello arrasó en los años sesenta y setenta entre celebridades de todo el mundo. Ahora regresa con el crochet como tejido estrella y más allá de cumplir su función de protegernos contra el calor o el viento.
Hay una fotograma de la película A Touch of Class (1973) en la que Glenda Jackson encarna la estética perfecta del verano. En primer plano, y en lo que puede apreciarse como un look piscinero junto a un bañador retro, la actriz británica luce un pañuelo triangular que enmarca su flequillo irregular para dejar a la vista, y sin obstáculos, unos hombros torneados y brillantes por el aceite solar.
Diez años antes, Jackie Kennedy ya popularizaba esta manera cotidiana y glamourosa de proteger el cabello del viento y el calor en unas vacaciones en Porto Ercole, junto a su hermana la princesa Lee Radziwill. Y a comienzos de los años sesenta, Audrey Hepburn hizo de esta especie de capotas en tejidos como el paño o la seda su accesorio de la suerte, ya fuera para la firma de un contrato con Billy Wilder o incluso el día de su boda con Andrea Dotti.
Este complemento a la cabeza que se diferencia de un pañuelo convencional por su corte triangular y en ocasiones con tiras rectas ambos lados para crear una lazada, nació en la antigüedad como objeto para apartar el cabello de la cara en las mujeres durante labores de todo tipo, ya fuera en el hogar, el campo o trabajando en una fábrica. Entre su origen humilde y posterior reconversión en accesorio chic, también entonó una voz activista como símbolo del Blackness, según relata la escritora Nadia Owusu en esta columna del New York Times.
Tras gozar de una popularidad arrolladora en los años sesenta y setenta entre infinidad de celebrities, cayó en el olvido en la década siguiente en beneficio de las melenas esponjosas y la laca que imperó en aquellos años. Recuperado a cuentagotas en los noventa en las calles de Manhattan, tanto por iconos de carne y hueso como Carolyne Bessette como por Sarah Jessica Parker en la ficción, causó furor entre las estrellas del pop que lo alzaron como emblema de la estética Y2K en el escenario, entre pantalones de tiro bajísimo y tops de cuello halter.
Si meses atrás la moda se encaprichó con que lleváramos la cabeza oculta bajo balaclavas y capotas adultas –con Alexa Chung o la diseñadora española Evade House como desencadenantes del fenómeno–, era cuestión de tiempo que la pañoleta volviera a reinar en primera línea de playa o sobre territorio urbano. Su aparición reiterativa en la cabeza de Sydney Adamu, la chef con paciencia de hierro que interpreta Ayo Edebiri en la serie The Bear ha consolidado su retorno, ya que cada nuevo pañuelo que luce en la ficción desata miles de búsquedas en plataformas de venta online.
La vuelta este verano bucea en su pasado hippie con el crochet como tejido estrella bien liso, con tramas artesanales de flores o cuentas de colores en el filo. Los pañuelos en cambio se aligeran con formas triangulares para adherirse al cuello sin grandes complicaciones, y con motivos que van del mundo náutico al paramecio clásico de la bandana o la geometría art déco.
Para saber llevarlo con acierto, la plataforma digital Who What Wear recomienda seguir la estel old Hollywood que defiende la influencer y modelo Elsa Hosk, sobre el pelo suelo o un moño no muy ceñido para fijarlo fácilmente sobre la cabeza. Es mejor evitar los pañuelos cuadrados y rectangulares voluminosos, ya que crearán un nudo corpulento que restará ligereza al conjunto. Mejor decantarse por una fórmula triangular o con tiras a los lados.
Tras colocar el centro de la tela por detrás del nacimiento del cabello en la frente, cruzamos los dos extremos del pañuelo bien por debajo de la barbilla primero o directamente detrás del cuello. Después, atamos los picos con cuidado entre las cervicales. Las orejas siempre deben permanecer cubiertas, y si llevamos flequillo, es recomendable peinarlo antes de colocar el pañuelo para no moverlo después.