Pau Gasol: “La gente me decía mil motes por larguirucho. Las bromitas sí que afectan psicológicamente”
La leyenda del baloncesto, que quiere mejorar la salud infantil desde la Gasol Foundation, considera los problemas de salud mental una asignatura pendiente del deporte profesional
Pau Gasol (Barcelona, 42 años) declaró haber superado todos sus sueños y expectativas el 5 de octubre de 2021, al anunciar su retirada oficial de las canchas con 41 años, edad a la que muchos otros deportistas de élite ya hace tiempo que han colgado las zapatillas. Pero esta leyenda de la NBA y deportista olímpico preparó con tiempo su retirada, tras la odisea de recuperar su tobillo izquierdo, lesionado a los 38 años, y su épico regreso al FC Barcelona para preparar su broche de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio.
Desde entonces, la leyenda Gasol ha vuelto a ser un poco más Pau Gasol Sáez. Perteneciente a una familia de baloncestistas y sanitarios, sus pasiones nacieron con él. Quiso ser médico, como su madre, pero las canchas vencieron a las salas de anatomía. En 2013 fundó con su hermano Marc, con quien comparte trayectoria deportiva y compromiso social, la Gasol Foundation, orientada a luchar contra la obesidad infantil. UNICEF le nombró en 2019 Defensor Mundial para la Nutrición y el fin de la Obesidad Infantil y en 2021 fue elegido para formar parte del Comité Olímpico Internacional (COI). Este jueves ha presentado los resultados preliminares del Estudio PASOS 2022 sobre estilos de vida de niños y adolescentes españoles entre 8 y 16 años: uno de cada tres tiene sobrepeso u obesidad y, tras la pandemia, son más infelices. La rueda de prensa ha tenido lugar en el Instituto de Educación Secundaria Celestino Mutis, centro público del distrito obrero de Villaverde (Madrid), que ha participado en el estudio.
Pregunta. La obesidad infantil es una pandemia silenciosa y poco mediática ¿Por qué Marc y tú decidisteis centrar vuestros esfuerzos en ella?
Respuesta. Nos tomamos un tiempo para analizar cuál era una de las mayores amenazas para la infancia y vimos que era el aumento de los índices de sobrepeso y obesidad infantil en los niños y niñas, no solo de EE UU. Vimos que era una problemática que estaba castigando a muchas partes del mundo y que cada vez iba creciendo más. Por eso escogimos la obesidad infantil.
Uno de los grandes estigmas dentro del deporte es hablar de los problemas psicológicos y emocionales
P. No sé si en algún momento de vuestra infancia sufristeis algún tipo de discriminación debido a vuestro físico singular [Pau mide 2,15 metros y Marc, 2,11]. ¿Qué le dirías a una niña o un niño que se sientan estigmatizados por su obesidad u otras cualidades físicas?
R. Es importante el tema del bullying (acoso) en la infancia y la adolescencia, de las bromitas que a veces parecen que no son dañinas, pero que al final sí que afectan y acomplejan. Obviamente, yo hablo por mí. Yo siempre fui un niño muy alto, delgadito. Destacaba mucho por mi altura y la gente me señalaba por ser larguirucho, mil motes que me decían… Pero al final, es un proceso, una parte de nuestro crecimiento. El mensaje a los niños y niñas es que lo que nos hace diferentes, nos hace especiales. Que, porque alguien se ría o haga una broma, eso no te define, y sobre todo que entiendas que eres una persona especial con mucho que aportar al mundo. A partir de ahí, obviamente, si hay una problemática de salud, obesidad u otras, también debe haber una sensibilización. A nivel social, es lo que estamos pretendiendo con el trabajo de la Fundación y también con el Plan Estratégico Nacional para la Reducción de la Obesidad Infantil. Que haya una sensibilización mayor, dentro de un entorno escolar y de la sociedad, para que se entienda que ese tipo de comentarios o bromas, dependiendo de a quién se los hagas, pueden acomplejar, pueden estigmatizar y pueden afectar emocional y psicológicamente.
P. Has tenido una carrera deportiva particularmente larga, incluso pese a tus lesiones. ¿Qué has hecho para tratar de lograr el equilibrio y mantenerte física y emocionalmente?
He intentado cuidarme en la máxima medida de lo posible, entendiendo también que los deportistas de alto nivel somos personas y que nadie es perfecto, ninguno somos robots. También ha sido importante rodearme de un equipo profesional que me ayudara a cómo cuidarme. A nivel emocional, ha sido más con mi familia. He tenido la suerte de tener unos padres y un entorno familiar muy positivo. No siempre es el caso y eso también hay que tenerlo en cuenta. Y luego, he disfrutado mucho de lo que he hecho. Al final, es dedicarte a lo que te apasiona, a lo que disfrutas y por lo que estás dispuesto a hacer todo lo necesario para hacerlo lo mejor posible y alargarlo, como he podido hacerlo yo, pese a una lesión. Y aunque en la parte final, cuando ya has acumulado tanta carga, pues el cuerpo tiene sus límites, también me ha dado perspectivas sobre la vida, nuestra vulnerabilidad…
Se habla poco de suicidios, depresiones, de casos trágicos de personas que han representado a sus países
P. ¿Cambiarías algo, teniendo en cuenta tu lesión y lo dura que fue tu recuperación?
R. No sé si haría muchas cosas diferentes. De los errores se aprende, te hacen crecer. Y tampoco habré tenido tantos, si he podido jugar tanto tiempo y a un alto nivel. Y al final, también es lo que quería. Porque para mí, jugar con mi selección, cuando algunos jugadores de mi edad de alto nivel en la NBA no han podido hacerlo tanto, me ha proporcionado muchísimas cosas. Tanto a mí, como a mis compañeros y a nuestro país, que para mí son un valor enorme.
P. ¿Crees que todavía presiona demasiado el entorno, el club, sobre el tiempo que necesita un jugador para recuperarse del todo?
R. Depende del entorno en el que estés. Poco a poco se está mejorando en ese aspecto. Es un equilibrio, es una línea bastante fina la de dar el tiempo necesario a un jugador o una jugadora para que se recupere, sin excederlo. Y ese tiempo varía de persona a persona, no todas se recuperan con la misma velocidad de una misma lesión, aunque haya unos protocolos. Pero sí que creo que hay un poquito más de sensibilización. Al final, muchas veces lo que tienes es que proteger al deportista o la deportista de sí mismo, de sí misma, porque el jugador quiere jugar. Entonces el club dice, ¿ah, quieres jugar? Pues venga, a jugar. Y eso lo que puede crear son secuelas a largo plazo, que se empeore la lesión o crear una lesión crónica, etc. Es buscar esa línea, ese equilibrio donde estás protegiendo al deportista sin demorar el proceso de recuperación, pero sin perjudicar y siempre velando por su salud.
Muchas veces tienes que proteger al deportista de sí mismo porque el jugador quiere jugar
P. Hablas en tu documental del alto porcentaje de jugadores de la NBA que sufren depresión u otros problemas de salud mental, sobre todo tras su retirada. Citas como el 60% se arruina en los cinco años tras la misma o como se divorcian el 80% de ellos. ¿Es la salud psicológica, el bienestar emocional, la asignatura pendiente del deporte profesional y en particular del deporte de élite?
R. Es uno de los puntos prioritarios que cada vez, afortunadamente, está cogiendo más protagonismo. Se le está dando más luz y se está hablando más de ello. Porque también ha sido uno de los grandes estigmas dentro del deporte el hablar de los problemas psicológicos y emocionales. Porque denotan una vulnerabilidad, una debilidad del deportista que es un poco antinatural a la hora de competir y querer ser el mejor y el más fuerte o la más fuerte. Cada vez se le está dando más importancia, más énfasis, se están proporcionando más medios a los equipos profesionales de las primeras ligas, pero también es importante que se haga extensible a todos los deportes porque es una necesidad. Una necesidad y un problema complejo, no es de fácil solución. Pero si lo hablamos, si compartimos problemáticas de forma natural, abierta, orgánica, sin sentirnos mal al respecto, es algo en lo que vamos a ir progresando.
P. ¿Qué se puede hacer desde el COI, del que formas parte?
Es una carrera a largo plazo. Se están dando pasos adelante, tanto desde el COI, como desde ligas y federaciones. Y se va a seguir empatizando porque ha habido muchos casos. De algunos se habla, de otros menos. De la mayoría se habla poco, de suicidios, depresiones, de casos trágicos de personas que han sido excepcionales en su campo y han representado a sus países, no solo en España, sino en todo el mundo.
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