Retinismos

Música: Génesis 3.0

La música cambia, se transforma, y nosotros con ella. Escuchar música fue como abrir el grifo. Y dejamos de oír lo mismo on repeat. Y la creación nunca fue tan bonita para los que adoramos darle al play…

Peter Gabriel, en el escenario con GenesisGetty Images

En el principio, el sonido se perdía. Y para oír música había que ir a una taberna o al teatro. Y el ser humano se hartó de beber cerveza aguada para escuchar zarzuela. Y Thomas Edison creó el sonido enlatado. Y después vino el vinilo. Y el empresario vio negocio. Y se puso a vender coplas y sesiones de darkside jungle; y nacieron Prince y Bertín Osborne.

En aquellos discos de 78 rpm cabían dos temas de tres minutos. Y nacía el estandar. Singles a degüello. Había poco dinero y tenían que convencernos rápido. Luego vinieron las 45 revoluciones. Y con ellas Elvis. Y los Beatles. ...

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En el principio, el sonido se perdía. Y para oír música había que ir a una taberna o al teatro. Y el ser humano se hartó de beber cerveza aguada para escuchar zarzuela. Y Thomas Edison creó el sonido enlatado. Y después vino el vinilo. Y el empresario vio negocio. Y se puso a vender coplas y sesiones de darkside jungle; y nacieron Prince y Bertín Osborne.

En aquellos discos de 78 rpm cabían dos temas de tres minutos. Y nacía el estandar. Singles a degüello. Había poco dinero y tenían que convencernos rápido. Luego vinieron las 45 revoluciones. Y con ellas Elvis. Y los Beatles. Y Los Brincos.

La gente compraba más discos. Y Bob Dylan sacó canciones de siete minutos. Y los artistas grabaron LP’s de 45 minutos a 33 rpm. Y los empresarios se frotaban las manos. Y vinieron Led Zeppelin y Genesis. Y Bowie. Y teníamos más dinero para comprar álbumes. Pero no tanto: los oíamos una y otra vez. Y nos los aprendíamos. Llegaron los CD y los ordenadores.

Y vino el streaming y YouTube. Y los artistas tuvieron que enganchar en cinco segundos. Y las canciones duraron tres minutos otra vez. Y los empresarios se echaron las manos a la cabeza. Y escuchar música fue como abrir el grifo. Y dejamos de oír lo mismo on repeat. Y la creación nunca fue tan bonita para los que adoramos darle al play

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