La revolución de la movilidad urbana se llama economía colaborativa

Del 'carsharing' a los vehículos bajo demanda, las nuevas tecnologías brindan nuevas alternativas al transporte en las ciudades

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El abanico de alternativas para desplazarse en las ciudades ha aumentado en los últimos tiempos. Entre recurrir al vehículo propio y optar por el transporte público, ya sea autobús, metro, tranvía o cercanías, están apareciendo nuevas opciones. Algunas urbes, como Barcelona, Sevilla y más recientemente Madrid, han puesto en marcha servicios de alquiler de bicicletas. Al taxi, presente en las ciudades desde hace siglos, le han surgido competidores de la mano de las nuevas tecnologías que enriquecen las opciones de los usuarios.

Las plataformas de economía bajo demanda, como Uber o Cabify...

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El abanico de alternativas para desplazarse en las ciudades ha aumentado en los últimos tiempos. Entre recurrir al vehículo propio y optar por el transporte público, ya sea autobús, metro, tranvía o cercanías, están apareciendo nuevas opciones. Algunas urbes, como Barcelona, Sevilla y más recientemente Madrid, han puesto en marcha servicios de alquiler de bicicletas. Al taxi, presente en las ciudades desde hace siglos, le han surgido competidores de la mano de las nuevas tecnologías que enriquecen las opciones de los usuarios.

Las plataformas de economía bajo demanda, como Uber o Cabify, prestan un servicio de transporte en coches con conductor, mientras que firmas enmarcadas en la economía de acceso, como Car2Go y Emov en Madrid o Ecooltra y Avancar en Barcelona ponen vehículos a disposición de los usuarios para que los conduzcan ellos mismos. Y todavía quedan aplicaciones dirigidas a compartir gastos (como Blablacar), aunque hasta el momento no operan en los entornos urbanos, o para conseguir descuentos en las carreras de los taxis, tal y como ofrece Micocar.

Aunque muy distintas entre sí, todas las empresas citadas tienen un denominador común: fomentan una disminución del tráfico rodado. ¿Cómo se conjugan todas estas opciones de transporte? ¿Cómo afectará al urbanismo? "La movilidad es un problema complejo. Estamos tratando de fomentar la multimodalidad: que la gente combine el paseo o la bici con el metro, por ejemplo. Creemos que la tendencia debería ser recurrir cada vez menos al coche propio. Entre otras cosas porque hemos constatado que el número de desplazamientos ha crecido en los últimos años y las calles ya están muy congestionadas", apuntó ayer Francisco López, director general de gestión y vigilancia de la circulación en el Ayuntamiento de Madrid en una de las mesas de Sharing Madrid.

Juanma Nieto (Micocar), Mariano Sylveira (Cabify), José Luis Zimmermann (Adigital), Yuri Fernández (Uber) y Sócrates Domínguez (Bluemove), ayer durante una de las mesas de debate de Sharing Madrid.Pablo Monge
  • Las ciudades para los ciudadanos

Entre el 70% y el 80% del espacio urbano de la capital, aseguró López, está dedicado al tráfico. ¿Tiene sentido que sea así? Antes de responder, piensa en lo que coloquialmente llamamos la boina, esa masa de polución que los días claros no es que haya desaparecido, sino que se ha desplazado. Las flotas de vehículos bajo demanda, por ejemplo, encajan en la ecuación para quienes reclaman menos congestión y contaminación.

Pero no solo eso. También dicen mucho de los nuevos modos de consumo. Cada vez hay más usuarios que se descargan la app de Car2Go o de Cabify, por ejemplo, para desplazarse o ser desplazados por la ciudad. "Sabemos que las fórmulas de movilidad compartida irán a más. De hecho la industria está entando en esas modalidades porque no queda otra", reconoció Arancha García, directora del área de industria y medio ambiente de ANFAC, la patronal de fabricantes de automóviles.

  • Car sharing

Otras experiencias, como los gastos compartidos que propone Blablacar, también amenazan el negocio de los vendedores de turismos. "Nosotros queremos que los coches tengan un coste 0 para el particular. Todavía estamos lejos de lograrlo, pero estamos en ello. La cuestión es, ¿cómo encajará la industria el golpe si lo logramos?", se preguntó Jaime Rodríguez, responsable de la firma francesa para la península ibérica. Aunque Blablacar está especializada en trayectos largos, Rodríguez adelantó que en dos regiones de Francia hay sendas pruebas piloto para conectar las ciudades grandes y medianas con sus localidades dormitorio.

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"Ese servicio ya existe y lo inventó Uber", aseguró Yuri Fernández, director de comunicación de la compañía estadounidense, en una mesa anterior. "Si los tribunales nos dejaran aplicarla la pondríamos a funcionar mañana mismo", espetó. Porque el gran caballo de batalla de la firma es reclamar la desregulación del mercado. Eso incluiría también "acabar con el monopolio del taxi", lo que en su opinión redundaría en más oportunidades para el usuario.

  • Y llegamos al conflicto del taxi

Juanma Nieto, CEO y cofundador de Micocar, no lo ve así. Su compañía ha trasladado las dos grandes virtudes de los servicios de transporte privados (precio y experiencia) a los taxis. La app ofrece descuentos (una media del 20%) sobre el importe que marque el taxímetro. "Liberalizar el sector del todo perjudicaría a mucha gente, incluidos los conductores con licencia VTC, que ya cuestan unos 40.000 euros", indicó. El conflicto entre taxistas y servicios privados de transporte tenía que aflorar en unas jornadas dedicadas a la economía colaborativa.

"Creemos que las ciudades se van a convertir en un entorno muy agresivo para los coches privados", concluyó Rodríguez, de Blablacar. Por eso todo lo que sea contribuir a reducir el tráfico rodado será bienvenido. Así lo cree también López, del Ayuntamiento de Madrid, para quien la economía de plataformas abre un nuevo panorama. "Vivimos una revolución. Lo único que está claro es que todo cambiará", reconoció.

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