Pedro Sánchez: “Ganar no significa gobernar”

Sánchez advierte de que “un escaño puede ser la frontera entre el avance y la involución”

Pedro Sánchez, durante el mitin de fin de campaña en Valencia. Vídeo: Así ha sido el acto de cierre de campaña del PSOE.Vídeo: Mònica Torres

Pedro Sánchez ha reivindicado al PSOE, como nunca lo había hecho en toda la campaña, como el único partido capaz de impedir la “amenaza real” de que, por primera vez desde el final de la dictadura franquista, la extrema derecha “influya en la acción de gobierno de España”.

La certeza de que el PP está dispuesto a gobernar con Vox, como explicitó Pablo Casado este viernes, unida a la preocupación por el voto oculto a la ultraderecha, ha marcad...

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Pedro Sánchez ha reivindicado al PSOE, como nunca lo había hecho en toda la campaña, como el único partido capaz de impedir la “amenaza real” de que, por primera vez desde el final de la dictadura franquista, la extrema derecha “influya en la acción de gobierno de España”.

La certeza de que el PP está dispuesto a gobernar con Vox, como explicitó Pablo Casado este viernes, unida a la preocupación por el voto oculto a la ultraderecha, ha marcado los mítines que el presidente mantuvo en Toledo, Madrid y Valencia. En las direcciones del PP y del PSOE expresaban en privado su inquietud por la posibilidad de que el partido de Santiago Abascal se dispare por encima de los 50 escaños. Un escenario que los responsables de la estrategia seguida por Sánchez no desdeñan por la afluencia masiva a los actos de Vox.

“No especulemos con el voto, nos jugamos mucho. Ganar no significa gobernar. Es más, si no gobernamos, no ganamos. No vaya a ser que ganemos las elecciones, seamos la primera fuerza el domingo y amanezcamos el lunes con un Gobierno de Casado como presidente, de Rivera acompañándolo en algún ministerio, y de la ultraderecha a los mandos de la política”, repitió Sánchez en un último sprint frenético que le ha llevado a Toledo —un acto a la una de la tarde centrado en jóvenes al que asistieron más de 500 personas—, Madrid —más de 2.000 en el barrio de Entrevías a las seis de la tarde— y la traca final en el parque Central de Valencia.

El cierre de campaña, amenizado al aire libre por Alejo Stivel y Tequila, ha congregado a más de 6.000 militantes y simpatizantes según los organizadores. Garantizado su voto al PSOE, Sánchez se ha dirigido a la masa de indecisos que pueden inclinar el Ejecutivo hacia la izquierda o derecha. “La frontera entre el avance o la involución puede ser un voto, un escaño. Aquellos que están dudando entre Ciudadanos y el PSOE, entre Unidas Podemos y el PSOE o entre quedarse en casa y el PSOE, que no lo duden”, ha insistido para concentrar alrededor de su candidatura al electorado progresista y al menos ideologizado.

El candidato del PSOE ha alertado de la excepción española, donde, al contrario de lo que sucede en el resto de Europa, los partidos conservadores se abren a pactar con la extrema derecha. “Fuera de España hay una derecha liberal que no pacta con la ultraderecha, y aquí PP y Ciudadanos se abrazan a ella”, ha reprobado. “Rivera se ha abrazado a la ultraderecha en un ejercicio de sectarismo que va a pagar caro el domingo”, ha augurado.

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“Esto no va de programas, va de defender la democracia. En una democracia se pueden perder unas elecciones pero en unas elecciones no se puede perder la democracia”, ha incidido José Luis Ábalos, secretario de Organización y ministro de Fomento. “La ultraderecha ya les ha ganado, les ha impuesto el discurso”, ha incidido el número tres del PSOE. Ábalos ha ironizado con el fichaje por Ciudadanos de Ángel Garrido, expresidente de Madrid por el PP. “Ahora pasan de ofrecerse ministerios a robarse los candidatos. Pero oye, ya que robas roba lo que alguien quiere, no los desechos. Se han convertido en una factoría de transfuguismo”, ha dicho de la formación de Rivera.

“Hay que dar respuesta al populismo reaccionario. Desde la mirada contra el otro se construye desesperación. La coalición contra el progreso no nos puede amargar la vida”, ha insistido en la misma idea Ximo Puig, el presidente valenciano, que se decidió porque las elecciones autonómicas coincidieran con las generales este domingo. “Estamos muy cerca, mal que les pese a las derechas radicalizadas, de seguir gobernando”, proclamó la vicepresidenta Carmen Calvo en el acto de Madrid. El PSOE da la victoria por segura, pero la gran duda es si será suficiente.

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