Las dudas de Pablo Casado sobre las candidaturas dividen al PP de Madrid

El partido se divide entre los que apoyan al actual presidente de la Comunidad, los que apuestan por Antonio González Terol, y los que piden una tercera vía

El fantasma que persigue al presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, se llama José Luis Olivas. El diputado que sustituyó interinamente a Eduardo Zaplana al frente de la Comunidad Valenciana no fue luego el candidato del PP en las elecciones de 2003. Ese precedente lo recuerdan ahora altos cargos populares, que valoran la labor de Garrido como reemplazo temporal de Cristina Cifuentes mientras subrayan las dudas de Pablo Casado sobre quién debe encabezar las candidaturas a la Comunidad de Madrid y la capital en las elecciones de mayo. A cinco meses de los comicios, todo está en el aire, lo que ha dividido al PP entre los que apoyan a Garrido, los que apuestan por el diputado Antonio González Terol, y los que piden una tercera vía para frenar a Ciudadanos y a Vox.

Diputados del PP aplauden a Ángel Garrido en la Asamblea de Madrid en septiembre. CARLOS ROSILLO

“El PP de Madrid quiere los candidatos cuanto antes, porque la dilatación en la designación está quitando tiempo para levantar el proyecto, convirtiéndolo en algo prácticamente imposible”, resume un cargo popular que mantiene hilo directo con la dirección nacional y con la regional. “Se está buscando un mirlo blanco ante la fragmentación de la derecha: esos tres o cuatro escaños arriba (en la competición entre el PP, Ciudadanos y Vox) son los que te puede dar un perfil más conocido, más potente, de candidato”, sigue. “Pero en el equipo de Casado no lo tienen claro. Supongo que están haciendo e...

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“El PP de Madrid quiere los candidatos cuanto antes, porque la dilatación en la designación está quitando tiempo para levantar el proyecto, convirtiéndolo en algo prácticamente imposible”, resume un cargo popular que mantiene hilo directo con la dirección nacional y con la regional. “Se está buscando un mirlo blanco ante la fragmentación de la derecha: esos tres o cuatro escaños arriba (en la competición entre el PP, Ciudadanos y Vox) son los que te puede dar un perfil más conocido, más potente, de candidato”, sigue. “Pero en el equipo de Casado no lo tienen claro. Supongo que están haciendo encuestas como locos”. 

“Hay mucho nerviosismo”, reconoce un dirigente madrileño sobre sus compañeros de filas, que viven angustiados la cuenta atrás hacia el 18, el 19 y el 20 de enero, cuando el partido celebrará su convención nacional. Con esa cita como escenario elegido para presentar en conjunto a las bazas electorales del PP, fuentes de la formación conservadora señalan al fin de semana del 12 y el 13 de enero como el más probable para la designación individual de los candidatos madrileños. Sin embargo, nadie da ya nada por seguro: Madrid será el termómetro con el que se mida al PP de Casado en los comicios de mayo, y el núcleo duro del nuevo presidente opera con el máximo sigilo en busca de una pareja de aspirantes que retroalimente sus posibilidades de conquistar el Gobierno regional y el capitalino. 

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¿Quiénes optan a formar ese ticket? Garrido quiere encabezar la lista regional del PP, a lo que también aspira el diputado González Terol. En la dirección nacional se observa a Adolfo Suárez Illana o a María San Gil como políticos de prestigio que movilizarían automáticamente a su electorado si ocuparan el número uno de cualquiera de sus candidaturas. Y al Ayuntamiento optan el propio Suárez Illana, el vicesecretario de organización, Javier Maroto; o el actual portavoz municipal, José Luis Martínez Almeida. En paralelo, en la formación se desatan las especulaciones con nombres alternativos: la presidenta del Congreso, Ana Pastor; la exministra Isabel García Tejerina; la consejera de Hacienda de la Comunidad, Engracia Hidalgo; la exdiputada Cayetana Álvarez de Toledo; el economista Daniel Lacalle… 

“Decidirán los datos”, dice un dirigente nacional sobre las encuestas encargadas por el PP para saber con quién tiene más opciones de mantener el gobierno regional (que ocupa desde hace casi un cuarto de siglo) y de recuperar el municipal (que perdió en 2015). No obstante, la colección de negativas preventivas cosechada por el partido retrata las dificultades de la empresa. María Dolores de Cospedal dijo no a la candidaturamunicipal antes de dejar la política. El exministro Iñigo Méndez de Vigo también declinó optar a cualquiera de esos puestos. Y tampoco quiso afrontar el reto de reconquistar la capital Manuel Pizarro, el primer aspirante procedente del sector privado, o independiente, al que tentó el PP. 

En consecuencia, la incertidumbre ha avinagrado el día a día del PP de Madrid, agrietando su unidad. Tras la dimisión de Cifuentes, Mariano Rajoy decidió colocar a Garrido al frente del Gobierno (con el compromiso de que no se presentaría a las elecciones, según un colaborador del expresidente) y encargó al presidente del Senado, Pío García-Escudero, que tomara el timón de la formación local. 

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Bajo su mandato han dado un paso adelante vicesecretarios como la portavoz Isabel Díaz Ayuso, que ha trasladado a Madrid los argumentos de Casado con una contundencia que le separa de Garrido, según fuentes gubernamentales. Esa discrepancia en las formas (que no en el fondo) ha desgastado las posibilidades del presidente regional, etiquetado por los colaboradores del líder nacional como un dirigente capaz de matizar en público al mismo Casado. 

“Con Pablo Casado comparto el 99% de las cosas que tienen que ver con la política”, dijo Garrido este martes en una entrevista en la Ser. “No siempre con el partido: si estás de acuerdo con más del 70% de lo que dice tu partido, mejor vete al psicólogo, porque es imposible, uno no puede ser tan simple”, añadió. “Seguramente con otros compañeros puede haber más diferencias”, recalcó. Y remató: “No creo que haya un giro a la derecha del Partido Popular; y yo además no milito en eso. Milito en el centroderecha moderado que es el que da la victoria a los partidos”.

En 2015, Rajoy esperó hasta marzo para anunciar que Cifuentes sería las candidata del PP a la presidencia de la Comunidad. El entonces presidente creyó protegerla así del desgaste al que se ven sometidos los favoritos. Todo ha cambiado desde entonces. El PP ya no puede dar por seguro el gobierno; Ciudadanos y Vox compiten por conquistar su espacio electoral; los pesos pesados del resto de partidos pelean en el mismo escenario (Ángel Gabilondo e Iñigo Errejón en la Comunidad; Manuela Carmena en el Ayuntamiento); y en el partido cunde la alarma por el poco tiempo que tendrán sus candidatos madrileños para impulsar su proyecto.

Lucha por el poder orgánico

La dimisión de Cristina Cifuentes por el caso máster también descabezó al PP de Madrid, que hoy dirige de manera interina el presidente del Senado, Pío García Escudero. Una vez resueltas las candidaturas madrileñas del partido, esa será la siguiente batalla interna en la formación conservadora: decidir quién dirige la organización regional, que con Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes se convirtió en el gran contrapeso interno de Mariano Rajoy. Así, esa parcela de poder ha despertado el interés de colaboradores de Ángel Garrido y de Antonio González Terol, por lo que de nuevo la decisión dependerá de a quién apoye Pablo Casado, que basó su triunfo en las primarias del PP en los votos de las bases madrileñas.

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