Marjaliza asegura que Villarejo les asesoró a él y a Granados sobre sus cuentas suizas

El empresario sostiene que dio el teléfono del chófer de Bárcenas para que la 'policía patriótica' contactara con él

El empresario David Marjaliza, antes de comparecer en el Congreso, en una imagen de archivo.EFE

El constructor David Marjaliza, cabecilla confeso de la red de corrupción Púnica, ha asegurado este lunes en la Audiencia Nacional al juez Manuel García-Castellón que el comisario jubilado José Manuel Villarejo, encarcelado por encabezar una supuesta trama policial, les asesoró a él y al que fuera consejero del PP en los Gobiernos regionales de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, sobre qué hacer para que las autoridades suizas desbloquearan las cuentas secretas bancarias que ambos tenían en entidades fina...

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El constructor David Marjaliza, cabecilla confeso de la red de corrupción Púnica, ha asegurado este lunes en la Audiencia Nacional al juez Manuel García-Castellón que el comisario jubilado José Manuel Villarejo, encarcelado por encabezar una supuesta trama policial, les asesoró a él y al que fuera consejero del PP en los Gobiernos regionales de Esperanza Aguirre, Francisco Granados, sobre qué hacer para que las autoridades suizas desbloquearan las cuentas secretas bancarias que ambos tenían en entidades financieras helvéticas a nombre de empresas pantallas costarricenses. Marjaliza, que colabora con la justicia desde junio de 2015, ha asegurado que el policía presumió de tener contactos en el Servicio de Prevención de Blanqueo (Sepblac) y les recomendó un abogado en España que, a su vez, les pusieron en contacto con bufetes en Ginebra para pleitear ante la justicia suiza y recuperar su dinero. No lo consiguieron.

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Durante su declaración, el constructor también ha citado a Sergio Ríos Esgueva, quien fuera chófer del extesorero de Luis Bárcenas y hoy imputado por su presunta participación en la Operación Kitchen organizada por la policía patriótica era sustraer documento a Bárcenas que pudieran comprometer al PP por su caja b. Marjaliza asegura que Granados —que había tenido a Ríos como chófer antes de que este consiguiera trabajar para el extesorero nacional de su partido— le impuso que le vendiera en Valdemoro un piso 3.000 euros más barato. También que a comienzos de 2013, cuando Ríos ya no trabajaba para Granados, le pidió que le consiguiera su teléfono a través de su propio conductor, ya que ambos vivían en el mismo bloque de viviendas. El constructor ha detallado ante el juez que fue a petición de Villarejo.

“[Fue] un comentario y poco más. Yo hablé con mi conductor y mi conductor le localizó y le dio el teléfono para que lo tuvieran. No le pongo fecha, me hablaban de que iban a interceptar documentación que llevaba la mujer de Bárcenas a Soto pero no sé exactamente, fue un comentario de 30 segundos. No sé lo comenté a nadie más”, ha asegurado el constructor este lunes a los periodistas tras salir de declarar. Poco después, comenzaría a trabajar para el extesorero como supuesto confidente de la brigada patriótica. El Ministerio del Interior ya ha localizado los recibís firmados por Ríos que reflejan los supuestos pagos con fondos reservados por su colaboración.

El supuesto asesoramiento de Villarejo a Marjaliza y Granados se produjo a comienzos de 2013, después de que las autoridades suizas bloquearan en diciembre de 2012. Aquel día, la Fiscalía de Suiza decidió iniciar una investigación, bautizada como Operación Parcelle (parcela, en francés) tras detectar sus servicios de lucha contra el blanqueo de dinero movimientos sospechosos en varias cuentas abiertas en el BNP Paribas de Ginebra en las que figuraba como beneficiario Marjaliza, según consta en el sumario del caso Púnica. Entonces ya se recogía la estrecha relación del empresario con Granados, del que destacaban que había sido objeto en España de una "investigación por corrupción, recepción de sobornos, evasión de impuestos y de espionaje político", en referencia, esto último, al escándalo de los seguimientos a sus rivales dentro del partido.

Tras ser informado del bloqueo de sus cuentas por los bancos helvéticos donde tenía abiertas sus cuentas, Marjaliza asegura que se puso en contacto con Granados para comentarle su temor y que fue presuntamente este el que le propuso ir a ver a Villarejo, al que conocía de antes. “Estaba en shock por el embargo de la cuenta y Paco [Granados] me dijo esto y fuimos a verle”, ha detallado este lunes. Un primer encuentro lo mantuvieron en un hotel de Madrid. Es entonces cuando Villarejo les comentó que podía hacer gestiones ante el Sepblac para saber si la información suiza había llegado a España. El segundo encuentro con el comisario jubilado se produjo poco después en el despacho del abogado Ernesto Díaz Bastién —que fue abogado de Villarejo tras su detención y hasta hace solo unos meses—, según ha detallado el constructor en la Audiencia Nacional. En el mismo, Granados y Marjaliza ya encargaron a Díaz Bastién que se encargara de contactar con dos abogados en Suiza para iniciar la batalla judicial en Ginebra. “Pusieron dos abogados suizos que vinieron a España, uno para Paco y otro para mí, y estuvieron haciendo gestiones pero fueron negativas”, ha detallado este lunes el promotor inmobiliario.

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Según consta en el sumario del caso Púnica, Marjaliza fue el primero en seguir los consejos de Villarejo. El 10 de abril de 2013 el abogado helvético que había contratado envió a las autoridades judiciales suizas un escrito para reclamar explicaciones por el bloqueo de sus cuentas. El constructor mantuvo su batalla legal sin éxito —llegó a reclamar una indemnización por la inmovilización de sus fondos- hasta el 9 de octubre de 2014— Solo dos semanas después era detenido por la Guardia Civil en la Operación Púnica. El ex secretario general de PP madrileño también contrató los servicios de un prestigioso bufete de este país, en su caso LHA, para intentar desligarse de las operaciones de blanqueo que habían propiciado la apertura de la causa. El principal abogado de dicho despacho, Maurice Harari, remitió tres cartas entre octubre y noviembre de 2013 a la Fiscalía de Ginebra para, en primer lugar, personarse en la causa y, más adelante, "transmitir sus observaciones" sobre la relación de su cliente con los hechos que se investigaban. No sirvieron de nada. Dos meses después, llegaba a España toda la información que había recabado Suiza y que terminaron desembocando en su detención en octubre de 2014.

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