Mas busca un 25-M soberanista

El resultado de CiU se leerá en clave de apoyo o rechazo al reto soberanista del presidente CiU teme especialmente que se repita una alta abstención

Duran, Mas, Ramón Tremosa y Francesc Gambús, en la campaña.Marta Pérez (EFE)

Convergència i Unió afronta el 25-M en Cataluña con una mezcla de resignación y pereza similar a la que vive el Partido Popular en el resto de España. Los nacionalistas catalanes llegan a las urnas después de tres años de recortes draconianos en la Generalitat que han minado los puentes con una parte significativa de su base electoral. Pero, además, los nacionalistas también serán examinados por el reto soberanista que ha lanzado la Generalitat. Y, justo ahora que las ...

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Convergència i Unió afronta el 25-M en Cataluña con una mezcla de resignación y pereza similar a la que vive el Partido Popular en el resto de España. Los nacionalistas catalanes llegan a las urnas después de tres años de recortes draconianos en la Generalitat que han minado los puentes con una parte significativa de su base electoral. Pero, además, los nacionalistas también serán examinados por el reto soberanista que ha lanzado la Generalitat. Y, justo ahora que las encuestas indican que el PSC ha dejado de ser un peligro para la hegemonía de CiU, Esquerra Republicana amenaza con destronar a los de Artur Mas por primera vez en la historia. Ante esta situación, Convergència i Unió han decidido presentar estas elecciones casi como un todo o nada. Una victoria clara será un espaldarazo a Mas y a la consulta, admiten sus dirigentes. En lo que estos no se ponen de acuerdo es en hasta qué punto podría un mal resultado hundir el proyecto del presidente catalán.

CiU intenta movilizar a su electorado alertando de un posible ridículo ante “Madrid”. “Lo que allí evaluarán no es el resultado de Esquerra ni el de Iniciativa, sino el nuestro”, dijo Josep Antoni Duran en el primer mitin de campaña. La politóloga de la Universidad de Valencia Astrid Barrio considera que un mal resultado tendría consecuencias en CiU, pero a medio plazo. “Probablemente en la federación ya haya más movimiento interno del que parece, pero no creo que haya cambios serios hasta que quede claro qué pasa el 9 de noviembre”, afirma. Entonces habrá que ver si Artur Mas continua liderando la federación para afrontar unas elecciones anticipadas que sustituyan a la consulta soberanista si esta, como todo apunta, no puede celebrarse.

Esta incertidumbre hace que incluso ERC haya salido a garantizar que Mas continuará como líder del “proceso” pase lo que pase el 25-M. El decano de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Barcelona, Joan Botella, cree que el verdadero deseo de los republicanos es que nadie cambie por ahora: “ERC preferiría una victoria de Mas, porque si no se interpretará como una derrota del proceso político”.

Los de Artur Mas intentaron evitar hasta el último momento llegar a la actual situación. Por eso procuraron articular una coalición con Esquerra Republicana para el 25 de mayo, e incluso ofrecieron deshacerse de su socio histórico, Unió Democràtica, hasta ahora mucho más reacio al proceso soberanista. “Si hubiesen conseguido pactar una lista conjunta sería mucho más fácil ver el posicionamiento de la sociedad catalana en la consulta”, considera Marc Gafarot, Máster de Estudios Europeos a la London School of Economics y que actualmente trabaja como investigador sobre procesos secesionistas en el Centro Internacional de Documentación de Barcelona. “Lo que ahora importará es ver si la participación en Cataluña queda o no por debajo de la media española”.

La baja participación es, efectivamente, el gran temor que hay en el entorno de Artur Mas. El propio presidente catalán ha comenzado la campaña recordando que de poco servirán las grandes manifestaciones independentistas si luego esa movilización no se traslada a las urnas. La abstención en el conjunto de España en 2009 fue del 55,1%; en Cataluña fue casi nueve puntos superior, recuerda Joan Botella. Y eso que los partidos nacionalistas catalanes suelen presumir siempre del “gran europeísmo” de la sociedad catalana.

En CiU el temor es que la abstención aumente por dos motivos: el primero, porque en Cataluña, como en el resto de España, muchos ven a Bruselas como el motor de los recortes que han sufrido. Además, muchos soberanistas se desesperan ante las advertencias de la Comisión Europea sobre una salida de Cataluña de la UE en caso de independencia. Astrid Barrio cree que entre los nacionalistas pesarán más las ganas de demostrar el apoyo al proceso. “No creo que los independentistas se desanimen por los mensajes la Comisión Europea, más bien puede pasar lo contrario: los soberanistas serán los más movilizados”.

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El Partido Popular y Ciutadans han detectado esta movilización y ahora buscan seducir a los más contrarios a la independencia. El mensaje con el que la líder del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, ha iniciado la campaña no puede ser más claro: “Cada voto al PP hace que el proyecto de Mas se aleje y nos quite de España y de Europa”.

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