Hágase usted el tabaco, pero pague impuestos

La Agencia Tributaria cierra un local en Málaga que vendía hoja de tabaco y permitía que el cliente elaborase sus cigarrillos

Detalle de la máquina que el cliente alquilaba para procesar el tabaco.

Hacienda cerró un establecimiento en Málaga hace unas fechas, cuyo propietario trataba de eludir el pago de impuestos por un imaginativo procedimiento de venta de hojas de tabaco que se convertían en cigarrillos en poco más de un minuto. El tabaco es impuesto desde que nace, al menos para la Agencia Tributaria.

El establecimiento de Málaga ofrecía a sus clientes venta de hojas de tabaco agrícola en rama natural y sin elaborar. Se podían adquirir de distintos sabores y olores, "sin aditivos, sin conservantes, son colorantes..." como rezaba la publicidad del local. Junto a esta compra, y ...

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Hacienda cerró un establecimiento en Málaga hace unas fechas, cuyo propietario trataba de eludir el pago de impuestos por un imaginativo procedimiento de venta de hojas de tabaco que se convertían en cigarrillos en poco más de un minuto. El tabaco es impuesto desde que nace, al menos para la Agencia Tributaria.

El establecimiento de Málaga ofrecía a sus clientes venta de hojas de tabaco agrícola en rama natural y sin elaborar. Se podían adquirir de distintos sabores y olores, "sin aditivos, sin conservantes, son colorantes..." como rezaba la publicidad del local. Junto a esta compra, y ahí estaba el truco, el cliente firmaba un contrato de alquiler de una máquina elaboradora de tabaco que se encontraba en el mismo lugar, donde depositaba las hojas recién compradas...que se convertían en cigarrillos. El precio final de la operación era de 5,50 euros y el resultado 50 cigarrillos perfectamente elaborados, prensados y con su filtro correspondiente. Un precio libre de impuestos y muy competitivo (una cajetilla de 20 cigarrillos saldría a 2,20 euros). Era el cliente quien, en la máquina alquilada, hacía el proceso de transformación del tabaco en rama al cigarrillo.

Cartel anunciador en el establecimiento de Málaga.

    La máquina no era un aparato de pequeño tamaño. Tenía metro y medio de alto, 60 centímetros de ancho y 120 de alto y pesaba 120 kilos. La máquina alquilada tenía una capacidad de 25 cigarrillos por minuto. En el contrato de arrendamiento quedaba bien claro que el cliente no podía comerciar con los cigarrillos así obtenidos, que eran para su propio consumo.

La Agencia Tributaria procedió a incautar la máquina y a ordenar el cierre del establecimiento por considerar que se trataba de una "fabricación de cigarrillos no autorizada y que existe una infracción administrativa por contrabando". Porque, en lo concerniente al tabaco, hay pocas dudas: hay que pagar impuestos tanto si uno produce el tabaco y lo envía para convertir en cigarrillo para su propio consumo como si se vende el tabaco en hojas como un producto destinado a perfumar el ambiente, por poner un ejemplo. Todo sea porque del tabaco al cigarrillo el paso es muy sencillo: "El producto es susceptible de ser fumado tras una sencilla operación de picado que en modo alguno exige un proceso industrial y puede ser llevada a cabo perfectamente por el consumidor final”, explica la Agencia Tributaria. “Por consiguiente, es una labor del tabaco sujeta al Impuesto". Nadie se escapa al impuesto por mucha imaginación que emplee.

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