Las vacunas han evitado 154 millones de muertes en el mundo en medio siglo, pero la desconfianza pospandémica amenaza los avances

La inmunización rutinaria ha salvado a 146 millones de niños menores de 5 años, según la OMS, que alerta del repunte de los brotes de sarampión debido a un descenso de la cobertura vacunal

Taj Bibi, una abuela de 60 años, llevaba a vacunar en junio a su nieta recién nacida desde la aldea de Koza Kalmania, en el distrito de Sawki, al hospital del distrito, en Kunar, Afganistán.Azizullah Karimi (Unicef)

En los últimos 50 años, las vacunas han salvado la vida de 154 millones de personas, o lo que es lo mismo, 6 vidas cada minuto, o el equivalente a la población actual de Rusia, o el 10% de los habitantes de toda África. De ellas, 146 millones eran niños menores de cinco años, 101 millones de los cuales eran lactantes. El 60% del total de estas muertes evitadas, 94 millones, se deben a la vacuna contra el sarampión. Son los datos de un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentado este miércoles, que incide en que la mortalidad infantil se ha reducido sustancialmente desde 1974, año en el que el organismo lanzó el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), o EPI por sus siglas en inglés), para tratar de proteger a todos los niños de enfermedades como la difteria, el tétanos, el sarampión o la viruela, hoy erradicada. Sin embargo, la OMS alerta de que no se puede bajar la guardia, ya que desde la pandemia de covid se ha registrado un descenso de la cobertura vacunal no visto en décadas, debido en parte a la desinformación y la desconfianza.

Ann Lindstrand, jefa de la unidad del Programa Esencial de Inmunización (como se conoce ahora al PAI) de la OMS y coautora del estudio, explica que durante la pandemia, en cierta forma se “transfirió la desconfianza” que había respecto a las vacunas contra la covid hacia la vacunación rutinaria, un efecto que aún dura en la actualidad, lo que se suma a que los esfuerzos y recursos sanitarios se concentraron en combatir el coronavirus. Así, detalla, la cobertura de la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP, el indicador global de la cobertura vacunal), que en 2019 llegaba al 86%, cayó al 81% en 2021, y aunque ha experimentado cierta recuperación —el 84% en 2022—, no ha llegado a los niveles prepandémicos, dejando a 20,5 millones de niños expuestos a enfermedades prevenibles mediante vacunación. “Muchos países ya se han recuperado, pero muchos otros de renta baja y de África aún no han vuelto a los niveles [de vacunación] anteriores a la pandemia”, afirma Lindstrand, en videollamada desde Ginebra. Frente a la desconfianza, llama a “construir una confianza temprana en la vacunación y en la ciencia, comunicando en las escuelas su valor”.

El estudio destaca que la del sarampión es la inmunización que más ha contribuido a salvar vidas en todos los contextos, al evitar 94 millones de muertes, lo que la OMS cuantifica en 5.700 millones de años de vida. Sin embargo, desde el organismo de la ONU han expresado su preocupación por el repunte de brotes en todo el mundo, que va de la mano con la reducción de la cobertura vacunal durante la pandemia. En 2023, los casos aumentaron en un 79% respecto al año anterior, con brotes grandes en 51 países. La proporción de niños que habían recibido una primera dosis de la vacuna contra el sarampión en 2019 era del 86%, porcentaje que cayó al 81% en 2021. En 2022, había subido hasta el 83%, pero seguía por debajo del nivel prepandémico, con 22 millones de niños completamente desprotegidos de una enfermedad que, pese a parecer leve en los países desarrollados, “es muy contagiosa y mortal, y reaparece en cuanto se baja la guardia en cuanto a cobertura”, recuerda Lindstrand. Ese año se produjeron nueve millones de casos y 136.000 muertes por una infección que es “completamente prevenible”, ha subrayado por su parte Kate O’Brien, directora del Departamento de Inmunización de la OMS, en una conferencia de prensa virtual desde Ginebra. Aunque la desinformación y los movimientos antivacunas han jugado cierto papel en el descenso de la cobertura, O’Brien ha afirmado que la causa principal es la “falta de acceso de todos los niños en cada pueblo o aldea a los programas de vacunación”.

Según los datos del informe, la vacunación es directamente responsable del 40% de la caída de la mortalidad infantil a nivel global en el medio siglo analizado, porcentaje que llega al 52% en África. En 2024, un niño menor de 10 años tiene un 40% más de probabilidades de sobrevivir hasta su próximo cumpleaños, comparado con un escenario hipotético de no vacunación histórica. Esta mayor probabilidad de supervivencia se observa incluso hasta bien entrada la edad adulta. El estudio destaca que menos del 5% de los niños en todo el mundo tenían acceso a la inmunización rutinaria cuando se lanzó el PAI. Hoy en día, el 84% de los lactantes están protegidos con tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP). El estudio calcula que por cada vida salvada en este medio siglo, se ganaron de media 66 años de salud plena, lo que se traduce en 10.200 millones de años de plena salud ganados, es decir, los años ajustados en función de la discapacidad evitada. La prevención de la poliomielitis ha sido especialmente importante en cuanto a que estos años de vida se desarrollen sin discapacidad.

“A escala mundial, es en África donde queremos ver los mayores avances en las próximas dos décadas, porque están rezagados en cobertura en comparación con muchas otras regiones”, expone Lindstrand. “Y también existe el problema constante de llegar a las zonas más vulnerables del mundo, a las comunidades perdidas, a los llamados ‘niños de dosis cero’ porque nunca han recibido ninguna vacuna, siguen siendo demasiados”, añade. Para la pediatra y experta en salud pública, “invertir en atención primaria es realmente lo más difícil: necesitamos personal sanitario e instalaciones de atención primaria. Tenemos que tener la logística para que la vacuna pueda llegar. Y esto es especialmente difícil en África, donde el crecimiento de la población exige que se atienda a cada vez más niños”. Para aumentar la cobertura de inmunización, cuentan con socios como Unicef, que trabaja para distribuir vacunas hasta el último kilómetro, en comunidades remotas. El director asociado de Salud y jefe mundial de Inmunización de este organismo, Ephrem Tekle Lemango, ha llamado en la rueda de prensa a un futuro en el que “la infraestructura de atención primaria de salud que suministra estas vacunas sea lo suficientemente fuerte como para llegar a todas las personas que las necesitan”.

Esta semana se cumplen 50 años del calendario de vacunación rutinaria, desarrollado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que actualmente incluye 13 enfermedades, como la difteria, la poliomielitis, el tétanos o el sarampión. Se trata del Programa Esencial de Inmunización (Expanded Program Immunization, EPI), conocido como cartilla de vacunación. En los años previos, ya se habían empezado a desarrollar en algunos países campañas masivas para combatir enfermedades como la viruela, la polio o la tuberculosis. En la imagen, un médico noruego de la OMS hace la prueba de tuberculosis a un niño en el exterior de un mercado de Nueva Delhi (India), en 1956, con material médico suministrado por Unicef. Si el test resulta negativo, el niño puede ser vacunado contra esta enfermedad. Autor desconocido (UNICEF)
Dos enfermeras, una de ellas con uniforme militar, vacunan a varios niños en una zona rural sin determinar de México en 1951. El programa mundial de vacunación nacido en 1974, en colaboración con otros programas de salud pública, tenía el objetivo de garantizar un acceso equitativo a las vacunas para todos los niños del mundo, independientemente de su ubicación geográfica o situación socioeconómica. A lo largo de las últimas cinco décadas, el EPI ha logrado hitos históricos, como la erradicación de la viruela en 1980. La creación en 2000 de la Alianza Mundial para las Vacunas (GAVI, por sus siglas en inglés), de la que forman parte la OMS y Unicef, facilitó esa misión de lograr una cobertura vacunal universal.Autor desconocido (UNICEF)
Un grupo de niños en una escuela rural de Taiwán esperan su turno para recibir la vacuna de la tuberculosis, en 1954. Esta enfermedad infecciosa es la segunda más mortífera en el mundo, después de la covid-19. En 2022, por ejemplo, causó casi el doble de muertes que el VIH/sida. Hasta el día de hoy, la única vacuna disponible es la llamada BCG, de un siglo de antigüedad y que protege a neonatos y niños pequeños de formas graves de tuberculosis, pero no sirve para prevenir la tuberculosis pulmonar en adolescentes y adultos, que son los principales transmisores de la enfermedad. Autor desconocido (UNICEF)
Una niña es sujetada por su madre mientras una enfermera la vacuna, en el pueblo turco de Köskköy, durante la última ronda de una campaña nacional de vacunación masiva, en diciembre de 1985. Esta campaña, iniciada en septiembre, logró que más del 80% de los cinco millones de niños menores de cinco años del país fueran inmunizados contra enfermedades que causaban la muerte de unos 500 pequeños cada semana. La participación de las familias fue fundamental para este éxito. En la actualidad, las vacunas salvan cada año la vida de más de cuatro millones de niños, según datos de Unicef, pero 23 millones de menores en el mundo no cuentan con ellas. John Isaac (UNICEF)
Tregua en la guerra de El Salvador para vacunar niños, el 1 de febrero de 1987. En esta campaña de vacunación en Tenancingo, El Salvador, participaban conjuntamente el Ministerio de Salud salvadoreño y el Frente Farabundo Martí Para la Liberación Nacional (FMLN), enfrentados en un cruento conflicto interno que dejó más de 75.000 muertos. El Salvador, que en los dos años anteriores ya había contado con varios "días nacionales de tranquilidad" para que los niños pudieran recibir sus vacunaciones, alcanzó su meta de un 80% de inmunización contra seis enfermedades en 1990. Jose Baltazar, Diario Latino (UNICEF)
Un trabajador de la salud vacuna a una niña en una clínica del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la localidad de Shia Huang Lou, en la provincia china de Shanxi, en 1993. En un contexto mundial en el que aumenta la desconfianza acerca de las vacunas, el gigante asiático es una excepción, junto a países como India o México, según Unicef. El 95% de la población consideraba en 2022 que la inmunización infantil es importante. Del total de 55 países estudiados, en 52 disminuyó la confianza en las vacunas tras la pandemia de covid. ROGER LEMOYNE (UNICEF)
Transporte de vacunas en Shah Saleem (noroeste de Pakistán) en 2001. Los transportistas, afganos, se disponían a cruzar la frontera hacia Afganistán con las vacunas, protegidas en cajas de metal refrigeradas y proporcionadas por Unicef. El recorrido a caballo, de dos días, incluía tramos a más de 4.000 metros de altitud. Una vez en Afganistán, las vacunas viajaban en vehículos hasta la ciudad de Faizabad, en el noreste del país.SHEHZAD NOORANI (UNICEF)
La trabajadora de salud comunitaria Daw San Yee vacunaba a un niño contra la polio en el pueblo de Kan Thar Yone, en el Estado de Chin, en Myanmar, en 2004. En ese año, las mujeres y niños que vivían en las áreas remotas del país tenían un acceso limitado a los servicios más básicos. La tasa de mortalidad de los menores de cinco años en todo el país se estimaba en 107 por 1.000 nacimientos. Las causas principales de muerte infantil eran la diarrea, las infecciones respiratorias agudas y la malaria, agravadas por la malnutrición.Shehzad Noorani (UNICEF)
Un trabajador sanitario pintaba el dedo a una niña que acaba de ser vacunada durante una campaña contra el sarampión y la polio en Hagadera, uno de los tres principales campos de refugiados cerca de la ciudad de Dadaab, en el noreste de Kenia, en 2011. Los refugiados, que escapaban de la inestabilidad y la sequía en Somalia, eran particularmente vulnerables a enfermedades al llegar debilitados y no haber sido vacunados antes.Siegfried Modola (UNICEF)
Un refrigerador lleno de vacunas almacenadas en un centro de salud materno-infantil gestionado por un socio de Unicef, Swiss-Kaalmo, en Baidoa, en la región somalí de Bay, en noviembre de 2015.Sebastian Rich (UNICEF)
Una niña recibía la vacuna oral contra la poliomielitis, una enfermedad paralizante y muy infecciosa, el 22 de septiembre de 2020 en Rawalpindi, Pakistán. La iniciativa para hacer desaparecer la polio se puso en marcha en 1988 y, desde entonces, los casos se han reducido en un 99%. Pakistán y Afganistán son los dos únicos países del mundo donde la enfermedad sigue siendo endémica. En Pakistán, la campaña de septiembre de 2020, a la que pertenece la foto, tuvo lugar tras una pausa de seis meses por la pandemia de covid. Unos 39 millones de niños menores de cinco años fueron vacunados.SYED MEHDI BUKHARI (UNICEF)
Una enfermera ecuatoriana, Bridgith Freire, viajaba en una lancha hacia la comunidad de Santa Bárbara (Ecuador) en 2023 para participar en una campaña de vacunación. Sin esta visita, los habitantes de esta localidad kichwa de difícil acceso en el cantón Tena, en la Región Amazónica, necesitarían más de medio día de viaje para llegar al centro de salud más cercano. Para mantener la cadena de frío en territorios como este, la enfermera usaba un portavacunas donado por el Gobierno de Japón y gestionado por Unicef. MISHA VALLEJO PRUT (UNICEF)
Varios niños enseñaban sus cartillas de vacunación durante una campaña contra el cólera en escuelas de la ciudad de Lichinga (provincia de Niassa, Mozambique). La iniciativa contra la enfermedad diarreica aguda y potencialmente mortal en este país africano, organizada entre febrero y marzo de 2023 por el Ministerio de Salud, Unicef y la OMS, inmunizó a más de 700.000 niños. Mozambique, como otros países africanos, sufre un brote de cólera agravado por las inundaciones y la escasez de vacunas. Según el último informe de la OMS, el mundo ha registrado casi 790.000 casos desde principios de 2023 y más de 5.500 muertes. Este mes de abril, la OMS aprobó una nueva vacuna oral contra el cólera que podrá acelerar y abaratar la producción de suministro. Ricardo Franco (UNICEF)
Un bebé recibía la vacuna contra el rotavirus, una enfermedad vírica que causa diarrea, en Kuvamiti (Islas Salomón) en mayo de 2023. En 2021, el número de pequeños sin ningún tipo de inmunización en el mundo aumentó y llegó a 18,2 millones. En 2020 fueron 16,5 millones y en 2019 13,3, según el último informe de Unicef. Los organismos internacionales y los gobiernos llaman a estos niños “cero dosis”, y el objetivo de la comunidad internacional es que en 2030 solo representen 6,6 millones, es decir, la mitad que en 2019.NEIL NUIA (OMS / UNICEF)
La trabajadora de la salud Hafsat Mikauli, que administra vacunas de la polio, marcaba el dedo de una niña inmunizada con un rotulador en Makurdi Gagi (Estado de Sokoto, Nigeria), el 29 de febrero de este año. Mikauli, de 30 años y madre de cuatro hijos, explica a las comunidades los beneficios de la vacunación, a menudo usando a su bebé de un año como ejemplo de la importancia de prevenir enfermedades. DAVID BOMAN (UNICEF)

El informe, que se publicará en la revista médica The Lancet, conmemora el medio siglo del programa que estableció el calendario vacunal, y trata de cuantificar el impacto de la vacunación contra 14 patógenos (difteria, Haemophilus influenzae tipo B, hepatitis B, encefalitis japonesa, sarampión, meningitis A, tos ferina, enfermedad neumocócica invasiva, poliomielitis, rotavirus, rubéola, tétanos, tuberculosis y fiebre amarilla) incluidos en el mismo en la salud pública mundial y regional desde su inicio, utilizando un conjunto de modelos matemáticos y estadísticos. Para ello, los autores calcularon la mortalidad y la morbilidad evitadas para cada cohorte de edad en relación con un escenario hipotético de no vacunación histórica, y utilizaron estos resultados para estimar la contribución de la vacunación al descenso mundial de la mortalidad infantil.

“Las vacunas están entre los inventos más poderosos de la historia, convirtiendo enfermedades que antes eran temidas en prevenibles”, ha valorado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, durante la conferencia de prensa. “Gracias a las vacunas, la viruela ha sido erradicada, la polio está a punto, y con el desarrollo más reciente de vacunas contra enfermedades como la malaria y el cáncer de cuello uterino, estamos haciendo retroceder las fronteras de la enfermedad. Con investigación, inversión y colaboración continuas, podemos salvar millones de vidas más hoy y en los próximos 50 años”, ha declarado. La presentación se ha hecho coincidir con el inicio de la Semana Mundial de la Inmunización (del 24 al 30 de abril), durante la cual, la OMS, Unicef, Gavi (la Alianza para la Vacunación) y la Fundación Bill y Melinda Gates han presentado Humanamente posible, una campaña conjunta de comunicación que hace un llamamiento a los líderes mundiales para que promuevan, apoyen y financien las vacunas y los programas de inmunización.

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