Camerún sufre con las temperaturas extremas de ‘El Niño’: “Vivo aquí desde hace 15 años y nunca había pasado tanto calor”
Los habitantes del país africano se sobreponen como pueden a las altas temperaturas que experimentan desde noviembre, causadas por la combinación del cambio climático y este fenómeno
Desde hace tres meses, Marie-Flore Ayissi, un ama de casa que vive en Yaundé, la capital política de Camerún, duerme tapada con solo un ligero trozo de tela. Para esta madre lactante de 31 años, es la única opción que le queda para hacer frente a las olas de calor. Cuando empieza a caer la tarde, Ayissi se sienta a las puertas de casa con su hijo de 11 meses para tomar un poco de aire fresco. “No es normal”, protesta esta madre de dos niños en una conversación por mensaje. “Hasta mis hijos prefieren dormir desnudos a pesar de los muchos mosquitos que hay. Vivo en Yaundé desde hace 15 años, y nunca había pasado tanto calor”. Ayissi cuenta que su marido pasa las noches en el suelo, en lugar de en la cama matrimonial, para tener algo de aire.
Desde noviembre, Camerún sufre días muy calurosos y noches frías en el norte del país, y temperaturas anormalmente altas tanto de día como de noche en las regiones del sur. El Observatorio Nacional del Cambio Climático atribuye los nuevos fenómenos meteorológicos extremos a El Niño, un patrón climático que hace que las temperaturas de la superficie del agua en las áreas tropicales del Pacífico aumenten. Camerún está situado en los trópicos del centro y el oeste de África, con dos grandes zonas climáticas: un clima ecuatorial y subecuatorial en el sur, y un clima tropical en el norte. Con una superficie aproximada de 475.442 kilómetros cuadrados y una población de unos 27 millones de habitantes, presenta una larga estación lluviosa que va desde marzo hasta octubre, y una estación seca, desde noviembre hasta marzo.
Camerún está particularmente expuesto al cambio climático: sus territorios por el norte se adentran en el Sahel y están cada vez más afectados por la desertificación, mientras que las zonas costeras por el suroeste están amenazadas por el aumento del nivel del mar. Según el Observatorio Nacional del Cambio Climático (ONACC por sus siglas en francés), la situación geográfica del país hace que se encuentre “muy expuesto” a peligros relacionados con el clima.
Las agencias meteorológicas internacionales ya advertían el año pasado de que el fenómeno de El Niño se endurecería y seguiría calentando el planeta hasta, al menos, este mes de abril. El principal responsable del aumento global de la temperatura es el calentamiento de origen antropogénico —es decir, inducido por los gases de efecto invernadero que el ser humano emite al quemar petróleo, gas y carbón, fundamentalmente—, pero otros factores también influyen, como El Niño.
El Observatorio Nacional del Cambio Climático de Camerún también pronosticó anteriormente que este año se producirían olas de calor sin precedentes en Camerún, en comparación con las registradas en 1982 y 1983, causadas por El Niño. Patrick Mbomba Forghab, director general adjunto del Observatorio, señala por teléfono que la región del Extremo Norte de Camerún, que él ha visitado para evaluar la vulnerabilidad de la población y su capacidad de adaptación al cambio climático, está “ardiendo” de calor. “Ninguna región del país es inmune. Es posible que asistamos a muchos fenómenos climáticos extremos en los próximos días. Esto no tiene precedentes”, advierte.
Es posible que asistamos a muchos fenómenos climáticos extremos en los próximos días. Esto no tiene precedentes”Patrick Mbomba Forghab, director general adjunto del Observatorio Nacional del Cambio Climático de Camerún
Suiven John Paul Tume, profesor titular del Departamento de Geografía y Planificación de la Universidad de Bamenda (Camerún), explica: “Se ha producido un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero a escala mundial y local, y en este periodo de transición, el efecto invernadero se ve potenciado por la formación de nubes de lluvia. Este fenómeno genera un estrés térmico que afecta a todo el mundo”. E insiste en que el fenómeno no es exclusivo de Camerún, ya que atraviesa África tropical, el sudeste de Asia y Latinoamérica. El nuevo fenómeno climático, apunta, es también consecuencia de la deforestación y de la contaminación. “La eliminación de árboles significa que se retiene más carbono en la atmósfera, lo que potencia el efecto invernadero local y eleva las temperaturas superficiales y atmosféricas locales”, explica.
Agua y ventiladores
El Niño también provoca estrés hídrico en Camerún, lo que ha provocado un drástico descenso de las aguas superficiales y subterráneas. “Muchas comunidades están sin agua”, afirma el geógrafo Suiven John Paul Tume. “También se crean condiciones favorables para la cría de mosquitos y la propagación de algunas enfermedades como la malaria”. Forghab comenta que la mayoría de los arroyos de la región del Extremo Norte de Camerún se han secado y que los niños utilizan ahora el lecho acuífero como campo de juego. “Hasta ese punto está sufriendo el medio ambiente”, se lamenta el analista del cambio climático. Le preocupa que un “suelo excesivamente árido” dificulte las actividades agrícolas. “Es probable que se produzca una migración de la fauna salvaje de los parques, puesto que ya no tiene agua que beber ni comida que ingerir. Esto creará conflictos entre el hombre y la fauna. Tampoco podemos descartar la posibilidad de conflictos entre comunidades o entre agricultores y pastores”, añade.
Los cameruneses tienen muchas historias que contar sobre el nuevo fenómeno climático y su impacto en la vida cotidiana. En una tarde de viernes parcialmente nublada en Yaundé, Pascale Archille, trabajador del Estado, entrecierra los ojos bajo el sol inclemente, con una temperatura que alcanza los 30 grados. No se siente con fuerzas ni para hablar. “Me veo obligado a beber mucha agua, al menos dos litros cada día”, cuenta. El hombre, de 44 años y padre de cuatro hijos, prosigue: “Ahora duermo con el ventilador encendido, pero sigo sintiendo el calor”. Además, usar constantemente este aparato supone un aumento de la factura de la luz, se queja. Austencia Abengho, residente en la capital económica del país, Duala, situada en la costa y conocida por su clima cálido, detalla en una conversación telefónica: “Ahora me muevo con una botella de agua que bebo de vez en cuando, y me aseguro de comer mucha fruta”. Esta mujer de 40 años, madre de cuatro hijos y profesora de primaria, asegura que sus hijos han estado en tratamiento por las erupciones cutáneas causadas por las altas temperaturas. “Hay días que duermo en el porche porque no puedo aguantar el calor, sobre todo cuando no hay electricidad para poder usar el ventilador”, remacha.
Las insoportables olas de calor en Camerún han provocado un aumento exponencial de la demanda —y del precio— de los aparatos de climatización, como los ventiladores eléctricos. Esto hace la vida más difícil a muchos cameruneses, que experimentan un aumento del coste de vida a causa de los recientes recortes en las subvenciones a los combustibles. “Antes, apenas conseguíamos vender cinco ventiladores al día. Ahora vendemos más del triple, al menos 16. Y su precio ha aumentado en torno a un 25%”, afirma Lionel Ngalo, comerciante de una tienda de propiedad china en el mercado Acacia de Yaundé.
Felix Ngwa vive en Tiko, una lejana localidad del suroeste de Camerún. “Todos los tejados y hojas están cubiertos de polvo. La gente lo inhala y tose constantemente”, cuenta este albañil de 42 años, padre de tres hijos, en una conversación telefónica, en la que se queja de la debilidad que provoca el trabajo duro bajo el sol. Forghab, del Observatorio Nacional del Cambio Climático, corrobora que el calor excesivo ha traído consigo problemas como hemorragias nasales, sequedad de labios, fatiga general, dolor de cabeza y deshidratación. “Hay situaciones en las que se pueden contraer infecciones pulmonares. Al estar todo tan seco, en la atmósfera hay mucho polvo en partículas que, al ser inhaladas, pueden causar infecciones, tos y resfriados comunes”, explica.
Xaverie Flora Ndambele, médico generalista del distrito sanitario de Efoulan, en Yaundé, añade: “Recibimos todos los días desde simples erupciones cutáneas hasta infecciones por hongos y picores. Normalmente, les pedimos que se mantengan hidratados y que lleven ropa de algodón, que absorbe el calor y causa menos alergias. También que se bañen al menos dos veces al día, por la mañana y por la noche”. Las puertas y ventanas del hospital se mantienen constantemente abiertas para garantizar la ventilación adecuada y se usan sábanas de algodón para minimizar el impacto del calor en los pacientes.
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