Romper moldes en Somalia con un periodismo hecho solo por mujeres
‘Bilan’, un medio en el que solo trabajan informadoras, ha creado desde abril de 2022 un nuevo panorama periodístico en el país africano, con la publicación de temas que se salen de los caminos marcados por la prensa tradicional, dirigida por hombres
“Cuando era una niña, mi abuela tenía una radio pequeña en la que oía la BBC. Comencé a escuchar los programas con ella y sentí que yo también quería ser periodista, hablar con la gente e interesarme por sus historias”, recuerda Fathi Mohamed Ahmed. De aquello hace 20 años y el camino no ha sido fácil, tanto que cuando llegó la hora de ir a la universidad, esta joven mintió a sus padres y les aseguró que estaba estudiando informática, cuando en realidad iba a clases de periodismo. “En mi casa pensaban que una chica no podía ser reportera, no era algo aceptable. Pero terminaron descubriendo la verdad y hoy respetan mi vida e incluso sienten orgullo”, agrega la actual redactora jefe de Bilan.
Hace exactamente 12 meses que seis periodistas, todas menores de 30 años, informan con una mirada nueva sobre lo que ocurre en Somalia, abordan temas que los medios tradicionales habían dejado de lado y rompen moldes en un lugar, donde, por razones culturales y religiosas, muchas personas piensan todavía que contar el mundo no es un oficio para mujeres. “Los medios somalíes tradicionales se centran en la política y en el conflicto. Pero hay muchas más noticias y nosotras vamos a por ellas. Además, como somos mujeres, tenemos una perspectiva distinta y un acceso privilegiado a las vidas y opiniones de nuestras amigas, hermanas y madres, que nos ayuda a sacar a la luz algunos temas tabú”, afirma Ahmed, de 27 años, en una videoconferencia desde Mogadiscio.
En este año, Bilan se ha centrado en artículos sobre violencia doméstica, reclusas, niñas que se convierten en madres, enfermedades y vacunaciones, adicciones a las drogas en las mujeres o VIH, algunos de ellos publicados o citados por medios internacionales, entre ellos este diario. Y sus periodistas también han tratado, a través de las mujeres o los niños, los problemas más acuciantes, como la sequía, el hambre, la subida de los precios y el conflicto armado que sacude el país desde hace tres décadas y que ha obligado a casi cuatro millones de ciudadanos a huir de sus casas debido a la violencia de las milicias yihadistas.
“Pero ser reportera en Somalia no es fácil, mucha gente piensa, influida por la religión, que el lugar de la mujer está en casa y que el periodismo no es un ámbito seguro, porque trabajas con hombres y puedes ser acosada. Yo estaba contratada por un medio tradicional y cuando vi que se buscaban mujeres periodistas para construir una redacción 100% femenina no lo dudé. Bilan es una plataforma diferente, una aventura inédita”, afirma la redactora jefe. “Y además, el salario llega puntualmente cada fin de mes, algo que en este país no es tan normal”, ríe.
En su primer año de andadura, Bilan ha derribado tabúes sobre el trabajo de las mujeres y ha arrojado luz a temas que no se habían tratadoSophie Kemkhadze, del PNUD
Casada y madre de tres niños, el más pequeño de tres meses, Ahmed comenzó a trabajar en esta redacción al inicio de su tercer embarazo, en un país en el que “lo más normal sería quedarse en casa cuidando a los pequeños”. “En otro medio de comunicación habría perdido mi trabajo o, en el mejor de los casos, me habrían guardado el puesto, pero no habría recibido ningún salario. Por primera vez he tenido una baja maternal: tiempo para ocuparme de mi bebé y sueldo”, celebra, explicando que su marido, también periodista, apoya totalmente que siga trabajando.
Decidir qué, cuando y cómo
Bilan, que en somalí significa “brillante” y “claro”, está financiado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tiene su sede en las oficinas de uno de los grandes medios del país, Dalsan Media Group, que proporciona un espacio seguro de trabajo para las reporteras y una plataforma de distribución de sus contenidos de televisión, radio y artículos para su página en internet, pero las periodistas mantienen un control editorial total. “Deciden qué van a cubrir, cuándo y cómo. Por primera vez en Somalia, ellas tienen el control de las historias que cuentan”, se felicita el medio en su web.
Según Sophie Kemkhadze, representante adjunta del PNUD en Somalia, “en su primer año de andadura, Bilan ha derribado tabúes sobre el trabajo de las mujeres y ha arrojado luz a temas que no se habían tratado”. “Son historias fundamentales para reducir el estigma e impulsar cambios políticos que han llegado a millones de personas, mostrando que las somalíes pueden competir en los niveles más altos del periodismo”, declaró a este diario.
Bastan algunos minutos de conversación para sentir el entusiasmo y la ilusión por el oficio de las periodistas de Bilan, conscientes de protagonizar un cambio tan importante como inesperado en el panorama informativo de su país. Pero su complicado día a día puede asfixiar esa energía. Las reporteras detallan que cuando salen a la calle a grabar un tema o a participar en una rueda de prensa, muchas veces no son bien recibidas, las fuentes no quieren darles declaraciones o no las toman en serio. “A menudo nos ordenan que nos pongamos en el fondo de la sala donde se celebra el acto, desde donde es imposible grabar o tomar un buen sonido”, explica Kiin Hasan Fakat, otra de las reporteras de Bilan.
Fakat lamenta que mucha gente no entienda que Bilan “es una oportunidad para el periodismo de Somalia en general”. La joven, de 26 años, huyó del hambre y la violencia siendo una niña. Su familia cruzó desde el sur de Somalia a Kenia, donde vivieron en el inmenso campo de refugiados de Dadaab, en el que parte de sus allegados reside hasta hoy. “Ellos están muy orgullosos de mí”, afirma esta reportera, que antes de entrar a formar parte de Bilan trabajó para una radio y otros medios locales y es muy activa en grupos de periodistas mujeres de Somalia.
Ser reportera en Somalia no es fácil, mucha gente piensa, influida por la religión, que el lugar de la mujer está en casa y que el periodismo no es un ámbito seguroFathi Mohamed Ahmed, redactora jefe de Bilan
Para los meses venideros, el plan de las periodistas de Bilan es tener corresponsales en diversas regiones en Somalia para saber qué ocurre en esos lugares remotos del país, un plan que el PNUD secunda. “Esperamos ver a Bilan convertido en el principal medio de comunicación para el periodismo de investigación de calidad en Somalia. El proyecto va a ampliar para llegar a más mujeres periodistas en otras partes del país, ofrecerá oportunidades para que las periodistas somalíes trabajen con colegas de otros lugares del mundo, así como subvenciones para que produzcan reportajes de investigación”, afirma Kemkhadze.
El PNUD se refiere a los periodos de formación, a distancia o presenciales, y a las mentorías junto a mujeres periodistas de experiencia y prestigio que se han organizado desde que el medio comenzó a funcionar. En este momento, dos periodistas recién diplomadas están haciendo prácticas en la redacción, gracias a becas de seis meses que se conceden a estudiantes de dos universidades de Mogadiscio. “Si no se hubiera creado Bilan, este tipo de periodismo no podría existir en Somalia”, concluye Fakat.
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