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La superstición que condena a muerte a niños etíopes

Varias tribus del Valle del Omo, en el sur de Etiopía, matan a niños que consideran malditos y portadores de desgracias para la aldea. Un orfanato y otras ONG quieren terminar con esta creencia

Mujer karo en el poblado de Korcho. Muchas veces los progenitores de los niños 'mingi' esconden a sus hijos en el bosque tratando de evitar el sacrificio al que están destinados, otras son ellos mismos los que deben ejecutarlos cumpliendo los designios del consejo de ancianos de la aldea.Enrique Vaquerizo
Niños de la etnia bannas del Valle del Omo. Realizar números de circo junto a las carreteras en busca de propinas se ha convertido en una práctica habitual para muchos chicos de esta zona. Los pueblos de esta región presentan un bajo índice de escolarización debido a la pobreza, la dificultad de acceso a los educativos y las barreras culturales, y muchas tribus en el Valle del Omo mantienen un estilo de vida ganadero y nómada, lo que dificulta el acceso a la escuela.Enrique Vaquerizo
Joven hamer se prepara para la ceremonia del Ukuli Bala o Salto del Toro, que se realiza durante el mes de septiembre, al final de las cosechas. A los jóvenes que cumplen la mayoría de edad no se les permite casarse hasta reunir el dinero suficiente para la dote y haber superado con éxito la ceremonia. Si tienen hijos antes, estos serán considerados 'mingi' y, por tanto, en muchos casos estarán condenados a morir o a ser perseguidos.Enrique Vaquerizo
Hombres maduros parientes del iniciado colocan la fila de toros. Cada joven debe saltar la fila cuatro veces sin caerse para completar con éxito la ceremonia. Si fracasa tiene al menos otra oportunidad de intentarlo.Enrique Vaquerizo
Miembros del poblado seleccionan cuidadosamente los toros que participarán en la ceremonia. Los hamer son hoy uno de los grupos numerosos del Valle del Omo, con una población que según diversas estimaciones oscila entre los 35.000 y 50.000 miembros.Enrique Vaquerizo
Uno de los aspectos más polémicos de la ceremonia del Salto del Toro es el hecho de que las mujeres hamer casadas se hagan azotar por los hombres de la aldea. Las heridas son exhibidas con orgullo como símbolo de fidelidad y resistencia al sufrimiento lo que, según sus creencias, refuerza su valía como esposas. Enrique Vaquerizo
Muchas agencias de viajes ofrecen visitas al Valle del Omo. La presencia de turistas provoca que haya etnias que estén cambiando sus tradiciones y hábitos estéticos, exagerándolos o deformándolos para impresionar al visitante.Enrique Vaquerizo
Poblado de Korcho, el principal de la etnia karo a la que pertenece Lale Labuko, el director del orfanato Omo Child. Los karo son un pueblo tradicionalmente ganadero, que hace tiempo perdió sus rebaños ante los ataques de la mosca tsé tsé. Están hoy asentados a orillas del río Omo y se dedican a la pesca y a la agricultura. Junto a los hamer y a los bannas son las únicas etnias de la región que mantienen la superstición 'mingi'.Enrique Vaquerizo
El Valle del Omo es un auténtico crisol de culturas, un paraíso para antropólogos en el que una docena de tribus conservan a duras penas sus costumbres ancestrales. Ancladas a su territorio y forma de vida, hoy sufren los conflictos y las paradojas que provoca el mundo moderno y el desarrollo de Etiopía. La construcción de obras hidroeléctricas o la implantación de empresas azucareras chinas son algunas de las amenazas que amenazan con expulsarlas de sus tierras.Enrique Vaquerizo
James, Moisés, Rony y Gogo son niños 'mingi'. Iban a ser sacrificados en sus poblados, de la etnia hamer, y han sobrevivido desde que eran muy pequeños en el orfanato Omo Child. Hoy, ya rozando la mayoría de edad, planean estudiar en la universidad gracias a las becas que ofrece el centro que les acogió siendo niñosEnrique Vaquerizo
Hombres de la etnia karo del poblado de Korcho, junto al río Omo. Algunas veces el consejo de ancianos delibera si el niño considerado como 'mingi' puede ser perdonado, consultando los intestinos de una cabra. Pero cuando estos dan una respuesta negativa su decisión es que debe ser eliminado por el bien de la tribu.Enrique Vaquerizo
Lale Lakubo fundador del orfanato Omo Child, supo de pequeño que sus hermanas mayores habían sido declaradas 'mingi' y fueron sacrificadas. Esa revelación le impulsó a crear el centro, que 15 años después de su fundación, ha acogido a más de un centenar de niños que hoy tienen una nueva oportunidad.Enrique Vaquerizo
Mujeres de la comunidad hamer en el pueblo de Turmi. Estas mujeres poseen algunas características estéticas particulares como el peinado con trenzas y pigmentos naturales. En muchos casos sufren prácticas como la mutilación genital femenina, aunque el gobierno etíope está tratando de eliminarlas.Enrique Vaquerizo
Además de orfanato, el Omo Child también es un colegio para varios centenares de alumnos de la ciudad de Jinka, el centro urbano más importante del Valle del Omo.Enrique Vaquerizo