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Cultura andina y psicología se unen en la Casita de Picaflores

Este centro en una comunidad remota al sureste de Perú ayuda a la infancia a superar la pérdida de seres queridos y otros traumas a través de distintas técnicas que fucionan la cosmovisión indígena con la terapia tradicional

Natalie Fernández
Urquillos (Perú) -
El 'SandPlay' (juego de arena en inglés) es una técnica psicológica desarrollada en los años cincuenta que consiste en jugar con miniaturas y arena para expresar emociones a través de las creaciones. Natalie Fernández
En el centro de terapia psicológica La Casita de los Picaflores, en Urquillos (Perú), el equipo de profesionales emplean el 'SandPlay' para tratar a sus pacientes; también la escritura de cartas. En la imagen, una misiva que un niño le ha escrito a su abuela, quien falleció poco antes de que naciese. Natalie Fernández
La arena sirve de lienzo sobre el que se colocan figuras de miniatura o textos para que los niños expresen sus emociones más profundas, a veces, difíciles de exteriorizar para los que sufren situaciones familiares complejas.Natalie Fernández
Un 'trenecito' de alegría en la Casita de los Picaflores. La manera de participar de los niños en este centro psicológico mejora su talante y estado de ánimo.Natalie Fernández
El 'SandPlay', combinado con la cosmovisión andina, logra que las emociones de los niños que acuden al centro salgan a la luz. Natalie Fernández
Elegir las miniaturas con las que se va a crear una escena en la arena es un proceso difícil. La mayoría duda, cambia, avanza y retrocede, ya que la elección final es crucial.Natalie Fernández
La muerte para los niños de Urquillos no es algo tan extraño. La procesan y la entienden. En esta zona de Perú, el Día de los Muertos es también el de los vivos.Natalie Fernández
Giselle Silva, la directora de la Casita de los Picaflores, juega con la arena del 'SandPlay'. “El solo hecho de sentirla entre las manos es parte del juego”, explica.Natalie Fernández
El 'munay' (amor en quechua) es parte de la filosofía de vida de los pueblos del Valle Sagrado y que el centro psicológico ha incorporado a su metodología. En la imagen, se puede ver la palabra escrita en la parte derecha de la pared.Natalie Fernández
Las figuritas que se utilizan en el 'SandPlay' de la Casita de los Picaflores representan animales, plantas y construcciones propias de la zona. De tal modo que los niños que acuden a los talleres del centro no se sienten extraños al contar sus experiencias a través de estos objetos. Natalie Fernández
Los animales forman parte fundamental de la experiencia de los niños que acuden a la Casita de los Picaflores. Son parte de la familia, de la experiencia diaria y del vivir de toda la localidad.Natalie Fernández
En Urquillos, como en otras comunidades, se dan casos de violencia familiar y maltrato infantil. Pero, hasta la instalación de la Casita de los Picaflores, los vecinos no sabían que existía la posibilidad de recibir terapia para mejorar la salud mental. Natalie Fernández
Pese a los esfuerzos del Ministerio de Salud, ocho de cada 10 peruanos que necesitan atención para su salud mental no la reciben, según datos de la Defensoría del Pueblo. La región de Cusco, donde está Urquillos, carece de un Plan Regional de Salud Mental actualizado. Natalie Fernández
El centro también atiende a pacientes adultos, pero sobre todo realiza talleres con niños y adolescentes cada semana utilizando el 'SandPlay'. En 2022, trabajó con 61 pequeños de entre 3 y 12 años.Natalie Fernández
Soñar, imaginar, sentir y hasta volar imaginariamente pueden ser parte de la sanación. Alexander, un niño muy frágil, lo hizo imaginando que era un águila.Natalie Fernández
Un cofre que se usa para crear escenas mediante el 'SandPlay'. Dentro de él se guardan con cariño las emociones que se comparten.Natalie Fernández
Un niño toca un triángulo para indicar que una de las sesiones ha terminado. La participación de los más pequeños es fundamental para que la experiencia sea compartida.Natalie Fernández
La Casita de los Picaflores se fundó en Urquillos en 2022. Tanto los niños como los padres y las autoridades han descubierto los beneficios de contar con un espacio donde se cuida la salud mental. Natalie Fernández